viernes, 7 de octubre de 2011

Miedos



Obra pictórica del artista cubano Humberto Castro.



“Pasan los días
como el olor a Octubre en la ventana
pero el corazón de la hoja queda intacto
como una piedra en los ojos del ausente”.

Piedra o columna, de Israel Domínguez Pérez.


He visto tu cara entumecida por los rayos del sol bajo muchos cielos,
que irrumpían desde la escotilla del avión,
pero entonces ese rostro de héroe sin preguntas y las palabras
escondidas en el equipaje de mano oreaban la brisa/
indiferentes a todas las turbulencias y las probabilidades de desastre.
He levantado mis dos alas… siempre lo hago…
para tocar esas brasas que te dan ardores,
Y sólo he podido manosear los escombros que definen
las fronteras/ el linde innecesario / el fuego que todo lo chamusca
aquel enfermizo aplomo-impiedad que tiñe tu agenda viajera,
Y poco se puede inventar… más que prolongar el periplo
Para que al fin todo caiga por su propia gravidez telúrica.
He sentido un cáustico vacío derramándose tras tus puertas
Al intentar abrir de par en par algunas ventanas tapiadas
Que daban a aquella arboleda-pulmón-de-oxígeno
Donde antaño recostábamos las cabezas,
imaginando largos derroteros; difusas y sinuosas trayectorias
que terminaron en línea suspendidas…en nidos inaccesibles
en oquedades por donde ya nadie irrumpe,
Pero ahora sólo quedan pálidos despojos de guerra,
Ticket de trenes de ambiguos itinerarios,
Aburridos cuartos de hotel para recostar el cuerpo manso,
amuletos escondidos en el patio de algún claustro,
medallas tardías que nunca serán exhibidas
y terminarán perdiendo el brillo cuando el rocío agridulce caiga
Irremediablemente sobre nuestras sienes canas.
Traspapelado como algún abúlico poema engavetado y amargo
cuando ya no queda otro remedio que marcharse,
he visto agonizar varios orgasmos, echados por el fregadero de la cocina,
entonces – era muy joven - casi desconocía el tedio,
la necesidad de huída y las maletas seguían debajo de la cama
como torpe vaticinio para seguir aguardando otra escapatoria
que nunca se produciría/
por temor a otro viaje mutilador… a otro éxodo iniciático
sin tiempos ya para finales beatíficos.
He visto bajo muchos cielos plomizos tu cara de ausencias
cuando mi cuerpo ha intentado tocar una pista escarchada y desconocida
y sólo siente preocupación por el tren de aterrizaje y la óptima visibilidad.
¡Oh, Díos mío, que no redoblen las palabras – como campanas - antes de cruzar los cielos porque todavía no sé si preciso una ceremonia salvaje
para ciertos miedos que me desconciertan siempre!

7- octubre-2011
Buenos Aires, con lluvia pertinaz.