domingo, 16 de diciembre de 2007

Mendrugo de la duda





Obra de Roberto Fabelo, pintor cubano.






Comienzo a apedrear a mis fantasmas/ los destierro y los lanzo
contra las cuatro esquinas más oscuras/ les escupo el rostro ya
sin máscaras/ les hago el amor con toda la saña del mundo/ les
fabrico historias y papeles protagónicos que nunca tuvieron/ me
averguenzo de haberles conocido y escondo sus retratos/ y de noche
cubro los espejos con una sábana para que no se me aparezcan/Cuánto
camino retorcido y mal cruzado/ cuánto andamio caído y palabras
extravíadas por las ventanas/ cuánta nube gris tapando el horizonte
sin otra hazaña que matar el cielo/ Sus carnes comenzaron a ser mis
tiranías/ardiendo en otros cuerpos sin hogueras/ sacra fetidez la de
estas cenizas esparcidas y recicladas en otras espaldas y balcones.
Asedio los desperdicios que me dejaron las sombras y
los echo al basurero pues quiero limpiarme de brújulas
errantes y equivocadas/ ya no tengo tiempo para deambular
por los rincones buscando a mis próximos viajeros y temo
dejarlos justo en el andén menos seguro/ La duda siempre
será el precio que pagaremos/el réquiem para los más
débiles de espíritu y los más fuertes de carne/
Vómito la euforía y el insomnio que con tanto sadismo
derramaron sobre mí y les pongo un vaso de agua clara
cerca de una oración para espantar la aridez de cierto
disfraz de oveja que alguien regaló en noches de San Lázaro/
Seguro que habrá más tiempo para mirar otra pantalla muda/
cristal sin rostro, monstruos atentos,cerbatanas que maldije,
complicidades que no tuve/caricias que no me regalaron,
ojos que ya no incineran el alma/
mendrugos que en demasía pueden hacer zozobrar
el pequeño bote.

Jugar a ser tinieblas







"Dualidad", de Zaida del Río.





Sólo la contemplación y el desahogo
salvará a estos inconformes.
cuando el óleo se derrame sobre el cuarto
y una sábana con flores sea el puente entre estas dos almas,
y ciertos pasajeros de las corazonadas.
¿Quién oculta amaneceres si hasta el sol esconde sus destellos
y decidió jugar a ser tinieblas?
No desnudes el alma ante un desconocido
que te mire demasiado y busque entre tus vísceras
un tortuoso camino que descienda la colina.
Faltan diez años para que el dibujo quede inconcluso
sobre el piso de la sala y tú vuelvas a decir
que simplemente ya no existes,
porque incineraste los fantasmas tras un pincel mojado en humo.
Me desnudo y contemplo cuántos desatinos
ocultan las acuarelas y esmaltes sobre este cuerpo,
envuelto en el miedo de una habitación sin puertas ni ventanas.
Suele ser tan grotesco eso de amarse sin acariciarse el alma.