miércoles, 30 de diciembre de 2009

Verano boreal para recobrar fuerzas




"El ángel simulador", de Agustín Bejarano.












“Pero debo recordar que no todos los sitios oscuros necesitan luz.”
Jeannette Winterson, de su novela “La niña del faro”.


El vértigo se apodera de las extremidades abatidas,
socava el cuerpo y el maderamen de mis pulmones neoplásicos
los libera en puros vómitos de sangre,
(en tisis a lo Margarita Gautier)
se mezclan mis esputos con algunos pañuelos descartables y camelias blancas que caen contra el pavimento, quizás para encontrar un nuevo retorno sin pifiar peregrinaciones/ Tengo la boca renegrida por las palabras-costras que escucho y no contradigo ni desmiento… no nací con la madera del mártir
- mi madre siempre lo advirtió con pesar -, quizás el alumbramiento lejos del mar en una maternidad privada me asesinó el patriotismo y prefiero callar, enmudecer para siempre, coserme la lengua a punta de tijera oxidada o morir de tétano repentino. Mi lengua…ese apéndice carnoso saturado de salitre, miedo y azúcar, (asquerosa combinación para sufrir siempre de descompostura) cabriolea dentro de mi boca y me hace tramar argumentos que no me aventuro a proferir contra las caras de los otros. Juego al caos como ruleta rusa sin revólver y sigo intentando monólogos y resurrecciones que sólo tienen razón cuando las luces se estrangulan y se me dispara sin remedio mi presión diástolica y sistólica. Entonces desató una danza profana, cual esperpéntica y desbordada pantomima, para conjurar a mis muertos
y los traigo conmigo, les regalo blancos capullos para que vengan a mi convocatoria.
Me dejo caer dentro de mi ego y me rebelo contra el autócrata que decide lo que debo hacer administrando cada gota de sedición en esta Caja de Pandora, que apodaron tierra baldía… resucito y caigo nuevamente contra el cieno, en esa simetría eterna de fracasar y restituir lo que me fue secuestrado.
Siempre ese sentido aburguesado de la propiedad, del partir y retornar, del dejar que la corrección siga su cauce irremediablemente sin tocarme ni de soslayo… ni por asomo/ como le ocurrió a mi padre, que murió sólo en una terapia sin pedir ni un algodón mojado en agua para saciar la quemazón de su estómago abrasado por tanto alcohol saboreado frente a toda la familia…
a pesar de los esfuerzos de mi madre para que no advirtiéramos
su credo etílico. Llegó a oscuras una noche de borrasca y se fue
sin extremaunción dejando tras de sí un tendal de penitencias,
traumas infantiles y deudas impagas al usurero, pero sólo entonces
la tranquilidad sepulcral se apoderó de las paredes de la casa,
donde rebotaron por tantos años sus blasfemias
y torturas psicológicas. No hay casas de empeño para las angustias/
y las embestidas de la oscuridad contra las paredes de nuestros ojos
que tristes se van envolviendo en un trapo viejo y cristalino hasta volver a
descubrir un faro que lo auxilie cuando llega el verano boreal,
esa interrupción que se nos aparece como revelación cansada
cuando ya poco puede hacerse más que dejar que la llaga cauterice
(y vuelva el ángel simulador).

Buenos Aires, 30 diciembre 09, suspendiendo el alma
(para recobrar fuerzas).

martes, 29 de diciembre de 2009




Katharine McPhee, interpreta I'll Be Home For Christmas. Es una de las voces más prometedoras de los Estados Unidos y una de las mujeres más hermosas de esa nación. Nació el 25 de marzo del 1984 en Los Ángeles (California). Se mudó con su familia y hermana a Sherman Oaks a los 12 años. Su gran aptitud y capacidad provienen de su familia, en concreto de su madre, Patricia Burch McPhee, cantante de cabaret. Fue ella quien decidió educarla desde que descubrió su don, a la edad de dos años. Su padre, Daniel McPhee, es productor de televisión y su hermana mayor, Adriana Burch aspira a ser productora. McPhee tiene ascendencia irlandesa, escocesa y alemana.

En 2002, se graduó en Notre Dame High School. Tras ser rechazada en distintos castings y audiciones, se presentó a la audición convocada en San Francisco para el concurso televisivo de jóvenes talentos del canto nortemericano, llamado: American Idol donde despertó un gran interés por sus dotes vocales, interpretando obras como
"God bless the Child" de Billie Holiday; "My destiny" y "Somewhere Over The Rainbow", a capella , pieza inmortalizada por la gran Judy Garland que le valieron un gran número de seguidores y el segundo lugar del certamen. En 2008 se publica su primer single, "Over it" y un primer gran disco, que lleva su nombre. Ese mismo año debutó en la pelicula The house Bunny (La Casa de las Conejitas) y está próxima a sacar su segundo disco "Unbroken", para enero del próximo año.

domingo, 27 de diciembre de 2009




Foto Navideña 2009, en mi casa.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Espasmódico baile, bautizado mar




Obra del artista cubano Cundo Bermúdez



“Pero soy esto, la mala roca que busca
erupcionar en las entrañas del poema,
parir su libertad, sin nombres,
como un islote escondido entre las olas”.

Abel González Facundo, “La isla de Virgilio”.


La masa de agua fosca y verde me devolvió su resaca
cierta rabia de naufragio justo en medio de la nada,
como un buque fantasma que junta cadáveres
y luego los devuelve a la orilla
para que sean enterrados en el limo putrefacto.
El mar se fue amontonando en mi espalda, en mis costillas/
entre los confines de mis piernas, por tanto peregrinar
amputado a hachazos, a punta de cuchillo/ por tanto camino salobre
y espasmódico entre tablas salvavidas que desaparecen tragadas
por esa porción de líquido difuso al que todos vuelven en rito/
(recordar que sólo el culpable regresa dos veces a la escena del crimen)
para agradecer al silencio que le da fuerzas, que lo alienta a seguir
o perderse entre la multitud de la gran ciudad donde nadie repara en nadie.
En definitiva, ese es el sino de los que rompen sus naves,
partir para retornar a un muelle equivocado/
intentar reconstruir su existencia para terminar siendo ni de aquí ni de allá.
Yo también heredé una gabarra, un pedazo de barcaza
para cambiar el cuadrante difuminado a fuego, pero nunca reparé
en la isla adónde nacía, ni en la inexistencia de un camino de ripio para la estampida donde esconder los infortunios que bucean algún antídoto justo cuando cae la tarde (y todo se inmoviliza).
Entonces salgo a la proa y siento la caricia salobre y obstinada
esa música atávica del ir y venir que todo lo disipa, engulle y corroe/
lanzo mi velamen sobre las cabezas y desato los cabos
para franquear una salida del puerto, observo las bollas y tuerzo el rumbo,
puras veleidades intelectuales de ciudadano que olvidó su lugar
y ahora intenta habitar otros dominios, aunque sólo sea pura ilusión
trasnochada de alguna pesadilla no contada a su psicoanalista.
Escapo, huyo, me sumerjo, pero apenas es una alucinación
como recordar cementerios, epitafios y piedras sobre bóvedas que nunca puse
antiguas pesadillas para cuando ya no quede ni mar, ni barcaza, ni bollas y el muelle se haya esfumado en la neblina del tiempo.

21 de octubre, sin sextantes ni brújulas.



Adele es una impecable artista londinense que poco a poco fue adquiriendo popularidad en el mundo de la música por sus exquisitos y delicados trabajos.En la actualidad su fama y su desempeño interpretativo le ha hecho ganar dos Premios Grammy, y una notoria cantidad de fans. Su primer sencillo fue publicado en octubre de 2007 en un vinilo de edición limitada, y al poco tiempo de ser lanzado, su música tuvo un gran impacto en todos los adeptos de este género, impulsando a Adele al estrellato. El punto fuerte de esta cantante es su delicada voz, un decir bien particular, con mucho de jazz y de cancionera intimista, casi de piano bar, que deja una gran marca de pasión en cada uno de sus temas. Estudio música en la escuela de artes BRIT School (mismo complejo donde estudiaron artistas como Katie Melua, Leona Lewis, Kate Nash y Amy Winehouse).

viernes, 11 de diciembre de 2009




Concha Buika, interpreta La Bohemia, en versión en castellano.

Cómplices palabras



Obra de mi amiga Yudit Vidal Faife.






"No creo en las palabras (...) las he visto afirmar/ negar, mentir
al pie de los altares y patíbulos".
Armando de Armas, Sobre la brevedad de la ceniza.



Las palabras se incrustan mutiladas contra mis contra mis cristales
se parapetan en mi placard y gimotean tras mis pasos,
heridas/ dolidas/dañadas/prostituidas/cansadas
se desangran bajo la escalera,
tropiezan unas contra otras al borde del abismo,
se tocan impúdicamente sin pensar en sus géneros y concordancias/
en sus tildes y acentuaciones, en si son diptongos o
triptongos/ llanas o agudas/ sin recato hacen el amor/
desfachatadas/ procaces/ sin pensar en el qué dirán/
sólo en el goce momentáneo/ en la cabalgata cansina de la vigilia,
en la agonía del naufragio, en los estertores de un faro sin olor a mar.
Poco a poco se travisten, se camuflan como voces cómplices
aquí en esta noche/ sobre mi mesa de luz,/ tras los ojos
y los rictus de las máscaras que cuelgan de mi sala./ Se escabullen
dentro de la almohada y no me dejan respirar; me cortan el aliento/ pues temen descomponerse, infectarse, destriparse, engullirse, parecer en el intento/
su egoísta espíritu de trascendencia las malogra (¡y las salva!),
las entierra bajo el lodo de un monótono cementerio en La Tablada, /
las enferma de miedo y lo que es peor... les nubla el entendimiento,
la razón./Mis palabras confunden fronteras, geografías, nortes y sures/
galopan histriónicas por el mundo, con caras de mosquitas muertas/ o malsanos rubores egocéntricos, / arder en la pira son su sino,
cenizas sus afanes/ mojarse hasta los huesos su tarea/ son como
las ausencias de una Habana extramuros,
que ya me resulta extranjeramente ocre.
Mis palabras se mueren de tedio, gritan, insultan sin sentido,
se matan de risa con afilada boca,
diseñan su orgía, su festín de vida o muerte... Cortadas a la
medida/ se lanzan tras su presa/ desvarían por un elogio
que les levante el ánimo/ por un secreto que decir/ juntas
trazan estrategias de ataques y lisonjas: antípodas de un plan mayor,
para el momento oportuno/ para la hora de la puñalada por la espalda.
Mis palabras buscan una camisa de fuerza, algún psicofármaco para sedar
ciertas botellas de vino para seducir, se quitan el polvo y su carcoma
y lo hacen con profesionalidad, con sutilezas universitarias,
con estudiada altanería de diccionario enciclopédico español.
En definitiva, son ellas - todas - un amasijo de hierros mohosos,
un brebaje hecho ex profeso para colegialas y malevos,
charcas putrefactas donde se hospedan larvas de mosquitos,/
perfumes de free shop de algún viejo aeropuerto sin controlador aéreo.
Peregrinas, sin concilio, traman su partida y su llegada/ diseñan su
reducto/ buscan su buhardilla, su telo, su letargo, su vigilia.
Por eso, cuando cierro la boca me atraganto, vomito, me mareo,
sube mi presión arterial/ una rara sensación de acidez/ se hospeda bajo
mi lengua y sale fétidamente hacia afuera./Por eso es que soy
también de los que nunca ha creído en ellas,/ las colecciono
en frascos asépticos para los días de exámenes de sangre
y análisis de orina/ e intento, de vez en cuando
- y por desquite -
empujarlas por el tragante del baño, a donde van a parar
los miasmas pútridos del día.

Buenos Aires, ya sin palabras.

miércoles, 9 de diciembre de 2009











Encuentro con compañeros del Master de Planificación y
Gestión de la Comunicación, el 8 de diciembre, en casa de Mónica, en La Plata.











Encuentro con compañeros del Master de Planificación y
Gestión de la Comunicación, el 8 de diciembre, en casa de Mónica, en La Plata.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Interrogantes cosidas a las puertas




Obra del artista cubano Agustín Bejarano.






“eres aquel que vuelve
a borrar de la arena la oquedad de su paso;
el miserable héroe que escapó del combate
y apoyado en su escudo mira arder la derrota”

José Emilio Pacheco, “Éxodo”


No preguntes quiénes quedan, no preguntes
las calles han resultado dilatadas/ pero vacías…barridas por
una bocanada de aire febril, casi bochornoso,
la poca gente que subsiste mira desangelada y abúlica el calendario
que se desliza como uva seca… las vidas han quedado suspendidas
en el umbral de las puertas y bajo los pocos campanarios en pie.
Cansina las abuelas cosen y descosen los mismos vestidos
que sus nietas ya no quieren llevar a las escasas fiestas
(“hay muy poco que celebrar”, dicen solemnes las viejas).
Muchas paredes de veteranos edificios yacen sostenidas
porque Dios existe y la cultura de la ruina campea ciudad abajo/
buscando alguna viga escondida donde guarecer los miedos
al derrumbe y la mirada de la policía que todo lo observa
impúdicamente, casi con interés malsano, con codicia impropia
para la decencia ciudadana.
No preguntes cuántos escaparon clandestinamente, no escudriñes por
discreción profana, te lo ruego.
se van advirtiendo descomunales vacíos en medio de la tempestad,
entre los fragmentos de reuniones políticas adonde pocos acuden
(pues ya no hay nada que discutir- se perdió el interés
al monólogo vacuo)y hasta los discursos conminando al combate
y los ejercicios militares arrancan grandes carcajadas
en medio del clima suicida que todo lo pinta sepia.
Casas destartaladas por la humedad
carcomen las estadísticas que paralizan el alma
de los organismos de vivienda; el paso de huracanes
mengua los recursos - y posibilidades de salir a flote -.
La ciudad de las carpas progresa, se asienta impiadosamente
al margen de las rutas desde donde se miran los trenes fantasmas
casi exánimes de mercaderías para llenar el tiempo de la gente que piensa en lo que pudo ser pero quedó a la vera del camino por negligencia y tozudez doctrinal.
No preguntes cuándo lloverá el buen destino, ni lo intentes
por cordura/ todos se acostumbraron a bajar sus cabezas
y ya nadie tiene tiempo para predicciones agoreras bajo el Sol…
ha sido muy dilatada la expectativa
y no hay cambios perceptibles, que limpien el ánimo de parálisis
y fobias que solo conducen al patíbulo sin bonanza, a la expiración.
La gente se remacha a las espaldas el síndrome del exegeta derrotado
y solo acierta a calcular los días en que subastará en el infierno
una pelea que ya sabe adonde conduce y lo ha dejado maltrecho
y sin “escudo donde mirar arder la derrota”.


Buenos Aires, 2 de diciembre 09, expiando mis culpas.