jueves, 5 de febrero de 2009

Aliño para los malos ojos





Obra del pintor cubano, Cundo Bermúdez.


“Lo difícil es crear cuando el contexto real desaparece
y se imponen las íntimas fronteras”.
Rasa Todosijevic.



Vuelvo a mi maderamen, a mi mascarón de proa sureño
e intento recomponer mis propias sensaciones,
tiro los frascos vacíos del after shave, del pasado verano/
que se amontonan en el botiquín de mi baño,
donde el espejo yace cubierto por una tela blanca para evitar forcejeos
con el adolescente que fui de pelo enrulado y bigote rojo/
excreto – acuclillado - mis propias vahos en el sanitario
e intento un culto vudú que me devuelva sin rompimientos
ni límites a mi primigenia tribu/ .
pero ahora sólo encuentro pájaros de mal agüero y vaticinios foráneos/
macumbas que regurgitan en las márgenes
e intentan meterse dentro/
mezclo mis hojas de papel con agua, las macero y las pongo al sol
con canela de Ceilán comprada en ciertas ruinas peruanas
pues preciso de cuartillas re-blancas, re-puras, re-indoloras
morir vivo ante cada idea, ante cada golpe de teclado, re-crear
viejos párrafos enlutados del almanaque, volverlos a sentir lacerantes,
en fuga hacia el interior de alguna vieja maleta que ya no uso
en la que se carcomen y gangrenan los álbumes fotográficos
(que ya no veo).

No son estaciones de entibiados parlamentos,
de palabras fútiles y pútridas, de oquedades políticas
de bajo perfil enfundadas en discursos obsoletos y sesentistas
prefiero escuchar a Edith Piaf macerar “La vie en Rose”
amargado karaoke para las tardes de burdel de su infancia,
lejos del circo donde creció.

En una esquina del aposento, tras mi espalda
una decena de arañas tejen baquianamente su red para
evitar aludes pretéritos y lastimaduras de antaño/
yo no quiero re-vivir añejas utopías sólo difuminarlas
en mi cristalizada masa neurodegenerativa por el Alzheimer/
padezco, siento todavía la luz sin artificio que se cuela
por un hueco casi cinematográfico del cristal de la ventana
donde alguien miró sin sobresaltos algunas
celebraciones profanas.

Acullá, los monjes suben el campanario
lanzan su quejido matinal que rebota contra la vereda
y la impasible bóveda del techo/
hilvanan sus cánticos y rezos, antes de tener otra orgía
pendular en las celdas de enclaustramiento,
donde dicen rezar a Dios, sólo que lo hacen largas veces
al día y las ojeras los delatan/ hipan, se tocan,
beben y gozan sin impudor/
desde mi almohada puedo sentirlos aparearse de placer,
ensalivarse los ojos y no pronunciar ni una sola sílaba
pues tienen prohibido hablarse/
quizás para no sentir los inmemoriales rencores mundanos.

Luego, en la noche van al río color león y lavan sus partes pudendas
y allí paz y en el cielo gloria.

Por dónde andaría yo cuando el comete Halley surcó la tierra y
dejó su traza imprecisa de suicidios en caída libre
qué frontera cruzaba, qué Paso de los Libres recorría
cuando colapsaban las bolsas del mundo y se licuaban los pasivos
del Banco Lehman Brothers,
hacia qué lugar volaba cuando alguien que quiero cerró sus ojos.

Al parecer, nada se puede ya contra los malos ojos.

15-10- 2008. Viejo poema
Día de fútbol entre Argentina y Chile.