miércoles, 30 de abril de 2008

Isla adversa





Obra del pintor cubano, Silvio Gaytòn.





"Dentro están las cosas en su sitio
las crestas
el azul
las heces apacibles (...)"
Apremios (1989), Ada Elba Pérez.




el mar se me suicidó a pedazos,

fue cayendo poco a poco, a mansalva

dentro de mi corazón

y terminó inundándolo.

con él se fugó toda la extensión de la playa

y el sabor de algún rocío extraño

cuando soñaba con la inmensidad

que no se alcanza.

soy testigo de cierta obcecación insular

que no conoce límites

cuando las olas baten contra los farallones

y hacen peligrar el mustio silencio de inoportunas ceguedades.

He subido hasta mi último peldaño para reencontrar

su inmensidad, para escuchar su rumor oscuro

rodeándolo todo

y apenas alcanzo a divisar su traicionera calma

su espesura de signos su encantadora embriaguez

su bofetada traidora justo al borde de un camino

que alguien denominó encrucijada.

Siempre soñé con el mar y su ademán de sombras

infinita frontera entre tanto viento y territorio

blasfemia desaforada que reniega de códigos y dobleces

y lo engulle todo.

Mi mar es otra mentira entre ceja y ceja

una fiesta antigua otra alegoría que me salva/

procacidad convertida en largo sufrimiento

apodada trampa, cárcel, cerco, concilio, simulación, desconcierto.

Mi mar es una isla adversa/

otra frontera innecesaria.


Buenos Aires, Sin mar.

Foto de viaje



Vacaciones recientes en Tilcara, carnavales.

Exilio





Obra del artista cubana Silvio Gaytòn.








"(...)de vez en cuando alguno -como yo- se salió de la fila
hizo silencio/ se fue desvaneciendo atrás (...)"
Poema XIX, de Juan Antonio Molina



Somos la dadivosa señal de la verdad que mutila

el febril encanto de los suplicantes a la hora de la cena,

la irrefutable muerte de los e-mails dentro de las computadoras del mundo,

la jubilosa pústula revoloteando en medio de los otros huesos.

Ni una sola pregunta ante la urdimbre de los himnos que cantamos

el hartazgo nos llenó la lengua de injurias y cánticos condenatorios

y terminamos ejecutados con nuestro insincero atiborramiento

con el estómago atravesado por tanta hipocresía de la inoperancia.

También yo tengo muchos amigos que están en el exilio

se fueron marchando con la cabeza baja y los bolsillos cuajados de

incertidumbres/ y terminaron fregando copas en bares de medio pelo

o deshollinando mingitorios en elegantes cafés del mundo.

Aún me quita el sueño tanta diáspora y renunciación

eran casi siempre los mejores en todo,

pero siempre fueron pésimos simuladores.

Yo terminé pintando un avión sobre una hoja blanca

pues le tengo fobia a los botes sobre la corriente

y conseguí aligerar mi equipaje de atavismos y ciertas ideas

suicidas que rondan justo antes de entrar en las fauces del lobo.

Ahora todo quedó detrás. Pero aún las oficinas inmigratorias me siguen

demorando por cautela

y mis antecedentes penales se solicitan sin respuesta alguna.

Cada vez que pienso en cuños y documentos

siento nauseas ante tantas indefiniciones y esperanzas retrasadas

y me persigue un deseo de lanzar mis excrecencias contra

toda la xenofobia que pulula.

Empiezo por admitir que en la querella contra los inmigrantes tipo A

mi nombre quedará inscripto entre los abofeteados y peligrosos

que ya jamás comulgarán con los discursos y festines oficiales.