miércoles, 30 de diciembre de 2009

Verano boreal para recobrar fuerzas




"El ángel simulador", de Agustín Bejarano.












“Pero debo recordar que no todos los sitios oscuros necesitan luz.”
Jeannette Winterson, de su novela “La niña del faro”.


El vértigo se apodera de las extremidades abatidas,
socava el cuerpo y el maderamen de mis pulmones neoplásicos
los libera en puros vómitos de sangre,
(en tisis a lo Margarita Gautier)
se mezclan mis esputos con algunos pañuelos descartables y camelias blancas que caen contra el pavimento, quizás para encontrar un nuevo retorno sin pifiar peregrinaciones/ Tengo la boca renegrida por las palabras-costras que escucho y no contradigo ni desmiento… no nací con la madera del mártir
- mi madre siempre lo advirtió con pesar -, quizás el alumbramiento lejos del mar en una maternidad privada me asesinó el patriotismo y prefiero callar, enmudecer para siempre, coserme la lengua a punta de tijera oxidada o morir de tétano repentino. Mi lengua…ese apéndice carnoso saturado de salitre, miedo y azúcar, (asquerosa combinación para sufrir siempre de descompostura) cabriolea dentro de mi boca y me hace tramar argumentos que no me aventuro a proferir contra las caras de los otros. Juego al caos como ruleta rusa sin revólver y sigo intentando monólogos y resurrecciones que sólo tienen razón cuando las luces se estrangulan y se me dispara sin remedio mi presión diástolica y sistólica. Entonces desató una danza profana, cual esperpéntica y desbordada pantomima, para conjurar a mis muertos
y los traigo conmigo, les regalo blancos capullos para que vengan a mi convocatoria.
Me dejo caer dentro de mi ego y me rebelo contra el autócrata que decide lo que debo hacer administrando cada gota de sedición en esta Caja de Pandora, que apodaron tierra baldía… resucito y caigo nuevamente contra el cieno, en esa simetría eterna de fracasar y restituir lo que me fue secuestrado.
Siempre ese sentido aburguesado de la propiedad, del partir y retornar, del dejar que la corrección siga su cauce irremediablemente sin tocarme ni de soslayo… ni por asomo/ como le ocurrió a mi padre, que murió sólo en una terapia sin pedir ni un algodón mojado en agua para saciar la quemazón de su estómago abrasado por tanto alcohol saboreado frente a toda la familia…
a pesar de los esfuerzos de mi madre para que no advirtiéramos
su credo etílico. Llegó a oscuras una noche de borrasca y se fue
sin extremaunción dejando tras de sí un tendal de penitencias,
traumas infantiles y deudas impagas al usurero, pero sólo entonces
la tranquilidad sepulcral se apoderó de las paredes de la casa,
donde rebotaron por tantos años sus blasfemias
y torturas psicológicas. No hay casas de empeño para las angustias/
y las embestidas de la oscuridad contra las paredes de nuestros ojos
que tristes se van envolviendo en un trapo viejo y cristalino hasta volver a
descubrir un faro que lo auxilie cuando llega el verano boreal,
esa interrupción que se nos aparece como revelación cansada
cuando ya poco puede hacerse más que dejar que la llaga cauterice
(y vuelva el ángel simulador).

Buenos Aires, 30 diciembre 09, suspendiendo el alma
(para recobrar fuerzas).

martes, 29 de diciembre de 2009




Katharine McPhee, interpreta I'll Be Home For Christmas. Es una de las voces más prometedoras de los Estados Unidos y una de las mujeres más hermosas de esa nación. Nació el 25 de marzo del 1984 en Los Ángeles (California). Se mudó con su familia y hermana a Sherman Oaks a los 12 años. Su gran aptitud y capacidad provienen de su familia, en concreto de su madre, Patricia Burch McPhee, cantante de cabaret. Fue ella quien decidió educarla desde que descubrió su don, a la edad de dos años. Su padre, Daniel McPhee, es productor de televisión y su hermana mayor, Adriana Burch aspira a ser productora. McPhee tiene ascendencia irlandesa, escocesa y alemana.

En 2002, se graduó en Notre Dame High School. Tras ser rechazada en distintos castings y audiciones, se presentó a la audición convocada en San Francisco para el concurso televisivo de jóvenes talentos del canto nortemericano, llamado: American Idol donde despertó un gran interés por sus dotes vocales, interpretando obras como
"God bless the Child" de Billie Holiday; "My destiny" y "Somewhere Over The Rainbow", a capella , pieza inmortalizada por la gran Judy Garland que le valieron un gran número de seguidores y el segundo lugar del certamen. En 2008 se publica su primer single, "Over it" y un primer gran disco, que lleva su nombre. Ese mismo año debutó en la pelicula The house Bunny (La Casa de las Conejitas) y está próxima a sacar su segundo disco "Unbroken", para enero del próximo año.

domingo, 27 de diciembre de 2009




Foto Navideña 2009, en mi casa.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Espasmódico baile, bautizado mar




Obra del artista cubano Cundo Bermúdez



“Pero soy esto, la mala roca que busca
erupcionar en las entrañas del poema,
parir su libertad, sin nombres,
como un islote escondido entre las olas”.

Abel González Facundo, “La isla de Virgilio”.


La masa de agua fosca y verde me devolvió su resaca
cierta rabia de naufragio justo en medio de la nada,
como un buque fantasma que junta cadáveres
y luego los devuelve a la orilla
para que sean enterrados en el limo putrefacto.
El mar se fue amontonando en mi espalda, en mis costillas/
entre los confines de mis piernas, por tanto peregrinar
amputado a hachazos, a punta de cuchillo/ por tanto camino salobre
y espasmódico entre tablas salvavidas que desaparecen tragadas
por esa porción de líquido difuso al que todos vuelven en rito/
(recordar que sólo el culpable regresa dos veces a la escena del crimen)
para agradecer al silencio que le da fuerzas, que lo alienta a seguir
o perderse entre la multitud de la gran ciudad donde nadie repara en nadie.
En definitiva, ese es el sino de los que rompen sus naves,
partir para retornar a un muelle equivocado/
intentar reconstruir su existencia para terminar siendo ni de aquí ni de allá.
Yo también heredé una gabarra, un pedazo de barcaza
para cambiar el cuadrante difuminado a fuego, pero nunca reparé
en la isla adónde nacía, ni en la inexistencia de un camino de ripio para la estampida donde esconder los infortunios que bucean algún antídoto justo cuando cae la tarde (y todo se inmoviliza).
Entonces salgo a la proa y siento la caricia salobre y obstinada
esa música atávica del ir y venir que todo lo disipa, engulle y corroe/
lanzo mi velamen sobre las cabezas y desato los cabos
para franquear una salida del puerto, observo las bollas y tuerzo el rumbo,
puras veleidades intelectuales de ciudadano que olvidó su lugar
y ahora intenta habitar otros dominios, aunque sólo sea pura ilusión
trasnochada de alguna pesadilla no contada a su psicoanalista.
Escapo, huyo, me sumerjo, pero apenas es una alucinación
como recordar cementerios, epitafios y piedras sobre bóvedas que nunca puse
antiguas pesadillas para cuando ya no quede ni mar, ni barcaza, ni bollas y el muelle se haya esfumado en la neblina del tiempo.

21 de octubre, sin sextantes ni brújulas.



Adele es una impecable artista londinense que poco a poco fue adquiriendo popularidad en el mundo de la música por sus exquisitos y delicados trabajos.En la actualidad su fama y su desempeño interpretativo le ha hecho ganar dos Premios Grammy, y una notoria cantidad de fans. Su primer sencillo fue publicado en octubre de 2007 en un vinilo de edición limitada, y al poco tiempo de ser lanzado, su música tuvo un gran impacto en todos los adeptos de este género, impulsando a Adele al estrellato. El punto fuerte de esta cantante es su delicada voz, un decir bien particular, con mucho de jazz y de cancionera intimista, casi de piano bar, que deja una gran marca de pasión en cada uno de sus temas. Estudio música en la escuela de artes BRIT School (mismo complejo donde estudiaron artistas como Katie Melua, Leona Lewis, Kate Nash y Amy Winehouse).

viernes, 11 de diciembre de 2009




Concha Buika, interpreta La Bohemia, en versión en castellano.

Cómplices palabras



Obra de mi amiga Yudit Vidal Faife.






"No creo en las palabras (...) las he visto afirmar/ negar, mentir
al pie de los altares y patíbulos".
Armando de Armas, Sobre la brevedad de la ceniza.



Las palabras se incrustan mutiladas contra mis contra mis cristales
se parapetan en mi placard y gimotean tras mis pasos,
heridas/ dolidas/dañadas/prostituidas/cansadas
se desangran bajo la escalera,
tropiezan unas contra otras al borde del abismo,
se tocan impúdicamente sin pensar en sus géneros y concordancias/
en sus tildes y acentuaciones, en si son diptongos o
triptongos/ llanas o agudas/ sin recato hacen el amor/
desfachatadas/ procaces/ sin pensar en el qué dirán/
sólo en el goce momentáneo/ en la cabalgata cansina de la vigilia,
en la agonía del naufragio, en los estertores de un faro sin olor a mar.
Poco a poco se travisten, se camuflan como voces cómplices
aquí en esta noche/ sobre mi mesa de luz,/ tras los ojos
y los rictus de las máscaras que cuelgan de mi sala./ Se escabullen
dentro de la almohada y no me dejan respirar; me cortan el aliento/ pues temen descomponerse, infectarse, destriparse, engullirse, parecer en el intento/
su egoísta espíritu de trascendencia las malogra (¡y las salva!),
las entierra bajo el lodo de un monótono cementerio en La Tablada, /
las enferma de miedo y lo que es peor... les nubla el entendimiento,
la razón./Mis palabras confunden fronteras, geografías, nortes y sures/
galopan histriónicas por el mundo, con caras de mosquitas muertas/ o malsanos rubores egocéntricos, / arder en la pira son su sino,
cenizas sus afanes/ mojarse hasta los huesos su tarea/ son como
las ausencias de una Habana extramuros,
que ya me resulta extranjeramente ocre.
Mis palabras se mueren de tedio, gritan, insultan sin sentido,
se matan de risa con afilada boca,
diseñan su orgía, su festín de vida o muerte... Cortadas a la
medida/ se lanzan tras su presa/ desvarían por un elogio
que les levante el ánimo/ por un secreto que decir/ juntas
trazan estrategias de ataques y lisonjas: antípodas de un plan mayor,
para el momento oportuno/ para la hora de la puñalada por la espalda.
Mis palabras buscan una camisa de fuerza, algún psicofármaco para sedar
ciertas botellas de vino para seducir, se quitan el polvo y su carcoma
y lo hacen con profesionalidad, con sutilezas universitarias,
con estudiada altanería de diccionario enciclopédico español.
En definitiva, son ellas - todas - un amasijo de hierros mohosos,
un brebaje hecho ex profeso para colegialas y malevos,
charcas putrefactas donde se hospedan larvas de mosquitos,/
perfumes de free shop de algún viejo aeropuerto sin controlador aéreo.
Peregrinas, sin concilio, traman su partida y su llegada/ diseñan su
reducto/ buscan su buhardilla, su telo, su letargo, su vigilia.
Por eso, cuando cierro la boca me atraganto, vomito, me mareo,
sube mi presión arterial/ una rara sensación de acidez/ se hospeda bajo
mi lengua y sale fétidamente hacia afuera./Por eso es que soy
también de los que nunca ha creído en ellas,/ las colecciono
en frascos asépticos para los días de exámenes de sangre
y análisis de orina/ e intento, de vez en cuando
- y por desquite -
empujarlas por el tragante del baño, a donde van a parar
los miasmas pútridos del día.

Buenos Aires, ya sin palabras.

miércoles, 9 de diciembre de 2009











Encuentro con compañeros del Master de Planificación y
Gestión de la Comunicación, el 8 de diciembre, en casa de Mónica, en La Plata.











Encuentro con compañeros del Master de Planificación y
Gestión de la Comunicación, el 8 de diciembre, en casa de Mónica, en La Plata.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Interrogantes cosidas a las puertas




Obra del artista cubano Agustín Bejarano.






“eres aquel que vuelve
a borrar de la arena la oquedad de su paso;
el miserable héroe que escapó del combate
y apoyado en su escudo mira arder la derrota”

José Emilio Pacheco, “Éxodo”


No preguntes quiénes quedan, no preguntes
las calles han resultado dilatadas/ pero vacías…barridas por
una bocanada de aire febril, casi bochornoso,
la poca gente que subsiste mira desangelada y abúlica el calendario
que se desliza como uva seca… las vidas han quedado suspendidas
en el umbral de las puertas y bajo los pocos campanarios en pie.
Cansina las abuelas cosen y descosen los mismos vestidos
que sus nietas ya no quieren llevar a las escasas fiestas
(“hay muy poco que celebrar”, dicen solemnes las viejas).
Muchas paredes de veteranos edificios yacen sostenidas
porque Dios existe y la cultura de la ruina campea ciudad abajo/
buscando alguna viga escondida donde guarecer los miedos
al derrumbe y la mirada de la policía que todo lo observa
impúdicamente, casi con interés malsano, con codicia impropia
para la decencia ciudadana.
No preguntes cuántos escaparon clandestinamente, no escudriñes por
discreción profana, te lo ruego.
se van advirtiendo descomunales vacíos en medio de la tempestad,
entre los fragmentos de reuniones políticas adonde pocos acuden
(pues ya no hay nada que discutir- se perdió el interés
al monólogo vacuo)y hasta los discursos conminando al combate
y los ejercicios militares arrancan grandes carcajadas
en medio del clima suicida que todo lo pinta sepia.
Casas destartaladas por la humedad
carcomen las estadísticas que paralizan el alma
de los organismos de vivienda; el paso de huracanes
mengua los recursos - y posibilidades de salir a flote -.
La ciudad de las carpas progresa, se asienta impiadosamente
al margen de las rutas desde donde se miran los trenes fantasmas
casi exánimes de mercaderías para llenar el tiempo de la gente que piensa en lo que pudo ser pero quedó a la vera del camino por negligencia y tozudez doctrinal.
No preguntes cuándo lloverá el buen destino, ni lo intentes
por cordura/ todos se acostumbraron a bajar sus cabezas
y ya nadie tiene tiempo para predicciones agoreras bajo el Sol…
ha sido muy dilatada la expectativa
y no hay cambios perceptibles, que limpien el ánimo de parálisis
y fobias que solo conducen al patíbulo sin bonanza, a la expiración.
La gente se remacha a las espaldas el síndrome del exegeta derrotado
y solo acierta a calcular los días en que subastará en el infierno
una pelea que ya sabe adonde conduce y lo ha dejado maltrecho
y sin “escudo donde mirar arder la derrota”.


Buenos Aires, 2 de diciembre 09, expiando mis culpas.

domingo, 29 de noviembre de 2009




Mis nuevos libros de autoayuda, en los mercados porteños.
Foto: De mi hijo Carlos Daniel, desde su celular.

lunes, 23 de noviembre de 2009



La cantante portuguesa Mariza y la mallorquina Concha Buika, en Pequeñas Verdades".

miércoles, 28 de octubre de 2009

Caligramas escritos sobre la piel




Colografía de la artista cubana Belkis Ayón (1967-1999).


“Me has grabado tu nombre en los hombros, me has distinguido con tu marca. Las yemas de tus dedos se han convertido en bloques de imprenta, estás componiendo un mensaje sobre mi piel que le da sentido a mi cuerpo. [...] Escrito en él hay un código secreto”.

Jeannette Winterson

En el trazo profundo que llevas en el hombro
un colibrí revolotea asustado y mira de soslayo tu huesudo cuello,
husmea los olores y escucha tu cáustica manera de involucrarte,
es testigo mudo del laberinto de decires de tus escaramuzas,
mientras en otro dibujo cercano una víbora vomita su lengua
y amenaza con cazar la presa.
Sobre la tinta roja y azul de la bandera que te acaban de
tatuar abrazando el pecho, junto a una orquídea morada que te
regalaste para el último cumpleaños,
(siempre ese adicta compulsión al autorregalo de códices)
la filosa puntada de la aguja tejió varias ficciones, quizás un aforismo:
no volverás a vivir donde naciste, tus cenizas serán esparcidas lejos de
los tuyos, nadie te recordará cuando mueras… sólo tu perro.

En el tatuaje abstracto, (el primero que te hiciste en la espalda),
aquel donde dos sexos confusos se enredan en un apretón asfixiante,
promiscuas gotas de sudor se posan ahora desatando
insólitas interpretaciones, algún litoral sinuoso
adonde no llega tu marejada, cierto oculto simulacro,
un reproche convertido en expiación,
aquella escapatoria que siempre supo a estigma, a destierro.
Desde la puerta abierta del baño mientras te duchas
puedo avistar el afinado caligrama que se oculta
en lo más velado de tus entrepiernas /
La Habana te sigue quedando lejos pero pretendes
volver cada noche cuando te miras esos puntos oscuros,
la grafía que exhibes impúdicamente como documento de identidad
e incisión envenenada, cierto enigma ininteligible cual rompecabezas,
mueca de barricada en pleno cónclave político caribeño,
que sazona la propaganda fort export remachada en la piel.
En todos los riscos de tu dermis la escritura retumba
con vibra huracanada, truena y esculpe con sangre
su memoria para no cicatrizar,
(único lujo que no se pueden dar los peregrinos).
Con mucha paciencia consigo abandonar la interpretación de mensajes
de tu difusa geografía, los esquemas receptivos de lectura,
los pliegues de la historia, la sumatoria de todas
esas identidades signicas y desgarraduras
almacenadas sobre la carne.
Estoy frente al itinerario de un sujeto en dispersión que tú no reconoces.


Buenos Aires, 28 de octubre-2009, sin tatuajes visibles.

jueves, 22 de octubre de 2009




"La falsa moneda", interpretada por la cantante mallorquín Concha Buika.

miércoles, 21 de octubre de 2009




La Niebla", interpretado por Concha Buika (Niña de Fuego, 2008).Esta magnífica cantante proveniente de Guinea Ecuatorial, creció entre gitanos. Su música mezcla el flamenco con el soul, el jazz, el funk y la copla. Es una de las interpretes más singulares del panorama de la música española actual.

sábado, 17 de octubre de 2009

Foto de mi reciente libro, llegado a Buenos Aires





Blogación mundial por la Libertad en mi país, que será realizada el 20 de octubre, el "Día de la Cultura Cubana".

viernes, 16 de octubre de 2009

Errante borrasca en sitio ajeno




Obra del artista cubano Cundo Bermúdez.


“(…) el cuerpo volverá a ser un jubileo, una acción de gracias (…)”

Abilio Estévez, “Manual de las tentaciones”.

Elegir entre un espejo y una puerta
entre un pequeño cristal con azogue y una astilla ligeramente vana,
sortear ese ínfimo resquicio de libertad que sorprende,
sobre todo viniendo de confines geográficos desdibujados,
de archipiélagos en estampida, de tierras que el viento esparce
huracanadamente como aquel eufemismo dicho de consuelo
(ante la primera arruga en el rostro);
preferir cristal o añicos, leña de árbol caído o vanidad narcisista.
Y si por alguna malsana casualidad (que también causalidad)
detestara las alternativas, los concilios ante el vidrio inerte,
empañado del vaho cálido de la ducha o el susto ante lo desconocido
que llega, que se asoma con rostro de duende
o las interrogantes excesivas conducentes a la nada
a la espiral de un destiempo nuevo que se calcina bajo mis zapatos.
Me desvisto frente al cristal y no quiero mirar
los signos que la intemperie almacenó bajo mi abdomen
no deseo advertir mi piel reseca, cuarteada por la falta de líquido y colágeno
mis párpados caídos y cierta carnosidad bajo mis ojerosos fulgores,
las noches de vigilia dejaron sus huellas visibles
ciertas señales de un imposible reverso.
Y pensar que nos pretendíamos Todopoderosos,
en permanente equilibrio, inalcanzables machos cabríos
que desandaban las calles (en irreductible aventura)
y todo aquello era otro acto de magia, otra premonición a destiempo.
un relámpago en sitio equivocado, una borrasca en el horizonte.
Cierro nuevamente la puerta para dar cabida al secreto y escucho
por única vez tu voz acorralada, la falta de aire en tus pulmones
y aquel gesto de: “ya nada me turba, sólo quiero un fragmento de letargo”.
Observo el ventanal del cuarto y veo pasar tu sombra, tu alma en destierro
como una fulgor de quietud, tal vez una nimia reliquia oscura
que vaga errante por aquella casona desmantelada
(sin hipótesis de regreso cierto).

Buenos Aires, 14 octubre/2009, entre el tedio y la sombra.

domingo, 4 de octubre de 2009

Se nos fue Mercedes Sosa: la voz de la Tierra.





Mercedes "La Negra" Sosa (Tucumán, 1935-2009) interpreta como nadie una canción que hizo suya y paseó por el mundo, "Alfonsina y el Mar", obra de la chilena Violeta Parra.

sábado, 3 de octubre de 2009

Oraciones en el pabilo de la vela



Obra del artista cubano Michel Blázquez, de su muestra La Revestidura del tiempo.






“Cuántas veces has tenido que beberte las lágrimas de hiel
de no ser puro como un ángel”. (*)

*Cintio Vitier (1921-2009), en Examen del maniqueo


Lo queríamos todo… hasta la “carne de los dioses”(*)
y nos contentábamos con vivir entre relámpagos y peces
frente a aquella bahía turbia que parecía regurgitar sus tumores
y sus procacidades abruptamente, sin darnos tiempo al respiro
hondo, a la salvación redentora, a la salida a la superficie.
Jugábamos a inhalar todo el aire salino del maderamen/
mascarón de proa-isla a la deriva sin cuadrante ni destino fijo.
En constante crepúsculo intentábamos llenar las alicaídas alforjas
para la hora de la cena, sólo que la familia habitaba varios archipiélagos
y el cónclave no era permitido por razones de distancias,
de fuerza mayor, de salvoconductos que nunca aparecían
ni en las horas luctuosas.
Tampoco teníamos mucho que llevar al exánime paladar, que
extrañaba los dulces caseros y los asados de la abuela,
pero eran otros plazos y nada se podía hacer más
que engatusar la panza, tener paciencia y rezar.
En la cocina se escondían los menguados víveres
para la hora de las tempestades e ingeríamos a cuentagotas
pequeñas raciones de guerra que alcanzábamos a comprar
en el disciplinado mercado, con dinero proveniente de la vituperada
y salvadora diáspora familiar.
Las comunicaciones resultaban tan caras que apenas podíamos
con esa sensación de orfandad de la que intentábamos
sobreponernos(estérilmente),entonces éramos sacudidos
del letargo por los dioses con sus carcajadas heréticas/
sus palabras de amargo dulzor y algún que otro cadáver exquisito
(ahogado en una mazmorra de clausura).
Las letanías de palabras desde algún periódico intentaban
sentar dogmas cuando la salvación no estaba en exhibirse
por el mundo con la desvergüenza de quien tiene poder testamentario
y pondera su suerte en ese ejercicio del afuera, de simular ser Dios.
De noche las fuerzas del mal jugaban a desatar adversidades/
a alejar los números de la suerte entre alcohólicos de zaguán
y muchachas que exhibían sus labios rojos como un carnal instrumento
de fajina y ponían anuncios calientes en páginas web
con el deseo de encontrar algún aristócrata sin escudo familiar,
pero con pasaporte europeo que las rescatara del tedio y la inanición.
Un mal augurio lo histerectomizaba todo
y nuestros hijos tatuaban en sus piernas
aquella bandera de tres colores que ya enrumbaba esquiva
al fondo del mar…pero había que respirar,
aunque más no fuera un bocanada/escapar de aquella rutina-amorfa
y sólo quedaba la ficción, seguir diciendo torpemente:
“Seremos como el Che” o “Patria o Muerte”, con el desconsolado y engañoso:“Venceremos”, sabiendo que el territorio
de la luz estaba en eclipse creciente y condenado
– ya nadie lo dudaba - a la colectomía por tozudez senil.
En la noche arder como signo perpetuo de cualquier hoguera
nos llenaba de pájaros las cabeza y rescatábamos la fe en el silencio/
entonces creíamos que aún era posible la esperanza en el pabilo de la vela pero nuevamente el vendaval mudaba sus halos
batía con furia sobre la llama y la luz vaticinaba otra nueva ausencia.
En ese riada cielo abajo se nos iban los enojos, tantas treguas,
tantas oraciones, se extraviaban las respuestas y los límites buscaban
sus resguardos en otra habitación con placidez de sombras.

Buenos Aires, 3 de octubre, sin estampita alguna.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Retrato de voyeur con almendra madura



Obra del artista cubano Michel Blàzquez,
"El hombre sincero".







He sentido los pasos del éxodo entre las huellas de otras manos,
- parecidas a las mías-
agazapadas bajo el cono de sombra, intranquilas por las turbulencias del avión
cuando todavía buscaba una razón, un ligero consuelo a tanta partida,
a tanta casa vacía, archivos resignados y documentos acuñados inexpresivamente. He llorado de frío dentro del lecho escarchado de aquel hotel donde una nevasca no alcanzaba a apagar la vela tótem (semicaliente y quieta),
que desparramaba su esperma mortecino, como esa luz del farol que se derrapa hoy intermitentemente desde la calle sobre mi cuarto / alucino con un sudor naufrago entre enanos de Liguria que no llegan a acomodar un nuevo rincón. Emerjo en cada madrugada cuando los pies me pesan como cemento seco/ la oscuridad a sorbo se disipa sobre la cama y la alfombra… entonces sólo alcanzo a avistar aquella aguja herrumbrosa con que mi madre cosía mis medias rotas de tanto andar en el patio del limonero macerando azahares. Ah, Dios mío, si tan sólo pudiera voltear el almanaque treinta años con mi máquina del tiempo y volverme a asomar inexpresivo y sigiloso a la ventana para contemplar la cotidiana escena del viejo Buick verde loro saliendo del garaje y mi perra Katiuska tranquila con cara de nunca me abandonen esperando saltar al asiento trasero, camino de la finca en Candelaria. Ahora subsiste una sospecha única, que se debate entre otros rostros familiares, un son del hechicero que escucho a fuego en las noches repetidas, atávico gesto que denuncia cierta certeza fútil como el agua, el fuego o el color de aquellos ojos de mi madre sin idea de tiempo. Vuelvo a rebuscar su contorno clandestino, aquella sonrisa, aquel tedio de voces, cierto discurso germinado y únicamente encuentro palabras repetidas y una gota de lluvia que no alcanza a empañar ya ni mis pupilas cansadas. Un murmullo de hojas resecas, con olor de mango dulzón podrido me seguirá persiguiendo, junto al amargor en la boca de la almendra madura que manchaba mis dientes. El camino ha sido revelado: errático, de inconfundible sello mortecino como el eco de adioses que siguen repitiendo mis oídos y aquella imagen de cal y bruma contra la verja que me acompañará de abrigo cuando ya no queden ni trazas ni penas para contemplar y almacenar como extraña idea de tiempo peregrino.


Buenos Aires, regreso de frío polar, 28 septiembre 2009.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Prólogo de mi nuevo libro: Breve Historia de Fidel Castro (Metástasis de una ilusión).




Editorial Nowtilus, España.


«...adonde se vive entre paredones y cerrojos / también es el exilio. Y así, / con anillo de diamantes / o martillo en la mano, / todos los de acá / somos exiliados.
Todos. / Los que se fueron / y los que se quedaron”.



Rafael Alcides, “Carta a Rubén” (su hijo exiliado).



Prólogo





En la isla, desde que tengo uso de razón he vivido rodeado-acompañado-invadido por una figura omnipresente en mi vida, casi con el don de la ubicuidad, una personalidad mesiánica, avasalladora, carismática, testicular, voluntariosa, convulsiva, taimada y castradora, que sabe de todos los temas y al que hay que consultarle para todo inexcusablemente. Y les confieso que no hablo de mi padre, aunque casi lo era, pero no por obra de la consanguinidad. Hablo de Fidel Alejandro Castro Ruz, ese hombre vestido con traje militar de fajina, color verde olivo, con charreteras de rombo rojo y negro y rama de olivo de Comandante en Jefe sobre sus hombros, unos gigantescos seis pies y dos pulgadas de estatura, mirada de águila desconfiada, ojos pequeños y escrutadores, barba icónica - ahora rala y casi blanca - nariz isleña, con un esqueleto óseo ancho e imponente y alrededor de unos 80 kilos, en sus mejores tiempos, quien ocupó durante casi 50 años (para ser más exacto: 49 años y 49 días) el poder en mi país: la República de Cuba.



Crecí rodeado de sus ideas; su prédica; los cuadros con su efigie, disfrazada de guerrillero heroico; su verba aplastante y encendida de consignas revolucionarias; sus diatribas y enconos; sus utopías-proyectos; sus materiales “programáticos”, que luego eran discutidos en los círculos políticos de estudio y te daban puntaje a la hora de la evaluación escolar integral. De niño aún recuerdo las horas y horas de discursos en mítines y reuniones, que eran televisados, por los únicos dos canales que teníamos y con varias retransmisiones. Muchas veces se le ocurría hablar a la tarde, cuando llegaba la hora de mis dibujitos animados y admito que sólo en esas oportunidades me permitía odiarle. En esos instantes, tejía una relación de amor-odio hacia su persona, pero sólo en esos momentos deseaba, que al menos, se cortara la transmisión televisiva y el control remoto por un desperfecto técnico, pero nunca sucedía. Después se me pasaba porque Fidel - “El Caballo”, como le dice la vox populi en Cuba - era el que trabajaba a deshoras, el que luchaba contra el imperialismo yanqui, el que trazaba la línea política de mi país, (¿por qué razón siempre asocio esa palabra: “línea” con el verticalismo más esterilizador y uniformizante?). Era Fidel el “benefactor” de todos los cubanos, el que decía lo que había que hacer y ay de quien chistara o dijera algo diferente o con otro color; era el médico de familia, el vanguardia, el trabajador azucarero destacado, el político que nunca se equivoca, el estratega económico, el científico preeminente, el editor “perfecto”, el censor acucioso, sin dudas lo era todo, estaba en todos los lugares y lo abarcaba todo panópticamente...era el ojo que todo lo ve. Para más acoso recuerdo unos cartelitos, que se ponían, antes, en las entradas de las puertas de las viviendas cubanas que rezaban: “Esta es tu casa, Fidel”, o sea que en mi país ni viviendas teníamos, todo le pertenecía, por mandato divino y político al Comandante.



La primera vez que le vi personalmente yo estaba haciendo una guardia a la entrada de mi escuela secundaria, la Vocacional “Vladimir Ilich Lenin”, ubicada en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo. Dicha institución con 4.500 alumnos, bajo régimen de internamiento y con disciplina militar, era otro proyecto, un sueño de Fidel, donde se formarían los nuevos cuadros políticos, los científicos, los artistas, los intelectuales, los ingenieros cubanos, se enunciaba entonces. No podía ser de otro modo en Cuba, donde todo lo pensaba el Comandante y lo diseñaba él.



La institución estaba, en ese momento, en plena fase de terminación (había comenzado su proyecto y construcción en 1972, bajo la dirección del famoso arquitecto Andrés Garrudo), pero ya albergaba e instruía a los estudiantes de secundaria y preuniversitario. Faltaban pocos días para su inauguración y aquella mole de dormitorios, pabellones de clases, laboratorios de idiomas, anfiteatros, museos, comedores, centros de cálculos, bibliotecas, pistas de atletismo, huertos, áreas verdes, piscinas olímpicas, tanque de clavados y hasta un hospital y todo lo inimaginable ya tenía una dimensión imponente, abigarrada y descomunal, a un costado de la carretera, justo en el kilómetro 23 del centro de la ciudad habanera.



Recuerdo que era fin de semana y yo tenía puesto mi uniforme de caqui oscuro, de las labores agrícolas, y traía un palo de escoba en la mano, como si con ello fuera a impedir que el intruso que quisiera entrar a hacer desmanes se metiera dentro de aquella masa de concreto y madera, que en ese momento no tenía cercas divisorias. Era mediodía y el sol calcinaba demencialmente, 32 grados a la sombra. Yo rezongaba y maldecía de aquella guardia que me impediría ir ese sábado a mi casa y degustar los frijoles negros y las comidas de mi madre porque en el comedor de la escuela el menú era invariable: arroz, potaje de frijoles blancos y un pedazo de merluza refrita, durante toda la semana. Justo cuando andaba con esos pensamientos, vi por una esquina de la garita principal donde me encontraba, un jeep militar, seguido de dos o tres autos más, entrar a toda carrera por la puerta y levantar una nube de tierra colorada y polvo amarillo. Me pegué un susto tremendo y sólo atiné a levantar el palo, cuando el auto militar paró en seco dando un patinazo ridículo. De la ventanilla del auto, una cara barbuda que conocía muy bien, con gorra guerrillera me gritó, con un dejo de ironía:



-¿Y tan sólo con ese palo pretendes defender a la Revolución?, me interrogó Fidel. Yo sólo atiné a reírme con nerviosismo y me mantuve mudo de la sorpresa, sin emitir palabra alguna por unos instantes y luego rápidamente le contesté:



-Se hace lo que se puede... si no hay pan se come casabe, como dicen los guajiros de Oriente.



Él lanzó una carcajada estruendosa y me dijo que iba a recorrer la escuela para ver cómo estaba quedando y si estaría terminada para la inauguración, que si lo autorizaba a entrar. Entonces, me cuadré militarmente, con el palo de escoba como fusil sobre el hombro y le hice un saludo militar, en señal de aprobación. El jeep voló como un zeppelín hasta perderse de vista. Para ser mi primer encuentro con el caudillo tropical no estuvo nada mal. Después, a lo largo de mi vida - y ya como periodista profesional - me acostumbraría a verle con sistematicidad y hasta me atrevería, en mi época de reportero de la Revista “Bohemia”, la decana de la prensa nacional, con casi cien años de fundada, a salir de las actividades y congresos internacionales de salud, que él siempre presidía, en el Palacio de las Convenciones, ubicado en La Habana, justo en medio de sus discursos, pues ya sabía hasta el hartazgo qué diría y cuáles eran las cifras a las que echaría mano para hablar de las bondades de la medicina, de los proyectos educativos, del desarrollo económico, (que cada día se notaba menos en la mesa del cubano) y de los progresos de la Revolución, un proyecto que cada día se necrosaba más y mostraba sus hilachas inmovilizadoras.



Días después, el 31 de enero de 1974, se inauguró la Escuela Vocacional “Vladimir Ilich Lenin”. Ese día sería mi segundo encuentro con el Comandante. Recuerdo que yo había sido designado para estar en el momento del recorrido de las autoridades políticas por la institución docente a un aula de artes plásticas, donde se estaría desarrollando una clase práctica de pintura. Fidel entró acompañado por una numerosa delegación extranjera, el cuerpo diplomático acreditado en la isla y por si fuera poco por el mentor, guía espiritual y padrino del alumnado: Leonid Ilich Brezhnev (1906-1982), secretario general del Partido Comunista (PCUS), de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); la escuela había costado una fortuna y sería el rostro visible para el exterior del interés del proyecto gubernamental por la educación, entonces había que mostrarla. Fidel persistentemente manejó, a cada momento y con la oportunidad adecuada, el marketing político, en eso siempre fue un verdadero experto, su mérito no se le puede quitar. Por ello habíamos recibido de la URSS todo el mobiliario escolar, los útiles de laboratorios de física, química y biología, los equipos de audio de las cabinas lingofónicas de los aulas de lenguas extranjeras, los instrumentos agrícolas para el inmenso huerto escolar, que serviría para implementar el famoso método, que él denominó martiano, de combinar el estudio con el trabajo, pues sólo de esa manera se llegaría a formar el verdadero comunista insular. Pobre José Martí (1853-1895), lo convirtieron en el autor intelectual, en el artífice de cuántos inventos o engendros surgieron en el camino; debe estar todavía disgustado en el paraíso o donde quiera que esté, de tanto protagonismo y culpas malsanas.



Cierro los ojos y me parece volver a ver a Fidel, en ese momento, con el rostro luminoso, casi insolente de alegría mostrar cada detalle de aquella institución, que formaría al “hombre nuevo” comunista. Nunca olvidaré a Brezhnev, que ya parecía una momia embalsamada, con aquel traje azul, lleno de condecoraciones de guerras y glorias pasadas, de medallas hasta en las mangas, cuyo peso casi le impedía moverse. Con aquel ambo de tela gruesa en medio de un trópico abrasador no me podía imaginar lo incómodo que se sentiría. El pobre anciano sonreía con cada palabra que el traductor ruso le prodigaba y se mostraba interesado en todo, aunque en la práctica se estaba asando, literalmente, de calor como cerdo en púa, en fiesta de fin de año cubana.



La clase de artes plásticas estaba muy tranquila; se nos había dado como ejercicio pintar una naturaleza muerta y el instructor había puesto, encima de una mesa, en el centro del aula, una piña, un mamey, unos plátanos maduros y una manzana de cera, porque en nuestro país una manzana de verdad siempre fue un espejismo. Con ello se había armado una composición modélica ideal para dibujar. Recuerdo que, cuando ellos llegaron, estábamos diseminados por todo el amplio laboratorio, inmersos en nuestra tarea, algunos con más talento y otros con menos, pues esa clase formaba parte de la cursada de estudios de la nueva escuela para formar a hombres y mujeres sensibles en la apreciación del arte, según decían los estatutos programáticos de la institución, con pretensiones vocacionales. Pero no era más que una puesta en escena para los visitantes, pues era la primera clase que recibíamos y nuestros caballetes, potes de pintura, pinceles, sillas y hasta las cartulinas, de un inmejorable papel importado, que envidiaría cualquier pintor profesional de la isla, habían sido traídos a las corridas el día anterior para armar aquel retablo “plástico”.



Fidel explicaba, entonces, las propuestas educativas de la escuela y la posibilidad que ella brindaba de ir contribuyendo con la orientación profesional de los alumnos; de ahí que funcionarían talleres de teatro, danza, música, agrupaciones corales, etc. Al mirar los trabajos de algunos de mis compañeros los elogiaba con frases muy alentadoras; a otros les corregía alguna línea con “delicadeza” militar o le daba una recomendación, pues también hasta de arte pictórico sabía. Cuando llegó a mi caballete y miró de reojo lo que yo estaba pintando me comentó, medio en sorna, medio en son recriminatorio:



-Pero eso es una interpretación libérrima de las frutas. En mi vida nunca vi - y vengo del campo - plátanos azules, ni manzanas grises, tampoco una piña con esos penachos tan grandes y de color morado.



Yo sólo acerté a mirarle fijamente a los ojos y le riposté:



-El profesor habló de un ejercicio creativo y yo me tomé muy en serio la consigna; quizás se me fue la mano con la creatividad, le contesté a modo de disculpas, intentando restarle tenor a lo que no era más que mi primer disenso, ya a los 14 años, con el Comandante en Jefe… posteriormente llegarían muchos más desacuerdos y muchas más desilusiones. Ese día advertí, a pesar de mi adolescencia, que para Fidel los conceptos de libertad y creatividad estaban ya, en ese entonces, bastante acotados y torcidos.



Después vendrían otros encuentros-desencuentros, otras anécdotas, que iré contando en la medida en que vayamos llegando a los hechos y recorramos juntos, este derrotero sobre la vida, los aciertos y equívocos de Fidel Alejandro Castro Ruz (¿Fidel Casiano, Fidel Hipólito?, según las partidas de nacimiento y las distintas inscripciones), que pretende reconstruir, sin mitificaciones, la verdadera historia de uno de los líderes latinoamericanos y mundiales más discutidos y apasionantes del siglo XX, su espíritu pragmático, casi camaleónico para atemperarse a las coyunturas históricas y la impronta que dejará, a su muerte, en las futuras generaciones de la isla.



La obra intenta repasar el recorrido de la Revolución Cubana (1 de enero de 1959) y su proceso histórico de evolución-travestismo político-involución, dado a través de la figura tropical de su artífice, estratega y caudillo, revelando al hombre que hay detrás de ese mito, convertido en una de las figuras icónicas de todo un siglo. Lo interesante es que esa evaluación está dada con la mirada de un cubano, nacido en 1960, que estuvo muy comprometido con el proceso revolucionario, y hoy vive autoexiliado, en Buenos Aires, Argentina, descree de la política como profesión vitalicia, de los gobiernos atornillados a las sillas del poder y excesivamente personalistas y autoritarios.



Sin dudas, la Revolución Cubana fue un proceso de insurrección nacional, un movimiento social, políticamente heterogéneo, que surgió como una reacción necesaria contra el gobierno de facto de seis años y medio y la dictadura militar de Fulgencio Batista y Zaldívar (1901-1973), conducido por ese “soldado de las ideas”, (como él gusta definirse), Fidel Castro Ruz, y otro grupo de jóvenes rebeldes, en su mayoría procedentes de las filas de la clase media, los trabajadores y el estudiantado universitario cubanos, que se envolvió en un aura libertaria y optó por la vía violenta para poner fin al régimen, instaurado tras el golpe del 10 de marzo de 1952, en momentos en que muchos isleños luchaban por restaurar los principios de la Constitución de 1940 y eran asesinados por la policía batistiana, entre l957 y 1958.



Fidel Castro Ruz, llegó al poder con un doble perfil identitario: nacionalista y populista, ceñido a un discurso de restauración democrática y fue trocando su proyecto hasta instaurar un castrismo, que pasará a la historia como un “cesarismo de base comunista”, según la acertada definición del historiador y ensayista español, Antonio Elorza. El triunfo de su proyecto unipersonal y su conducción estratégica tuvo una gran repercusión y adquirió legitimidad, sobre todo entre los representantes de la izquierda de América latina y los sectores académicos intelectuales europeos, del Primer Mundo, en la década del 60’ que se dejaron influir por el dogma de que el poder sale únicamente de la punta del fusil, y protagonizó algunos jalones importantes de la historia latinoamericana, como los sucesos de Bahía de Cochinos, en 1961, que pasaron a la posteridad como la “primera gran derrota del imperialismo yanqui, en América”; la Crisis de los Misiles(1962), donde el mundo estuvo al borde de la hecatombe nuclear; la ayuda financiera y entrenamiento militar en suelo cubano de muchos integrantes de los movimientos guerrilleros centroamericanos; la alianza del Gobierno revolucionario con la Unión Soviética y el proceso de sovietización de la sociedad cubana, de los 70’ y 80’ o la desovietización de los 90’, hasta llegar al colapso económico, la incompetencia burocrática, la corrupción a gran escala, el racionamiento, la esclerosis asfixiante de la vida cotidiana y la pervivencia de un régimen no democrático en la isla, que restringe libertades tan caras para los seres humanos, como el derecho a entrar y salir del país y a expresarse libremente.



Como ha dicho, recientemente, el ensayista cubano, Rafael Rojas, “la historia de la revolución cubana es, en alguna medida, la historia del cuerpo de Fidel Castro”. Y convengamos que, en la actualidad, ese cuerpo hemorrágico y desgastado, debido a un crecimiento fulminante de células enfermas y tripas debilitadas, no logra regenerarse, como tampoco consigue la isla salir del precario estado de salud económica y social en que ha quedado sumida, después del retiro formal del anciano mandatario (¿vitalicio?), sin cambios de fondo en las estructuras de gobierno y el partido comunista, aunque todos hablen de una nueva etapa histórica, de una lenta transición, en las manos de su hermano, Raúl Castro.



Esta obra será pues un itinerario por los avatares existenciales de ese patriarca caribeño, conocido llanamente por el nombre de Fidel: de rebelde con causa a gestor y artífice de un proyecto que ilusionó a toda una generación y hoy suscita todo tipo de sentimientos, menos la indiferencia; todo tipo de adhesiones; muchos rechazos y, sobre todo, la diáspora imparable de sus propios protagonistas, en una cifra de más de dos millones de ciudadanos. Sin titubeos, esta no será una biografía autorizada, ni mucho menos oficial y apologética; tampoco el periplo acre, corrosivo, ciego y amargo por una vida, responsable – en mucho todavía - de las felicidades y desgracias del pueblo cubano, quien actualmente está a la espera de la muerte de su caudillo con la esperanza de que venga un cambio fundacional, que les devuelva las ilusiones y el tiempo perdidos.

martes, 15 de septiembre de 2009

Fotos de Viajes




En los alrededores de Chichen Itzá, cerca de un chatmol, en Quintana Roò, en mis recientes vacaciones en la Riviera Maya, Mèxico.

miércoles, 26 de agosto de 2009





"Cada País", Buena Fe, Cuba

viernes, 21 de agosto de 2009

Intento a medio camino




De la serie Los ritos del silencio, de Agustín Bejarano.






“(…) voraz imagen de ir asumiendo la falta con impía libertad”

“Los símbolos que la nostalgia avizora”, de Ihosvany Hernández.


Desdibujada la mano se deja
posar sobre la ingle,
ese espacio de la rutina que
alguien deja entrever con lascivia
hurga, escarba, se adentra, remueve, excava
terminando humedecida y pestilente,
pero henchida de gozo, como la primera vez.
Quiere negociar esa leve fricción interna/casi dolorida
el goce pecaminoso, la oquedad perpetua
la intromisión vulgar hasta donde pueda llegar,
y el desolado poeta ausculta-curiosea-degusta-olfatea
para después sentarse a llenar- tantas veces lo ha hecho-
de vaguedades y caligramas
el pequeño papel-pantalla-cono de luz,
que luego permanecerá amortajado
sin ilusión en algún melancólico archivo
cripta anónima, pasadizo ignoto... el primer descenso a los infiernos
hasta llegar a la morada final: la papelera de reciclaje de la PC.
pero como los otros también tendrá su cuarto de hora.
¿Qué lo inquieta tanto y le saca los gestos más tímidos
las desazones adolescentes que sus 49 años habían olvidado?
Parodia y explora mientras busca las palabras que se travisten
en rito oscuro, en cierta mudez que aprendió a temer y
maldijo tantas veces cuando las voces quedaban atragantadas/ desnaturalizadas/ sin consuelo ni talento
en el socavón de la lengua, en la campanilla pétrea o el cielo de la boca
entre el pus de las amígdalas con deseos de exorcizar figuras
allí donde sólo asomaban la simulación, el retozo y la acechanza.
Pero, una vez más, el intento de poema avanza,
se detiene en el vértice
entre una almohadón con funda de lino blanco
y cuadros desnudos en la pared que ya nadie percibe.
Entonces la rima se quiebra, consigue acercarse a la
originalidad mundana, sin plagiar a nadie, sin lecturas clásicas
y vuelve a resucitar, calza nuevos ritmos,
se sacude, excita y aúlla como colegiala virgen antes de
desfallecer irremediablemente, convertida en parodia vernácula,
(como la vida-existencia misma),
justo en el segundo en que casi conseguía llegar a la frontera
a esa perfección lacerante que sólo alcanza una mano sin diálogo,
que se adentra furiosa más allá de donde debiera.

Buenos Aires, 21 de agosto 09, semana sin refugio alguno.

viernes, 7 de agosto de 2009

Agudos bemoles de pachanga porteña



De la serie "Los ritos del silencio", de Agustín Bejarano.







“DI LA VERDAD. / Di, al menos, tu verdad.
Y después/ deja que cualquier cosa ocurra”.

De Heberto Padilla, en Poética.


Mi hijo abre de un tirón la puerta de mi cuarto
Y se asoma al cerrado espacio,
A aquel resquicio de penumbra con vaho húmedo
Donde intento dilatar mis pupilas hastiadas
Y recuperar algunas presencias disolutas
(Entre las fotos de los fantasmas familiares de mi pared),
Y algún ramito de cedrón, que interpreta Lidia Borda,
Para ejercitar el oído entre aflicciones y añoranzas.
Dice que son reminiscencias de la vejez
Y se ríe alto, con toda la reciedumbre de sus briosos pulmones.
Mi hijo pone cara de no entender nada
Y se lanza a la calle sin temor
Feliz de la libertad que consigue día a día,
De sus rumbas nocturnas, de sus toques de santos
Entre caderas sudadas y muchachas de falda corta.
Sale con su Idde en la mano derecha
Y sus collares de Orula,
Queriendo conocer ya los destinos de todas las cosas
Preparándose para la próxima rogación de cabeza
Que le hará su Olowo,
Como si con ello fuera a recuperar el discernimiento
La calma, la concentración de la poca edad…sus intuiciones,
Y el juicio extraviado en algún libro de texto que nunca abrió
(Ni por equívoco).
Suelto, ligero de ropas en pleno invierno, con su trompeta
En agudos bemoles de pachanga
Con esa levedad perfecta de los veinte años,
Y cierta despreocupación por el azar, queriendo
Imitar a Louis Armstrong y tener fortuna rápida.
Mi hijo descree de los límites, desdibuja muros
A su alrededor todo se difumina en aventuras
Nocturnas, música en clubes porteños y escaramuzas dulces,
Con café incluido en las mañanas y camas sin hacer…
Mi hijo me dice que no ponga la alarma de movimiento
Que llegará tarde nuevamente porque grabará algún disco
De reggaeton en cierto estudio de música prestado
Y se lleva una botella de ron porque hay que contentar a los santos,
Esgrime con desvergüenza de colegial sorprendido in fraganti.
Transpiro, exudo mucho miedo y me tumbo a dormir la vejez
Con el teléfono celular cerca, sin tierra ni arena firme para asirme
Con temblores en mi pecho y el pelo más cano.
Mi hijo no pierde tiempo… desbloquea constantemente barricadas,
Los toques de queda no decretados formalmente, sortea inseguridades,
Semáforos y esquinas en guerra, como si le fuera la existencia en
Cada escapada… “porque luego, cuando sea como vos será tarde”.
Mi hijo todas las mañanas recomienza, se ducha y se mira al espejo
Para comprobar que sigue saliendo vencedor
(De su clandestina y necesaria lucha de clases).


7 agosto/09, poema de vigilia con mi hijo por llegar.

jueves, 6 de agosto de 2009

Peaje para “difuminar” isla




De la serie "Los ritos del silencio", de Agustín Bejarano.





“Más no hagas con prisas tu camino/ mejor será que
dure muchos años,/ que llegues, ya viejo, a la pequeña aldea”
“Itaca”, de Konstantínos Kavafis,


Ellos golpean la puerta, la tiran abajo inclementemente
las ráfagas huracanadas se cuelan por dentro de la casa paterna
(y lo tumban todo a su paso sin pedir permiso)
se despedazan los altares y los santos desnudos y tibios
caen sin quebrarse/ rodeados de un vaho a aguardiente/
a caña de azúcar, a hojas quemadas de tabaco, a palo de monte
observo cómo los funcionarios miran con recelo el álbum de la infancia,
los pocos juguetes que mi madre alcanzaba a comprar los días de reyes/
las pocas cartas que llegaban de mis tíos en el Norte,
los sellos de correos usados que yo coleccionaba para sentirme extranjero;
despedazan mi pasaporte (siempre lo hacen, es un método)
terminan por lanzarlo a los tiburones,
“pequeños privilegios” de vivir rodeado de mar
de acertijos que ya nadie intenta descifrar /de canciones revolucionarias
que conminan al combate, cuando la guerra siempre está anunciada
y los enemigos siempre pueden llegar, pero nunca se personan y sólo
mandan a sus emisarios.
¿Será que olvidé pagar mi cuota de peaje patrio y estoy en mora?
Mi encerrona insular siempre funciona
para aquellos casos en que la libertad se convierte
en un viaje-escapatoria/salida de emergencia,
en un permiso de salida, oración dicha de rodillas
(antes de la partida)
mirando aquellos ojos de madre desde la reja de casa, esa clarividencia
que recrimina pero termina perdonando cuando ya poco se puede hacer
....más que huir o cerrar los ojos para siempre.
Afuera alguien grita el Himno Nacional y recita poemas de José Martí
pero yo sigo sin prestar atención/ los cánticos de alabanza me hartaron/
siempre recelé de las voces altisonantes y afinadas
imprudentemente monocordes.
Entonces empiezo a enterrar lo poco que me queda, lo superfluo que me rodea
la mordacidad de los mensajes que escucho en mi contestador
los dobles discursos, que cada día se me atragantan más en el gaznate.
Adentro, rebano a cuchillo mi carne, la macero con vinagre y sal
y escucho un viejo bolero-antídoto que “me salve la vida y me cierre la herida”,
(si es que pudiera hacerlo... como si fuera tan fácil)
adónde me refugiaré esta vez si ya no tengo tiempo para otra estampida,
mis padres partieron y quedé exhausto,
(demasiada Padrenuestro-vano sin conseguir los tres deseos)/
Ante la casa sólo queda la polvareda de tierra roja
el hollín-estropicio que ciega, la muerte
y aquella foto familiar en el living que ya nadie recordará.
Efigie esperanza---tatuaje pegado a las retinas descoloridas
diferendo que no cesa---atavismos centenarios que perduran...
islote difuso que navega a la deriva con temor al naufragio
sabiendo que es el naufragio lo único que existe más allá de sus costas.
Aún mi perro ladra con ira e intenta huir como todos (todos se fueron ya)
pero no me quita los ojos de encima/
otra ausencia fingida me volverá a llevar al lugar del comienzo/
aquella casita-islote en La Lisa que yace dormida a la intemperie,
cerca de un yate remoto que mi padre agujereó
y dejó podrir en el mar para que no se lo quitaran
con un rotulo que decía en su proa Iraida, fantasma que
ahora volverá a escapar para seguir llegando al sitio equivocado
-sin que nada quede –.

20 abril, 2009; Buenos Aires-desde el ático.




Un cartel de la Feria del Libro de Cali, Colombia, que me pareciò hermoso.

jueves, 30 de julio de 2009




Oumou Sangare 'Seya' (Goce, alegría), esta vocalista está considerada una de las más representativas cantantes de la música africana; nacida en Mali, tiene una agenda de presentaciones, este año, que incluye los mejores teatros de París y de toda Europa. Se hace acompañar de instrumentos propios de su tierra.

viernes, 24 de julio de 2009

Curso de Redacción Periodística: Los géneros informativos, materia prima fundamental del quehacer reporteril.




De la serie "Los ritos del silencio", de Agustìn Bejarano.




Prof.: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana

Horario de cursada: De 18 a 20: horas, los Martes, durante ocho encuentros, a comenzar en agosto, en fecha a definir.
Para màs información llamar a la escuela, donde se desarrollarà el curso, Círculo de la Prensa, Dirección: Perù 358, Capital Federal
Telèfonos: 4334-5908/4334-5981, a partir de las nueve de la mañana.

“Géneros informativos: De la Teoría a la Práctica ”


Contenidos

1- La Redacción y la Gramática. El lenguaje periodístico. La comunicación y la construcción del discurso; emisores y receptores: protagonistas de la comunicación. Los géneros periodísticos (géneros informativos y géneros de opinión o “pensantes”.

2- La organización de los textos, los recursos expresivos más importantes usados en la redacción de un texto: narración, descripción, diálogo y argumentación. Sus características y ejemplos de su utilización en los géneros periodísticos de la prensa gráfica. El periodismo deportivo y el científico. Sus particularidades. Paradigmas latinoamericanos en el periodismo: García Márquez (Colombia), Roberto Arlt (Argentina); Alejo Carpentier (Cuba), entre otros.

3- El arte del titular en el periodismo y la literatura. Tipos de títulos (informativos o noticiosos, genéricos, llamativos y sensacionalistas, su utilización y algunas recomendaciones prácticas en el discurso periodístico. Sus puntos esenciales. La utilización del verbo en el titular periodístico.

4- Géneros de información: La noticia o nota informativa; la entrevista y el reportaje o dossier. La nota informativa o noticia, su estructura, importancia. Factores que le dan valor a la noticia. Redacción y estructuras posibles. Las preguntas clásicas del periodismo. Fuentes de información de la información contemporánea (primarias y secundarias) ¿Cómo llega la noticia a la tapa de los diarios. Circuito de recorrido de la noticia en una redacción. Jerarquización y contextualización informativas.

5- La entrevista periodística: un género vincular y dialògico. Saber escuchar y saber preguntar. Los preliminares del proceso de preparación. El antes, el durante y el después. Tipos de entrevistas en la prensa gráfica. Características de la introducción (retrato psicofísico, descripción de ambientes, escenarios y presentación del entrevistado). Redacción y estudio del personaje. Objetivo de información en ese género. ¿Cómo preparar una buena entrevista periodística? Preguntas posibles en la confección de un cuestionario. Las conferencias de prensa, mesas redondas y encuestas. Tipología de los entrevistados. Fuerzas inhibidoras y fuerzas facilitadotas para reducir mecanismos de tensión.

6- El reportaje o dossier, también conocido como investigación periodística: ADN del periodismo. La reconstrucción minuciosa y verídica del hecho. El reportaje como género de los géneros: inclusión de entrevistas, descripciones de ambientes, crónicas y algunas estadísticas. La necesidad de tener un objetivo de información determinado para poder realizar un boceto de la investigación con anterioridad. Particularidades y recomendaciones generales para su elaboración. La investigación y el uso de las fuentes más confiables.

7- Los géneros de opinión o géneros “pensantes”: el editorial, el comentario, el artículo de fondo o de opinión, la crítica, la crónica y la reseña. La reflexión, la argumentación, los razonamientos, los juicios personales y la persuasión como instrumentos de estos géneros. El columnismo como ejercicio del comentario: una liturgia rara. Papel de los géneros de opinión y estudio de sus posibilidades en la prensa gráfica. Algunos ejemplos paradigmáticos en nuestra región.

8- La llegada de Internet y el desarrollo del periodismo ciudadano. ¿Una nueva forma de redacción, un nuevo código comunicacional? ¿Informarse fatiga? Problemas del periodismo latinoamericano contemporáneo: falta de profundidad de los textos, problemas de enfoque a la hora de abordar los temas, fallas en la investigación y en la estrategia reporteril, historias que se quedan en lo epidérmico, dificultades en el tratamiento equilibrado de la perspectiva histórica, ausencia de antecedentes, abuso de fuentes institucionales y de contrastes, problemas para unificar citas y estructurar diálogos, errores de redacción y en la comprensión textual. Problemas de sintaxis más frecuentes.

miércoles, 8 de julio de 2009

Polvo de tiza


`

De la serie Los ritos del silencio, de Agustín Bejarano.








“Estoy entre el Ser y la Nada,
estoy entre el veneno y mis antepasados.
Nada tengo que declarar, excepto mi Muerte”.

Virgilio Piñera, Muerte del príncipe Fuminaro Koyone.



Manchado de orín por la estampida de un relámpago
con cierto tufo de geriátrico, de pañal descartable mal oliente,
caigo sobre el colchón del camastro inexpresivamente perturbado,
con cara de espíritu condenado al silencio, en shock
(vaciado de contenido, mutilado por viejas mordazas)
sacrificado por aquella sentencia de que los varones no lloran).
Desguarnecido rompo las tijeras con que me circuncidaron/
frente al espejo del patio donde padre se afeitaba/
me ahogo en la taza larga de café que mi madre preparaba
(a la hora de la escuela)
cuando no había leche de vaca y el polvo de la tiza del pizarrón
se confundía con el mítico alimento infantil/
era otra de las tantas simulaciones a que estaba sometido
pues ya tenía más de siete años y la leche había sido vetada
por la cartilla de racionamiento/ realidades tropicales de una revolución
que sólo parecía tener sentido dentro de mis pueriles tripas.
Araño la pared de mis asmáticos pulmones como dejando mensajes
por si no llegara a cumplir los quince años… entonces tenía mucho
para decir pero me habían cercenado las amígdalas con un bisturí que mi abuelo torcedor de tabaco, con entrenamiento médico, tenía guardado dentro de una caja de alcanfor/ eran aquellos sus primeros auxilios
entre el Ser y la Nada.
Afuera (sin remedios), mi maestro de esgrima se precipita
vertiginosamente al espacio con un alarido de terror,
el avión en que viajaba explota en pleno vuelo
y sólo recuperamos la mano donde blandía el estilete
para seguir dando la estocada final….,
sus medallas yacen aún en el fondo del mar destemplado.
Le lloré cinco noches seguidas y al sexto día decidí practicar atletismo
para aprender a escapar cuando las situaciones se pusieran peligrosas,
(desde entonces mantengo una fobia incurable a los aviones).
Expectoro un sinfín de palabras que se me atragantan en las madrugadas
y las escupo como una jerigonza sagrada/ con verbo de acción no dicho,
un pólipo sin estadificación benigna
me crece por dentro entre el paladar y la campanilla/
se oscurece un lunar-melanoma fenotípicamente indiferente en mi espalda
pero sigo guardando la compostura sana, como me enseñó mi madre.
En la cabecera de la mesa de comedor un tío solterón
se suena la nariz y busca en la guía de teléfono una voz caliente
del otro lado del auricular para atiborrar sus apetitos insaciables,
ninguna mujer le aguantó su agresividad secular… y se quedó solo.
Una llaga hedionda se acomoda entre los sillones del patio
y apenas alcanzo a buscar el sol entre “el veneno y mis antepasados”.
La muerte es sólo una inercia de animal irascible, un credo
que juega con avaricia e impudor a desvestir la empercudida carne
para dejarnos epitafios de tiza en algún viejo muro donde nadie
reparará jamás.

(08-07-2009, pánico porteño y Gripe A (H1N1)

sábado, 4 de julio de 2009




"Dos Gardenias", clásico bolero de Isolina Carrillo, interpretado, desde la confitería La Ideal, de Buenos Aires, por el grupo "Los Sábalos", donde mi hijo toca la trompeta.

viernes, 3 de julio de 2009











Maqueta de la tapa de mi nuevo libro sobre Fidel Castro y la isla, que sale en España, en septiembre de este año.

viernes, 26 de junio de 2009

Triste oficio isleño





Obra de la serie "Los ritos del silencio", del cubano Agustín Bejarano.










No espantaré los zorros que me acechan en la noche,
Tampoco quedaré suspendido del péndulo de un reloj,
como a la espera...
Ya he pagado demasiado por esta ceguera que inundó
mis espaldas.
A pesar de todo, de riesgos y glorias estaremos repletos.
Sin otra imagen en los álbumes familiares,
No seré otro jinete en estas confusiones de vidas,
Al borde de un abismo que perdió todas sus barreras
Arder sobre el colchón no puede ser el triste oficio
que depare la vigilia,
si entre abismo y muro siento sólo un silencio cómplice
y muchas simulaciones isleñas.

Equilibrista




De la serie "Los ritos del silencio", del artista cubano Agustín Bejarano.




A Eliseo Diego, el POETA.






El rincón del camino se hace piel
en las pupilas del payaso,
quien aprendió a sentir un profundo rencor
por cada aplauso inmerecido de la carpa,
pero continúa durmiendo con los ojos abiertos,
por temor al rechazo público.
Ese rincón se transforma en abrigo
sobre las espaldas del mago,
olvida sus últimos trucos frente a las luces
y anuncia conejos por palomas negras
sin ruborizarse ante al mentira "inocente".
Una varita mágica puede hacerse muro impenetrable
ante los ojos del domador,
perdió la cabeza por impaciente y aún sus leones
le ayudan a buscarla...
¿Fraternidad en la desgracia?
El rincón se hace caminos en las manos y los pies
del equilibrista
quien no teme a los saltos mortales sin mallas salvavidas
y siente lástima por los que rinden culto a la rutina
como si la vida fuera caminar perennemente por una
cuerda floja.

Eterno gozo






De la serie "Ritos del silencio", de Agustín Bejarano.












Aquí esta el barro,
descubriendo imágenes de malas aventuras,
nacido de las torpezas de la roca,
no busca sus antepasados,
en el mejor de los casos la arena puede teñirse
de polvo
y cambiar las estaciones del subterráneo.
Aquí está la hierba,
despide olores de muchacha en celo,
aprendió a sobrevivir a pesar de los malos tratos
y las cortadoras eléctricas,
pugna por inundarlo todo,
la terquedad la inmortaliza
(como a tantos...)
Aquí está el agua,
tatuando las rocas y descubriendo huellas y fósiles,
como eterna fuente de lo pulcro no se cansa,
lleva en su gozo el espíritu contradictorio
de la razón,
no le basta con correr y puede transformarse
en tsunámico infierno.
Aquí está el eco,
incauto viajero de la inocencia,
desfigura el rodar de los molinos.
Cuántas palabras arrancaste a los vivos
por el sólo deseo de escucharte a tí mismo
(como hacen otros tantos...)
Aquí están barro, hierba, agua, eco,
pérdidos en la orgía de la vida y la rutina,
sin más voluntades que sos propios caminos inciertos
(como el de muchos...)

Del libro Alquimia de fantasmas,1997.

Centauro




Obra del artista cubano, Agustín Bejarano, serie "Los ritos del silencio".



Para Zaida del Río

En algún escondrijo de mi cuerpo hay un centauro,
todopoderoso escudriña mis deseos y duerme la
siesta de la luna,
recordando precipicios que nunca alcanza a iluminar.
Arrojo vicarias entre sus restos condenados al bostezo
de un cementerio sin epitafios ni flores,
repleto de niños que compraron la risa por docena,
en un circo de un barrio sin nombre o llamado "La Lisa"
(que es como si no lo tuviera).
Intento sembrarle una hoja de paciencia
entre las sienes pero no acostumbra a escuchar consejos.
Me gusta hacerle ceremonias pues yo si creo en las
alianzas y en los hombres con rostros y cuerpos de centauro.
Por ahora, se resiste a reconocer aniversarios
y evade las despedidas.
La credulidad le peude consumir el estómago,
pero no aprende a sobrevivir en mi galaxia.
En algún abismo de esta carne hay un centauro,
cierto día se asomará al pozo.... entonces recuperaré
mis huesos.

(Del libro editado "Alqumia de fantasmas", del autor)

Nuestros locos




Obra del artista cubano Agustín Bejarano, serie "Los ritos del silencio".











No pude inventarme una llovizna
algo así como un barco de papel para
las madrugadas.
Tampoco aprendí a estrangular mis ganas
pues nunca encontré inhibiciones y miedos,
socavando la memoria del loco que se asoma
antes mis ojos.
Quizás pude apretarle el cuello a la esperanza,
pero siempre estuvieron los malditos deseos
ahuyentando la jauría que todos llevamos dentro.
Por favor, si tan sólo pudiera decirte lo que
nadie te ha dicho
y me siguieras mirando con cara de ángel sorprendida
sería suficiente para salir desnudo a la calle
y no queda exhausto ante los dobleces y las máscaras
de aquellos que pondrían cara de cumpleaños
en fiesta de despedida.
Por favor, guarda tus oraciones y promesas
para cuando olvidemos.....
A fin de cuentas jamás podremos inventarnos
una llovizna.

(Del libro Alquimia de fantasmas, del autor.



Otra voz nueva de la isla, Yusa, en "WOMEN ARE BEAUTIFUL", interpretando "Dime si eres tu".

jueves, 25 de junio de 2009




Otra de las interpretaciones del CD "Woman are beautiful", la canción "Tengo", interpretada con mucha delicadeza musical por Diana Fuentes, Yusa, Haydeé Milanès y Beatriz Màrquez.



Diana Fuentes, una nueva cantante cubana, que dará que hablar pronto, interpretando "Me recordarás", del disco 'Women are Beautiful', con Omara Portuondo, Beatriz Márquez, Haydeé Milanés y Yusa

martes, 23 de junio de 2009



Con mi libro de los sueños, que se vende ahora en los mercados argentinos

viernes, 19 de junio de 2009

Sonrisa de ángel







"El mártir", obra del pintor cubano Pepe Franco.


Vengo de sabotear mi corazòn frente a un espejo, apostando
que sòlo cuatro puntos cardinales y un pedazo de mar no
son alimentos para la supervivencia. Vengo de lanza la primera
piedra contra lo inalterable del mundo; a fin de cuentas ya se
cerraron los armarios y el bote perdiò los remos.
¿Què puedo hacer para remendar almas que se revientan
sin maternidades ni sollozos? El arte de multiplicar la
yerbabuena no es oficio exclusivo de poetas, si la vida escapa
por los resquicios del jardìn cuando menos se piensa. Nada
podrìa hacer con los resentimientos guardados en los
pulmones si jamàs te pediría una sonrisa que pudiera parecer
artificialmente construida. He saboreado palabras que nunca
buscaràn asilo ni en el fondo de tu aliento. No sé porqué
siempre presumo que las fàbulas me pondràn los pelos de
punta, y terminaré bajo un relámpago con una esperanza posada
sobre el pecho y cierta sonrisa de àngel solitario,
para mi pesar.

(Del libro "Alquimia de fantasmas", del autor).

miércoles, 27 de mayo de 2009

Catalejo con sabor a sed en mar incierta





Obra del artista cubano Manuel Mendive.






“ Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar, al país donde los sabios se retiran del agravio de buscar labios que sacan de quicio”.

Peces de ciudad, de Joaquín Sabina.


Alguien sigue intentando unir sus retazos en nosotros,
sus jirones de eternidad chamuscados por un fuego que no cesa, que busca
el paisaje perdido dentro de un catalejo que cierto niño-lúdico
mira con la curiosidad de querer retener en tierra de nadie.
¿Quién se acuclilla dentro de mí? ¿Hasta dónde emigra conmigo?
¿Quién se recuesta sobre sus victorias peregrinas en la pared de brumas
de mis lóbregos huesos y tras los párpados doloridos?
¿Quién esconde su mirada de rehén en noche desconocida
por senderos de zarzas? ¿Hasta dónde quiere llegar?
¿Quién escribe sus secretos desprendidos como una bocanada
extranjera e intenta vanamente dejar sus sedimentos de velero fantasma
en noche de mar con promesa de muerte?
¿Por qué profundiza tanto si sólo le quedan restos...
cascajos, ilusorias memorias?
Desde adentro de mis carnes se apuntalan espejos y señales
que ya ni intento transcribir... poco importa, me he pasado la vida
descodificando los discursos vanos de los otros/
buscando islas naufragas para el retiro forzoso,
como un noticiero de guerra después de la batalla,
como salir al encuentro de alguien que no llega...
cual noche cortada con sabor a sed,
(en mala versión insomne).
Todo se cuece y calcina dentro mío, evapora sus sedimentos
y sube, se difumina
entre nombres secretos y catedrales que nunca pisaré.
Las aguas crecen, se desparraman, revientan de gozo
y yo sigo sin entender nada, sin querer interpretar
las vetustas orgías como olas/ los largos bostezos como olas
las raras alucinaciones como olas/ los pétreos islotes como olas.
Allá detrás, sobre las planicies y colinas de mi tierra se escabulle
(un espectáculo de inmolaciones)
que deja a la intemperie maleficios y cegueras
alucinaciones eternas/ eternos escombros
perdurables lutos/ perennes precipicios/ sempiternos centelleos
como duros pedazos que nadie podrá volver a unificar
(eternamente).
Una escalera insondable extravía sus rutas y repliega
sus sombras hasta la última morada,
aquel gran portón que no quiero abrir por temor al juicio final.
Estoy predestinado para mejores momentos/ para traspasar la niebla
aunque siga tropezando con el pedrusco de siempre
aunque pierda los dientes y la piel en la caída
y tan sólo me queden vientos y manos desertoras/ mutiladas reliquias,
retazos de eternidad con fechas de mordazas y miopías.

27, mayo 2009. Frío húmedo, que paraliza.