lunes, 17 de marzo de 2008

Como el avestruz






Obra de la pintora cubana Zaida del Rìo





Entonces recogí tu voz equivocada
y la saqué de mis bolsillos hecho jirones,
"los pactos de amor son como artimañas de
suicidas", recuerdo que dijiste.
Yo sólo atiné a dar
el gran portazo y echarme agua sobre la cara.
Lo que pasa es que ya nadie quiere hacer de oveja.
pues de lobos estamos extraviados, recuerdo que pensé
y me puse mi máscara diluviana para comenzar de nuevo.
Si viniera de nuevo por ti elegiría una calle menos
solitaria
donde perderme, y quizás otro balcón sin grandes lunas
y una música más ruidosa para no mirarte a los ojos.
Hemos compartido tantos sinsabores que empiezo a temerle
a la indiferencia.
aburrido de tanto golpe bajo y ventanas donde algunos
se asoman a ovillar su calma.
Dios es un mentiroso con clavos en las manos
y postales de colores para engatuzar a los traidores,
mientras yo comienzo a remar a favor de la corriente,
ya no me ato a puerto alguno (nunca lo hice).
Perdóname, empiezo a darle la razón a aquel orate que
predijo que "el recuerdo sigue siendo un avestruz inteligente.
aunque guste meter la cabeza en el olvido".

Relámpago de viajeros






Obra del pintor cubano Roberto Fabelo.










Isla ya no quiere historias largas
ni sillones en la sala ni esperas
en las ventanas,
a la entrada de la casa rompió todo sus
relojes
trágica evasión para ser otra
disociación patológica,
relámpago de viajero
beldad de largos corredores y cortinas rojas
espectro de cartas que no llegan
de mensajes de texto que reclaman un traspiés
donde asesinar su alma.
Ella se estravió en el laberinto
de un viejo mapa cartográfico,
y sólo percibió la estampida del avión
el bolero suave/ la mirada codiciosa
delante de los cristales.
Después todo se fue apagando
reclamò lo necesario
oscureciò su rouge
y marchò callada.