Juan Carlos Rivera Quintana nació en una isla - en Cuba - y un buen día decidió salir de ella a mirar el mundo y buscar otros aires. Él quería alcanzar otros horizontes más personales e intelectuales y decidió construir su propia casa - su islaenpeso - y desde ahí presentar sus inquietudes periodísticas y literarias, sus crónicas de viajes, obsesiones y nostalgias. Acá, en esta geografía, sin mar cercano que lo aleje, se siente totalmente libre.
lunes, 3 de diciembre de 2007
El arca de Noé
Obra del pintor argentino, Sergio Merayo.
Es cierto: el derecho a ser héroes se conquista”
Slogan revolucionario
Hemos perdido la tierra desde que comenzó el diluvio,
en esta diminuta arca sólo se escucha el ronquido
de ratas y palomas,
feliz destinos para las aguas feroces
que terminarán inundándolo todo con la procacidad
de buscar un nuevo orden.
Sostuve la centella azul con mis dientes,
pero nunca me fue entregada la llave para llegar
a paraíso firme. Anduve, caí, adopté la risa del pez
con la llama y su eterno crepitar de lentejuelas
circulando muy cerca de las alas del diablo,
sólo que el mar borró, una vez más, mis huellas
sobre la arena.
Gocé de las pesadillas en la oscuridad del foso
imaginando recalar en una ribera sin la memoria
de otra partida.
Alguien torció la cuerda en medio de la tempestad
y algunos corazones frágiles escucharon el tañer
del arpa con sonrisas de vencidos a la deriva.
Nuestra suerte esta escrita: somos un amasijo
de bestias y ángeles con una costumbre enfermiza
para las tristezas y los perdones.
Sólo que unos pocos siguen buscando un puerto seguro
donde recostar su espalda o una playa desierta
sin arenas movedizas.
Mientras, yo escribo e imagino bienvenidas
en este río rojizo a donde no llegará el arca
con su angustiosa manía de no alcanzar el horizonte.
Buenos Aires, 9 de julio 2005
Isla adversa
Obra del pintor argentino, Sergio Merayo.
"Dentro están las cosas en su sitio
las crestas
el azul
las heces apacibles (...)"
Apremios (1989), Ada Elba Pérez.
el mar se me suicidó a pedazos,
fue cayendo poco a poco, a mansalva
dentro de mi corazón
y terminó inundándolo.
con él se fugó toda la extensión de la playa
y el sabor de algún rocío extraño
cuando soñaba con la inmensidad
que no se alcanza.
soy testigo de cierta obcecación insular
que no conoce límites
cuando las olas baten contra los farallones
y hacen peligrar el mustio silencio de inoportunas ceguedades.
He subido hasta mi último peldaño para reencontrar
su inmensidad, para escuchar su rumor oscuro
rodeándolo todo
y apenas alcanzo a divisar su traicionera calma
su espesura de signos su encantadora embriaguez
su bofetada traidora justo al borde de un camino
que alguien denominó encrucijada.
Siempre soñé con el mar y su ademán de sombras
infinita frontera entre tanto viento y territorio
blasfemia desaforada que reniega de códigos y dobleces
y lo engulle todo.
Mi mar es otra mentira entre ceja y ceja
una fiesta antigua otra alegoría que me salva/
procacidad convertida en largo sufrimiento
apodado trampa, cárcel, cerco, concilio, simulación, desconcierto.
Mi mar es una isla adversa/
otra frontera innecesaria.
Buenos Aires, 19 de julio de 2007. Sin mar.
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