jueves, 20 de septiembre de 2007

"Se diagnostica una avalancha incontenible de pacientes diabèticos".



Obra de la pintora española, Remedios Varó.



Diálogo con el Prof. Doctor Maximino Ruiz, una figura de renombre en el área clínica y científica, considerado uno de los mejores diabetólogos latinoamericanos. Complacencias y desventuras de una patología, de alta prevalencia, de la que se presume una explosión de enfermos, en 10 años, y aún no ha sido - tan siquiera - reconocida como especialidad dentro de la Medicina.

Por: Juan Carlos Rivera Quintana
Para la Revista Ahora, la Salud.


Próximo a partir para Copenhague (Dinamarca), con el propósito de asistir al 42 Congreso Europeo de Diabetes (13 al 18 de septiembre) y con todas las expectativas del reencuentro con sus profesores y compañeros de aulas, con los que compartió, hace unos 30 años, en ese país, al Dr. Maximino Ruiz - uno de los diabetólogos más prestigiosos de nuestro país y de América latina - un brillo de alegría y de eterna juventud le chispea en los ojos. Sabe que en Dinamarca encontrará a sus más queridos compinches de aula teóricas y prácticas de laboratorio de Medicina Clínica y eso lo llena de regocijo y carcomillas. No le importa para nada las casi 20 horas de vuelos y los tránsitos y esperas extenuantes por aeropuertos internacionales. Tiene más de 65 años, pero por su agilidad, prosapia y bonhomía aparenta hoy la de un hombre 25 años más joven. Es la clara estirpe del caballero porteño, de esmerada educación y cuidada prestancia.

Conversamos con el experto, quien se jubiló hace poco tiempo de algunas tareas médicas, pero sigue trabajando como Profesor titular consulto de la 7ma. Cátedra de Medicina Interna de la Universidad de Buenos Aires y se desempeña, además, como consultor de Diabetes en el Hospital de Clínicas “Dr. José de San Martín”, ubicado en Buenos Aires. La charla tiene lugar en su consultorio privado, en Caballitos, donde sigue recibiendo a sus pacientes de toda la vida y hablándoles como si fuera uno más de su familia. Nuestro interlocutor tiene una biografía extensa, en la que se destacan su rol de fundador y presidente de la Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALADI), en 1970; su trabajo como director fundador de la Revista Latinoamericana de dicha especialidad y su quehacer al frente de la Asociación Argentina de Diabetes, entre 1983-84. Por todo y su capacidad profesional es un científico querido y respetado por sus pares en la región. Recientemente, recibió el diploma de “Líder de Opinión”, que otorga la Asociación de Diabetes de Estados Unidos, a las figuras cuya trayectoria y voz sean destacadas y hayan hecho aportes a la especialidad, convirtiéndose así en el primer latinoamericano en recibir tan alta distinción.

Entre sus líneas de investigación se destacan genética y diabetes; nuevas formas clínicas de la enfermedad; la pre-diabetes y la prevención. En la actualidad, realiza estudios experimentales sobre la prevención de la nefropatía diabética y algo de esas valoraciones va a presentar en el evento dinamarqués. Me explica, haciendo uso de sus grandes dotes pedagógicas, que la nefropatía diabética se produce porque los niveles altos de glucosa en sangre dañan un conjunto de numerosísimos ovillos microscópicos de capilares arteriales sanguíneos, que se encuentran en el riñón, denominados glomérulos, cuya función es filtrar la orina para eliminar los desechos del cuerpo.

-¿Cómo llega a la medicina y por qué se decide por la Diabetes?
“Llegué a la Medicina por vocación; desde muy pequeño ya me interesaba. Decidí hacer la especialidad de Diabetes porque tuve la suerte de encontrarme con un amigo increíble: el Dr. Félix Ernesto Puchulu, que hemos perdido físicamente hace unos meses. Él fue mi gran maestro y excelente camarada. Yo tuve la suerte de hacer el colegio secundario en el Nacional Buenos Aires y esta institución me dio una impronta muy fuerte para tomarle el gusto al estudio; eso me ayudó enormemente. Después entré en la Medicina y me recibí de médico, en 1961. En ese momento yo quería hacer Clínica Medica y entonces busqué cuáles eran los mejores clínicos que existían en ese momento, pues siempre me interesó la excelencia y quería estar en el mejor lugar. En esa época había dos clínicos muy renombrados: los profesores Egidio Massei y Alfredo Lanari. Fui a escuchar las clases de los dos expertos y me decidí por empezar con el primero por su forma de enseñar y de encarar la medicina. El era un clínico brillante, que le daba mucha jerarquía a los aspectos éticos también. Simultáneamente conocí al profesor Félix Puchulu, que era el padre de mi compañero y amigo, un excelente profesor que me enseñó los aspectos humanitarios de le Medicina. Yo atendía a domicilio a sus pacientes particulares, junto con Félix Ernesto, su hijo. Ahí fui adentrándome en la Medicina y empecé a hacer investigaciones con Félix Ernesto y así fuimos aprendiendo a querer nuestra carrera y adquirimos las herramientas teóricas para desarrollar investigaciones clínicas dentro de nuestras posibilidades. La clínica médica me dio muchas satisfacciones”.

-¿Después de llevar una actividad tan intensa desde el punto de vista médico e investigativo, cómo se lleva la jubilación?
“Tengo la suerte de tener un grupo de 35 discípulos muy importante, que son médicos brillantes desde el punto de vista profesional y humano; personalmente le doy mucha jerarquía al carácter y la sensibilidad humanitaria de los médicos. Los he reunido en lo que yo llame Grupo de Diabetes “Maximino” (GEDIMA) y estamos congregándonos tres veces por año para actualizar los temas que atañen a nuestra especialidad; además sigo colaborando con la Revista Latinoamericana de Diabetes y de otras instituciones argentinas y sigo consultando a mis pacientes. También he seguido investigando mis temas de toda la vida. Realmente, a pesar de mi jubilación, no he tenido tiempo de notarlo, pues sigo en actividad científica.

Cifras que inquietan

Al indagar acerca del panorama de la diabetes en América latina y en Argentina, en particular, nuestro entrevistado comenta que la enfermedad en la región es un problema de salud muy grave, “porque tiene cifras de prevalencia muy altas, semejantes a la del resto del mundo (alrededor del 7 por ciento de la población). Esto significa que en la Argentina estamos en 2 millones de habitantes con dicha patología, aproximadamente, pero lo grave es que el 30 por ciento de esos enfermos no sabe que es diabético; lo que es muy terrible porque cuando la enfermedad debute lo hará muy intensamente. Por ello es importante mejorar el diagnóstico precoz y la educación a los médicos generalistas que son los encargados de detectar los comienzos de la enfermedad, desde edades tempranas. Eso es un problema muy serio y muy importante. Estoy muy entusiasmado, actualmente, porque se ha demostrado que las complicaciones crónicas de la diabetes (léase retinopatías, neuropatías y amputaciones de las extremidades inferiores) son prevenibles, a través del diagnóstico precoz y el control y tratamiento adecuados. Yo tengo un sueño, que dentro de diez años haya un 10 por ciento menos de diabéticos en hemodiálisis por dificultades con sus riñones. En la actualidad, estoy haciendo investigaciones experimentales sobre el tema, en el Departamento de Fisiología, la Universidad del Salvador, donde, también, dirijo una maestría de esa especialidad”, dice.
El diálogo gira, ahora, sobre un tema crucial: diabetes y obesidad y nuestros interlocutor apunta que “la obesidad es el factor desencadenante de mayor importancia de la diabetes, teniendo en cuenta que la tipo 2 (la del adulto) es una patología hereditaria. Por lo tanto puede ocurrir que no nos apunte la diabetes, pero si está obeso la enfermedad aparecerá más temprano. Ello explica que actualmente tengamos adolescentes obesos con diabetes tipo 2. Se imagina cómo será el futuro de esos enfermos cuando tengan mayor edad, tienen todas las posibilidades de sufrir complicaciones, como accidentes cardiovasculares”, dice con aflicción. “Y las complicaciones crónicas que es el tema que más nos preocupa a los especialistas, en estos momentos, se va a poder prevenir a través del diagnóstico precoz. Por ello todos los pacientes con esta enfermedad deben hacerse controles anuales de fondo de ojo, hecho por un oftalmólogo, y exámenes cardiológicos para poder prevenir los inconvenientes coronarios. También sería preciso someterse a una micro albuminuria en orina, de 24 horas, por lo menos una vez al año. Si la orina tiene niveles por encima de 30 miligramos, en 24 horas, necesita hacer un tratamiento y un control médico estricto”, advierte. “La diabetes es una enfermedad hereditaria, repito, y hay que cuidar a todos los integrantes de la familia no diabéticos. En estos momentos también se demostró que la diabetes tipo 2 se puede prevenir y también sus complicaciones crónicas, con lo cual siempre aconsejo a los médicos que cuando traten un paciente con diabetes tipo 2, la consulta no termine en el enfermo, sino en la familia toda. Lamentablemente los diabéticos tienen una incidencia de enfermedades coronarias muy grande, por lo que el médico debe tomar siempre acciones de prevención de los factores de riesgo para disminuir la incidencia de futuras patologías. En la actualidad están considerados como si fueran personas con antecedentes de infarto de miocardio. Ahora consideramos de buena evolución la glucemia en ayunas, que debe estar por debajo de 120 miligramos por ciento, como las cifras de colesterol, (el nivel de ‘colesterol malo’, LDL debe estar por debajo de 100 miligramos por ciento) y la presión arterial por debajo de 120 con 80”, precisa. Entonces define que frente a cada paciente con diabetes no solamente los diabetólogos deben preocuparse por su nivel de glucemia, sino chequear cómo andan los otros factores de riesgos cardiovasculares. “Un diabético puede tener una hemoglobina glicosilada por debajo del 7 por ciento, pero si tiene el colesterol alto y la presión arterial en ascenso está mal controlado”, asevera el experto.
Inmediatamente, el Dr. Ruiz se refiere a la importancia del ejercicio sistemático para evitar la vida sedentaria entre los pacientes diabéticos: “porque contribuye a la disminución de la glucemia. Las contracciones musculares, cuando se realizan ejercicios, utilizan y precisan mucho la glucosa del cuerpo, producen mejoría de la función cardiovascular y entrenamiento del corazón, además permite mantener el peso normal. Después advierte que todas aquellas personas con antecedentes familiares, las mujeres que tuvieron hijos que al nacer pesaron más de 4 Kg. y quienes constantemente tienen mucha sed y orinan mucho deben consultar a un profesional para que les realice una glucemia, que en la mayoría de los casos basta para confirmar o desechar un diagnóstico de diabetes.

-¿Qué perspectivas se abren de curación para los pacientes diabéticos, en el futuro?
“En la curación de la diabetes debemos diferenciar la tipo 1 y la 2. Para la diabetes tipo 2 la curación será a través de la terapia génica, que actualmente está en pañales. Estamos en una primera etapa de investigación en este campo, pues dicha patología es poligènica, es decir que involucra a varios genes y se debe hacer un estudio de prioridad de genes para decidir con exactitud cuáles son los más importantes y cuáles no. La genética de la diabetes tipo 2 es mucho más compleja y necesitaremos muchos años de investigación para alcanzar resultados alentadores.
Por su parte, en la diabetes tipo 1 el transplante de islotes, generados a partir del transplante de células madre, permitirá de alguna manera curarla. La idea es transformar en el laboratorio las células madre de un paciente en células beta y administrarlas por vía laparoscópica en la vena porta (Por estas venas circula sangre de un sistema capilar a otro, principalmente de los sistemas porta hipofisario y hepático). Estos islotes van al hígado, el cual empieza a producir insulina en cantidades variables de acuerdo con las necesidades del organismo. La diabetes se podrá curar en el futuro próximo, pero todavía debemos esperar que se terminen los estudios que permitan realizar esto en seres humanos. Por ello los diabéticos deben ser cuidadosos con su salud y no confiar en que si algo serio le pasa en poco tiempo la ciencia podrá solucionarlo”.

-En la actualidad, ¿qué le quita el sueño al Dr. Ruiz, en el área de su especialidad?
“ Me preocupa la falta de prevención y de campañas de detección para con el diabético desconocido. En la Argentina la Diabetología no está reconocida como una nueva especialidad médica. En Sudamérica, sólo en Chile se ha reconocido como especialidad. Acá venimos luchando hace algunos años para que la Diabetología sea reconocida como una nueva especialidad médica, teniendo en cuenta que está previsto lo que se llama la explosión demográfica de diabetes, en los próximos diez años. Se habla de que se duplicará el número de pacientes con dicha patología, por lo que se piensa que en el mundo, entonces, existirán 300 millones de personas diabéticas.

-¿Cómo sería ese escenario, doctor?
“Entonces 1 de cada 5 personas tendrían diabetes, por lo cual hay que crear un entrenamiento especial en los pacientes, que es lo que estamos tratando de conseguir desde hace algún tiempo. Además habría que preparar los servicios de diabetes de todos los hospitales para que puedan atender ese avalancha de pacientes. Ello ocurrirá en toda América latina, pero será mucho más grave en los países subdesarrollados, como el nuestro, pues – lamentablemente- habrá un aumento de 140 por ciento de enfermos, más del doble de los existentes. El panorama será negro, muy negativo. Por eso nosotros estamos tratando de insistir tanto en el diagnóstico precoz y en las posibilidades de prevenir la diabetes tipo 2 y sus complicaciones, pero desde el Ministerio de Salud Pública, no sé por qué, quizás es que todavía no han tomado conciencia de la gravedad de la situación. Espero que por ahí el Ministro lea la revista, sino mándensela ustedes, por favor. La palabra prevención tiene que estar puesta con mayúscula. Hay que enseñar a todos estos temas de la prevención de diabetes, es una recomendación de la Organización Mundial de la Salud, que debemos seguir a pie juntillas: Sólo ello nos ayudará a amortiguar el impacto de la explosión demográfica de la enfermedad, en el futuro. Estos temas deben enseñarse desde el pre-grado a los estudiantes de Medicina”.

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