lunes, 17 de diciembre de 2007

Síndrome de máscaras
















"Anatomicums No. 62", de Alfredo Sosabravo.

Sobre el lecho de las angustìas
la explosión comienza a mudar mi rostro.
Ya no seré aquel con mirada de árbol de
oscuras fuentes
o el cazador de desgracias y felicidades ajenas
que cierta vez jugó a las tinieblas y desde
entonces perdió el sendero,
recostado sobre la piedra para construir el mundo.
Tampoco dispondré de ironías y desatinos,
todo mi ser se purifica y enloda como si cada
24 horas volviera la primavera con máscaras y flores
robadas en el jardín ajeno.
Usted no sabrá nunca mi verdadero nombre,
recién trato de buscarlo pero se escapa entre
secretos abiertos
de una palabra con olor a frasco sellado
y fragancia de muebles comprados al usurero.
Descubro ante el abismo los cuerpos marcados por
las estaciones de las apariencias
y esa sensación de calma que sòlo sienten
quienes por un segundo blasfemaron del pròjimo
o sintieron verguenza ante un apetito mundano.
Es imprescindible la balanza en los tiempos del
apocalipsis,
aunque la lògica falle no necesitaremos presentaciones
en este proscenio de mirar al infinito.

Equilibrista


















"Anatomicums", del ceramista cubano, Alfredo Sosabravo.


El rincón del camino se hace piel
en las pupilas del payaso,
quien aprendió a sentir un profundo rencor
por cada aplauso inmerecido de la carpa,
pero continúa durmiendo con los ojos abiertos,
por temor al rechazo público.
Ese rincón se transforma en abrigo
sobre las espaldas del mago,
olvida sus últimos trucos frente a las luces
y anuncia conejos por palomas negras
sin ruborizarse ante al mentira "inocente".
Una varita mágica puede hacerse muro impenetrable
ante los ojos del domador,
perdió la cabeza por impaciente y aún sus leones
le ayudan a buscarla...
¿Fraternidad en la desgracia?
El rincón se hace caminos en las manos y los pies
del equilibrista
quien no teme a los saltos mortales sin mallas salvavidas
y siente lástima por los que rinden culto a la rutina
como si la vida fuera caminar perennemente por una
cuerda floja.