viernes, 26 de febrero de 2010

¿Quién mató a Orlando Zapata?




YOANI SÁNCHEZ 26/02/2010 para El País





El cuerpo enflaquece, la mente se va y los miembros inferiores comienzan a hincharse. Una huelga de hambre hace que la existencia se escape poco a poco, hasta que se desdibuja el rostro de la madre sentada frente a la cama y pierde fuerza el rayo de luz que entra por la ventana. Durante 86 días Orlando Zapata Tamayo transitó del desconsuelo a la muerte. Se fue apagando, con una voluntad que ha dejado consternados a los amigos y molestos a sus opresores. Acostumbrados a disponer de su cuerpo y del herrumbroso cerrojo de su calabozo, los carceleros sienten ahora que este hombre de 42 años se les ha ido por la única salida que ellos no pueden controlar: la muerte.

Juzgado a la velocidad del vértigo en marzo de 2003, Zapata Tamayo fue víctima de aquel escarmiento -conocido como la Primavera Negra- que el gobierno cubano quiso darle a la oposición. Era fundador del partido Alternativa Republicana y activista frecuente a la hora de demandar la liberación de sus compañeros de causa. Después de su llegada a prisión lo condenaron en nueve juicios sumarios a penas que llegaron hasta los 56 años. Un gesto "magnánimo" los redujo a 25 largos veranos tras las rejas. Todo esto fue dictaminado en tribunales que parecían obedecer más a códigos militares que civiles. Después llegó la soledad de una celda tapiada, los malos tratos, las palizas y con ello terminó la ilusión de que un preso no condenado a muerte tiene derecho a que le respeten la vida.

Al cancelarse la visita a Cuba del relator de las Naciones Unidas contra la tortura, terminó para muchos la esperanza de ser rescatados de los malos tratos en los penales. Aprovechándose de su impunidad, los guardas metieron a Orlando en un espacio breve, donde tenía que compartir el suelo con las ratas y las cucarachas. Le gritaban por la rendija de una puerta de hierro que no iba a salirse con la suya, pues en una prisión revolucionaria un preso político equivale a los gorgojos que acompañan -permanentemente- al arroz. Se resistió a ponerse el uniforme de presidiario y eso le trajo otra andanada de golpes y el punzante castigo de reducirle las visitas de sus familiares. Cuando abrieron el sitio donde lo habían enterrado vivo, ya el daño era irreversible y la culpa salpicaba hasta la mismísima silla del actual presidente cubano.

A Zapata Tamayo no lo mató la huelga de hambre, sino el sombrío oficial que lo encerró en aquel hoyo y el director de la prisión Kilo 8 en Camagüey que ordenó su castigo. Contribuyeron también a su deceso las manos enfundadas en guantes de látex que prefirieron mantener el empleo en el hospital antes que denunciar el estado maltrecho al que habían dejado llegar su cuerpo. La máxima responsabilidad de su final la tiene un gobierno que prefirió mostrarse intransigente y enérgico antes que proveerle de ciertas mejorías en su vida carcelaria. Para confirmarnos en esa idea, un día después de ocurrida la muerte, Raúl Castro perdió la oportunidad de acortar la distancia entre lamentar su deceso y pedirles disculpas a sus familiares. Con sus breves palabras exentas de autocrítica, nos corroboró lo que muchos sospechábamos desde el principio, que el general no era ajeno al maltrato, la dejadez y el terror que terminaron con Orlando.

PD: En la actualidad, existen cuatro prisioneros cubanos de conciencia más que han comenzado una huelga de hambre, al estilo de la realizada por Orlando Zapata y con las mismas pretensiones: ser considerados prisioneros polìticos, además de protestar por la muerte de Zapata y exigir la liberación de todos los presos políticos en la isla.

En Santa Clara, además, el periodista independiente Guillermo Fariñas comenzó en su casa otra huelga de hambre, incluyendo la negativa de tomar agua, con la voluntad de "inmolarse". Hace tres años Fariñas estuvo a punto de fallecer tras varios meses sin ingerir alimentos sólidos para reivindicar el acceso libre a Internet en Cuba.

Un comunicado difundido hoy por las organizaciones opositoras y de derechos humanos indica que el 24 de febrero los prisioneros Diosdado González Marrero, de 47 años, y Eduardo Díaz Fleitas, de 59, se declararon en huelga de hambre en una cárcel de Pinar del Río. Un día después, los opositores Fidel Suárez Cruz, de 39 años, y Nelson Molinet, de 45, tomaron la misma medida en las cárceles Kilo Cinco y Medio y Kilo Ocho de la misma provincia. Los cuatro fueron sentenciados en los juicios celebrados en 2003 contra 75 opositores bajo la acusación de "conspirar" con Estados Unidos y ser asalariados de Washington. Marrero, Molinet y Suárez Cruz cumplen una sanción de 20 años de privación de libertad, y Díaz Fleitas de 21. Todos fueron declarados por Amnistía Internacional presos de conciencia.

Miembros de la disidencia han dicho que el caso más preocupante de los cinco es el de Fariñas, pues en el pasado ya estuvo a punto de morir durante una protesta similar. "El periodista lleva dos días sin tomar agua y ha declarado su voluntad de inmolarse si el Gobierno no libera de inmediato a los 27 presos políticos más enfermos", ha informado Sánchez. Además, Fariñas ha escrito una carta a Fidel y Raúl Castro retándoles a que demuestren que en las cárceles cubanas no se cometen torturas.

miércoles, 24 de febrero de 2010











El gobierno cubano viola nuevamente los derechos humanos en Cuba

El preso político cubano, el albañil Orlando Zapata Tamayo, de 42 años, murió ayer o lo dejaron morir en un hospital de La Habana, tras 85 días en huelga de hambre, donde intentaba pedir que se le tratara como "prisionero de conciencia". Zapata Tamayo falleció en el hospital Amejeiras, a donde fue trasladado desde un centro médico para reclusos de la capital cubana tras un avanzado deterioro de su estado de salud.

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) declaró que el deceso de Zapata Tamayo, "aparte de una tragedia para la familia, es una muy mala noticia para todo el movimiento cubano de derechos humanos y también para el Gobierno, porque esa muerte era evitable". Consideró que el fallecimiento de este disidente va a tener "graves consecuencias porque era un preso de conciencia adoptado por Amnistía Internacional (AI)".

El caso de Zapata Tamayo, formaba parte del grupo de 75 disidentes condenados en la primavera de 2003 con penas de hasta 28 años de cárcel. El disidente había sido trasladado de la cárcel de Camagüey, situada 533 kilómetros al este de la capital, a un hospital de reclusos de La Habana el 16 de febrero pasado debido a la gravedad de su estado de salud, pero el gobierno cubano no prestó la atención debida a los reclamos del preso polìtico y el suceso desendenò la muerte.


Hoy 24 de febrero de 2009, en la isla, varias decenas de opositores fueron detenidos por fuerzas de la Seguridad del Estado y la Policìa, para impedirles que asistan al velatorio del disidente, que se realizarà mañana 25 de febrero en Banes, provincia de Holguín, en la carretera Embarcadero, casa No 6. Raúl Castro dijo hipócritamente que "lamenta" la muerte del opositor y negò que existen torturas en la isla.

Por su parte, la madre del disidente, Reina Luisa Tamayo ha declarado que su hijo fue torturado, golpeado en varias oportunidades,que incluso lo tuvieron 18 dìas encerrado sin dejarlo tomar agua, en una oportunidad con la intencion de doblegarle el espìritu rebelde en la prisión. "Fue un asesinato premeditado, mi hijo ha sido torturado y ha sido objeto de mùltiples castigos y sufrimientos en las prisiones donde lo han tenido", ha confesado la madre de Zapata Tamayo.


La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) denunció la detención de al menos 20 personas, en medio de una "ola de represión" desatada por el Gobierno de Castro contra la disidencia que condenó la muerte de Zapata.

Los ataques contra los disidentes comenzaron poco después de que se conociera el fallecimiento de Zapata, según el presidente de la comisión, Elizardo Sánchez, quien indicó que las detenciones se produjeron en la zona este de la isla.

En el algunos casos han sido "cuasi detenciones" porque las fuerzas de seguridad han prohibido a los opositores salir de sus casas para asistir al velatorio.

Los opositores al Gobierno de los Castro han coincidido que la muerte de este preso de conciencia era "evitable" y han insistido en calificar este hecho como un "asesinato" que forma parte de la represión y constante "violación" a los Derechos Humanos en la isla.

Nuevos elementos informativos/ jueves 25 marzo

Opositores del gobierno se congregaron el miércoles 24 en la casa de la activista Laura Pollán en La Habana, en cuya fachada colocaron un crespón negro. Unas 30 personas se sentaron alrededor de una mesa en la que se instalaron velas blancas, fotos de Zapata y un libro de condolencias.


Por lo menos 20 activistas fueron sometidos a "arrestos", informó a la Agencia de Prensa, Elizardo Sánchez, uno de los críticos del gobierno y quien espera que estos sean temporales. A otros activistas de plano no se les permitió salir de sus casas el martes y miércoles, agregó.


"Estamos realizando un velatorio simbólico debido a que el cadáver se lo llevaron a Banes (en la provincia de Holguín). "Lo conocí en prisión, siempre fue un hombre decente y cooperativo que se llevaba bien con todos", dijo en casa de Pollán a la AP el disidente Carmelo Díaz, uno de los 75 opositores apresados durante una redada de 2003.


Condenadas a duras penas de prisión por recibir dinero u orientación de potencias extranjeras para destruir a la revolución, varias de estas 75 personas fueron posteriormente liberadas por razones de salud, como es el caso de Díaz.


Zapata fue también encarcelado en marzo del 2003 pero no entre los 75 y durante su estancia en la prisión se fueron agregando años a su condena.


"Esta muerte obedece a la arrogancia y la falta de capacidad de calcular las consecuencias del gobierno", comentó Sánchez.


Los restos mortales de Zapata fueron enviados a Holguín, a unos 900 kilómetros al sureste de la capital, en compañía de su madre Reina Tamayo. Varios disidentes como Martha Beatriz y Vladimiro Roca se trasladaron posteriormente al lugar.


Roca indicó a la AP por vía telefónica que el sepelio había comenzado en el poblado de Banes pasado el mediodía del miércoles, tras el arribo del cadáver.


"Esto aquí está muy tenso, la madre está muy mal y hay un gran operativo (de seguridad) desplegado", comentó Roca. Además se mostró contrariado por la declaración del presiente Castro: "Es un cinismo completo, ellos dejaron morir a Zapata Tamayo", agregó.


Juan Almeida García, un ex alto funcionario e hijo del comandante fallecido del mismo nombre, que recientemente expresó su oposición al gobierno cubano que no le permite la salida del país divulgó por correo electrónico un mensaje en el que criticó al gobierno por la muerte.

"Le pregunto presidente (Raúl Castro): ¿Esto a usted no le avergüenza? ¿Tendremos que llegar a esos extremos? ¿No cree usted mejor ceder, echar a un lado la soberbia para poder escuchar?", escribió Almeida.

"Le ruego, señor, le suplico que renuncie. Lárguese de este país. Usted no merece respeto", agregó.

El gobierno español "deploró" la muerte del disidente e indicó que en Cuba existe un "déficit de derechos humanos".


Zapata es el segundo en morir en prisión tras una huelga de hambre en 40 años, el primero fue Pedro Luis Boitel a comienzo de los 70.

Miguel Valdés Tamayo murió poco después de haber sido liberado en 2007. Fue condenado con el "Grupo de los 75", pero excarcelado debido a su delicado estado de salud.

domingo, 21 de febrero de 2010





Xiomara Laugart y Donato Poveda, dos grandes cantantes cubanos, en una canción que escuchaba por ellos mismos en mi adolescencia, "Como una campana".

jueves, 18 de febrero de 2010

Roma: la eternidad hecha urbe




Texto y foto: Juan Carlos Rivera Quintana





El viejo refrán que reza: “Todos los caminos conducen a Roma” siguió teniendo un efecto casi axiomático. Por ello al final de mi viaje por Italia, la “Ciudad Eterna” - como se le llama a Roma - tenía que ser un destino obligatorio. Y aunque fui tan sólo por tres días terminé quedándome cinco, pues había mucho para ver y sentía que el tiempo no me alcanzaría para tanta maravilla.

Roma – el corazón político de Italia y la sede del Estado Vaticano- es una ciudad deslumbrante por donde quiera que se la mire, que ejerce un hechizo particular sobre los viajeros… por sus monumentos; su rica historia; sus áreas arqueológicas; sus calles: sus reputadísimos museos de arte; sus galerías y tiendas; restaurantes, iglesias; su gastronomía; el Río Tevere impasible y caudaloso, omnipresente en toda la urbe que cruza la ciudad formando amplios meandros y sinuosidades y sus barrios bohemios donde se puede respirar la verdadera existencia del italiano común, como el barrio Trastevere. En Roma coexisten, sin ningún tipo de incomunicación, el pasado antiguo con la vida cotidiana de una metrópoli moderna. A ella se puede llegar con facilidad en avión, en tren o en bus.

Yo decidí hacerlo desde la Termini di Florencia en un tren de alta velocidad, el Frecciarossa, que se destaca por su confort, su puntualidad y hasta tiene un restaurante abordo. Dicho viaje se realiza en unas tres horas aproximadamente y a una velocidad promedio de unos 250 kilómetros por hora y permite admirar los paisajes de las ciudades intermedias, muchas en invierno nevadas y blanquísimas, lo que convierten el itinerario en un verdadero enigma con imágenes imperdibles y aconsejo tener la cámara fotográfica cerca.

Llegué a Roma, considerada la capital del mundo antiguo durante más de cuatro siglos y después del mundo cristiano, con mucha ansiedad y muchos deseos de comenzar la recorrida. El haber permanecido en el Hotel Rivoli, por tres días, ubicado cerca de la Villa Borghese y un poco alejado del centro de la urbe, no fue un obstáculo para las visitas a los sitios de interés, pues los colectivos suelen ser puntuales y una vez conocidos sus horarios sólo queda organizarse.

Al Coliseo me voy…

El Coliseo, el monumento símbolo de la ciudad, fue el primer sitio de peregrinación. Esta mole de concreto elíptica, de unos 50 metros de alto, es uno de los monumentos antiguos más importantes del mundo y junto a él se ubica la enorme área arqueológica de la urbe. Los restos colosales del anfiteatro, que conserva casi intocable su monumentalidad y fuerza simbólica y hasta sus arcos triunfales, ahora están despojados de sus mármoles y de las estatuas que lo revestían, dejando ver las galerías subterráneas, las escaleras y hasta las estructuras soportales. En él tenían lugar los duelos entre gladiadores y las luchas con los animales salvajes, que constituían una forma de diversión en la antigüedad.

Muy próximo a ese lugar se ubican los foros romanos, con los montes palatinos de fondo. Esta zona era el epicentro comunal de la antigua ciudad y en la que se desarrollaba el comercio, los negocios, la religión, la administración de justicia y hasta la prostitución en los baños termales y públicos que le rodeaban. A escasos 500 metros está la Piazza del Campidoglio, uno de los más interesantes complejos arquitectónicos romanos, ubicado en la cima de la Colina Capitolina, una de las sietes colinas de Roma.

Esta plaza es todo un ejemplo de continuidad urbanística, donde el afamado artista italiano Miguel Ángel Buonarotti bosquejó y edificó, en el Renacimiento, la primera plaza moderna de Roma, abierta sobre una monumental escalinata, coronada en el centro de la plaza por una réplica de la escultura ecuestre de bronce de Marco Aurelio, que Michelangelo realizó y fue donada por el Papa Pablo III, con posterioridad. Hoy, la Piazza del Campidoglio alberga al Ayuntamiento de la urbe y es uno de los centros decisorios de poder y de los procesos civiles. Entre los lugares de interés de la Piazza se pueden enumerar los Museos Capitolinos, el Palazzo Nuovo, el Palazzo dei Conservatori, el Palazzo Senatorio y, por supuesto, la Cordonata, con sus estatuas de leones egipcios y los personajes mitológicos de Cástor y Pólux. En la parte superior de la Colina del Capitolio, se ubica la iglesia de Santa María de Aracoeli, construida sobre el antiguo templo de Juno, del S. VI.

Detrás de esta plaza se encuentran las terrazas del Victoriano, con un monumento imponente de mármol blanco a Vittorio Emanuele II, primer rey de Italia, y que acoge, además, el Altar a la Patria y el sagrario de las banderas.

La Basílica de San Pedro, muy próxima al Estado Vaticano, es el símbolo de la cristiandad católica y una joya arquitectónica del siglo XVI. En su interior se encuentra la famosa Capilla Sixtina, pintada por Miguel Ángel. Su “Juicio Final” sobrecoge por la belleza plástica y tiene algunas curiosidades dignas de destacar, como el retrato de Minos, que el artista pintó con orejas de asno y representa el rostro de Biaggio da Cesena, un mecenas que se opuso a los desnudos que aparecen en los murales de la iglesia y Buonarotti quiso vengarse de esa manera. El artista tambièn quiso dejar su huella pictórica y se dibujó en la piel que sostiene San Bartolomé, representando su lucha interna por la fe. Algo debe destacarse: Miguel Ángel nunca utilizó modelos femeninas para sus pinturas, por sus inclinaciones homosexuales. Ello explica que las mujeres de los frisos exhiban una poderosa musculatura varonil.

Entre las Basílicas Papales que no pueden obviarse están, además, la de Santa María Maggiore, que está cerca de Vía Cavour, y es la única que conserva su estructura original. Dicho templo, toda una joya constructiva por su belleza, domina desde hace 16 siglos la ciudad y guarda en su interior invaluables reliquias artísticas. A pocos metros, está la Basílica de Santa María Prassede, que conserva un segmento del supuesto pilar sobre el que Jesús de Nazaret fue flagelado y torturado antes de su crucifixión y exhibe en su decoración interior sobrecogedores mosaicos y frescos antiguos.

Cincuenta años de la Fontana

En Roma uno puede dar con los monumentos más inconcebibles sin siquiera proponérselo. Ello me sucedió en el cruce de tres calles populosas con la Fontana di Trevi, una de las fuentes más famosas del mundo, con un diseño muy romántico, toda una maravilla barroca que me dejó verdaderamente obnubilado. Custodiada por la figura de Neptuno y rodeada de tritones y caballos de mar, realizados en mármol blanco, la fuente adquirió mayor notoriedad internacional cuando fue escenario, hace cincuenta años, de una escena de la película de Fellini, “La Dolce Vita”, en la que Anita Ekberg se zambulle semidesnuda en la fuente e invita al afamado actor italiano, Marcelo Mastroiani a hacer lo mismo. La leyenda dice que el turista, al llegar a la fontana, si desea regresar a Roma, debe echar una moneda y que ello tambièn le dará mucha suerte en el amor. Yo no quise ser la excepción y me sometí al consabido ritual pidiendo mi deseo, además.

En el itinerario no podía faltar una visita a Piazza Spagna (Plaza España), el símbolo de la Roma elegante y de alta costura. El sitio, uno de los más concurridos por turistas, a los pies de la escalinata de Trinitá dei Monti, se convierte en la mejor vista para admirar la plaza y ver la extraordinaria fuente “La barcaza”, del artista Pedro Bernini, (padre de Gian Lorenzo), asentada al final de la Vía Condoti. En sus predios, en el verano, suelen realizarse los grandes desfiles de moda italiano y en sus alrededores se ubican las grandes boutiques de los más afamados diseñadores de ropas y joyas del mundo.

Pero Roma es una ciudad de fuentes, de ahí que sugiera no dejar de visitar, además, la Fuente del Tritone, en la Plaza Barberini, realizada por Gian Lorenzo Bernini, en 1642; la Bocca della Veritta (Boca de la Verdad), una antigua máscara de mármol pavonazzetto, que goza de fama legendaria para lavar la reputación de quien la ha perdido, y yace colocada en la pared del pronaos de la Iglesia de Santa María de Cosmedin, en el año 1632 y la Piazza Navona, perteneciente a la etapa barroca romana, donde se encuentran tres hermosas fuentes: la de los Cuatro Ríos (1641), construida por Gian Lorenzo Bernini, que representa los cuatro grandes ríos conocidos por entonces. En la actualidad esta fuente está sometida a restauración. Además se encuentran la Fonttana di Neptuno (1574) y la Fonttana di Moro (1576), realizadas magistralmente por el artista Giacomo della Porta.

Sin dudas, si de París suele decirse que bien vale una misa, de Roma podríamos confirmar que bien vale una estadía, de al menos de cinco días para tener un pantallazo de algunos de sus tesoros y reliquias artísticas e históricas.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Siena y San Gimignano o el encanto del color










Texto y foto: Juan Carlos Rivera Quintana.



Los colores de la tierra - dicen los expertos del diseño - están de moda. Quizás porque siempre he estado tan ligado a lo telúrico por mis ancestros campesinos es que me sentí en la cittá di Siena, esa comuna italiana de la región de la Toscana, a unos 66 kilómetros de Florencia, como en mi propio hábitat, a pesar de que es la encarnación de la ciudad medieval, con apariencia de ciudad gótica y parece detenida en el tiempo, inamovible… Bueno, alguien suspicaz y de mente rápida me dirá que de letargo y entumecimiento los cubanos sabemos bastante. Pero yo agregaría en mi defensa que el estudio del medioevo para escribir un libro sobre Carlomagno y el sacro imperio romano germánico, publicado en enero del pasado año, en España, me abrió las puertas al conocimiento de ese entorno secular y que sólo me faltaba la experiencia in situ, que tuve adentrándome en la que es considerada la capital italiana de la Edad Media. Fue, sin dudas, el mejor regalo de cumpleaños 50 que podía hacerme.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1995, por considerar que su casco antiguo es una reliquia medieval en materia de planeamiento urbanístico, las callejuelas y casas de Siena se mantienen inalterables desde los siglos XII y XV y no se permite la entrada al tráfico de los coches y motos a su interior.

Desde que el bus va ingresando en los alrededores de Siena se comienza a percibir las plantaciones de olivos y vides, que rodean a la Toscana, en el área central de Italia y los techos a dos aguas de tejas, de color terracota y ladrillo. Siena está ubicado entre las colinas, a unos 322 metros de altitud y está recorrida por amplias avenidas y estrechas callejuelas empinadas que conducen al centro de la ciudad y a su Plaza del Campo, con forma de abanico, donde se ubica la imponente Catedral de Santa María de la Scalla, un ejemplo ilustrativo de la arquitectura gótica italiana, con una fachada principal recargadísima que es obra de Giovanni Pisano y obras escultóricas bajorrelieves en su interior, talladas en mármol por los artistas Donatello, Ghiberti y Jacopo Della Quercia, representativos escultores italianos del siglo XV. En la plaza se destacan los relieves de la Fuente Gaia, realizada por Jacopo dell’ Quercia y es allí donde se celebra, además, todos los 2 de julio y 16 de agosto, la famosa fiesta medieval con carrera de caballos, el Palio de Siena, que atrae a un público muy numeroso, sobre todo turistas del mundo entero.

A escasas calles del lugar se levanta otra de las grandes obras arquitectónicas citadinas: el Duomo di Siena María dell’ Asunta, ubicado en la Piazza del Duomo, frente al Museo Hospédale di Santa María dell’ Scalla. Este templo cristiano, tambièn con la impronta edilicia de lo gótico, es considerado una de las más grandes obras arquitectónicas de Italia y Europa. La mayor parte de su diseño fue realizado por el arquitecto y escultor Nicola Pisano, considerado el mejor arquitecto italiano del siglo XIII, quien comenzó en la segunda mitad de esa centuria la construcción de la Basílica.

En el interior, se destacan las franjas de mármol blanco y negro de sus columnas y el techo abovedado, pintado de azul cielo, adornado con estrellas de oro y una inmensa lámpara dorada que representa el sol. Las frutillas del postre de dicho santuario son las obras maestras que adornan su altar mayor, entre las que se destaca la estatua de San Pedro, realizada por Miguel Ángel.

Valles, colinas y chianti

Llegar a Siena, ese paraje atravesado por valles, colinas y los Montes Chianti, una de las más bellas zonas en Italia y donde se producen los más afamados vinos de ese terruño, es comenzar a adentrarse en el alma y la idiosincrasia toscana y comprobar como de un país tan densamente poblado como era Italia, con más de 57 millones de habitantes, su crecimiento demográfico se encuentra hoy casi petrificado, para decirlo con un lenguaje antropológico. En Siena puede observarse esa acusada “desnatalidad” de la que disertan alarmados los expertos europeos, en demografía. Quizás debido a la crisis económica que están padeciendo, al aumento del costo de vida, al grado de emancipación femenina y a la alta instrucción es que se palpa un proceso de senilización poblacional donde abundan los lugareños jubilados de la tercera edad y la longevidad es moneda común. Ello se materializa en pocos niños en las plazas y en la escasa visibilidad de mujeres embarazadas; las pocas que vi casi todas eran inmigrantes, sobre todos de origen indio o musulmán.

Y es que adentrarse en la historia de Siena es descubrir que fue una región muy prospera comercialmente, que incluso mantuvo hasta cierta rivalidad – a nivel artístico y económico - con Florencia, pero el paso de la peste negra, en 1348, acabó con su esplendor sumiéndola en la parálisis, en tanto perdiò la tercera parte de sus moradores por la epidemia.

Una antigua leyenda cuenta que fue fundada por Asquio y Senio, dos hijos de Remo (hermano de Rómulo el mítico fundador de Roma). Lo cierto es que la Siena actual tiene un aspecto muy semejante al que tenía en los siglos XIII y XIV y aun mantiene inalterable ediliciamente su Universidad, fundada en 1247, famosa desde entonces por sus facultades de leyes y de medicina y que actualmente siguen siendo cuna de las instituciones educativas más prestigiosas y un importante centro cultural en toda Europa.

Visitar la ciudad y no permitirse llegar hasta el Palazzo Piccolomini, una de las muestras más refinadas del Renacimiento senés o la Pinacoteca Nacional, enclavada en el Palazzo Bounsignori, construido en el siglo XV o la Fortezza Medicea, una fortaleza realizada por los Médicis en el siglo XVI es casi un acto sacrílego. Tampoco puede obviarse una de las vistas más impresionantes de Siena, lugar ideal para la buena fotografía paisajística: la colina donde está ubicada la Basílica de Santa Caterina de Siena, un santuario construido en el siglo XIII en ladrillo con un airoso campanario a la izquierda y que dentro – entre los colores ocres y rojizos de sus vitrales, atravesados por el tenue sol invernal - exhibe una modestia que impresiona a tanto esplendor constructivo y un Crucifijo “milagroso”, que cuentan ayudó a la Santa a sobrellevar los estigmas invisibles o dolores que sufría.

San Gimignano de las altas torres

El viaje no estaría completo si estando tan cerca de San Gimignano no visitáramos ese pueblo amurallado y de altas torres, asentado en lo alto de una colina, desde donde se puede divisar varios kilómetros de distancia, cuando no hay bruma invernal, lo que lo convirtió en una especie de atalaya militar de la época desde donde se avistaba todo el valle, cultivado desde entonces de olivos y viñedos. Sus construcciones están erigidas en lo alto de las Colinas de la Toscana, a unos 35 minutos en bus al noroeste de Siena y muy cerca de Florencia. También famoso por su arquitectura medieval, especialmente sus cerca de 15 torres de diferentes alturas y sus murallas, fue declarado Patrimonio de la Humanidad, en 1990. Se sabe que los pueblos amurallados toscanos del Medioevo deben su aspecto constructivo a que las familias ricas competían entre sí por ver quiénes eran los que levantaban la torre más alta, entonces un símbolo de poder y ostentación de dinero.

San Gemignano fue fundado en el siglo XIII antes de Cristo por los etruscos y debe su nombre a un soldado valeroso que peleó contra los hunos de Atila que pretendían tomar la ciudad. Pronto la ciudad se convirtió, por su excelente ubicación, en un punto de parada de los peregrinos católicos, que querían llegar a Roma y al Vaticano.

Al trasponer sus murallas es un sitio obligado visitar sus dos principales iglesias: la Colegiata y la de San Agustín, que posee obras de arte muy representativas de los principales artistas del Renacimiento italiano. Entre sus torres se destaca la de la Podestá o Torre Grossa, que posee 54 metros de alto y fue construida en 1311 y se mantiene en un estado de conservación impresionante.

Durante la visita no deberíamos obviar una copita del famoso vino blanco, que allí se produce y tiene fama internacional, cuya cepa es oriunda del lugar y es conocida como Vernaccia di San Gimign y se vende en las tabernas del pueblo, algunas verdaderas joyas medievales con techos abovedados e interiores muy elegantes. Dicho vino se puede acompañar de un plato típico de la culinaria italiana: una feta de pan, a la que se le frota un tomate bien maduro, sazonado con aceite de oliva extra virgen toscano y un poco de sal para hacer más disfrutable e inolvidable ese momento. Sin dudas, visitar dicha ciudad constituye toda una auténtica experiencia… no todos los días se nos presenta la ocasión de trasladarnos a otro siglo y mucho menos a una ciudad de torres medievales.

martes, 16 de febrero de 2010

La costa amalfitana: el arte del equilibrio




Texto y foto: Juan Carlos Rivera Quintana.






En la costa amalfitana todo parece estar suspendido en las cumbres y las altas rocas milenarias… como colgado en el techo del cielo. Así monasterios, caserones antiquísimos, palazzos convertidos en hoteles, pueblitos de pescadores, iglesias, cementerios donde entierran a los muertos de pie para ahorrar espacio, tratorias, tiendas, callejuelas empinadas y escaleras que conducen a los lugares más inimaginables y hasta los mercados populares penden de las piedras como desafiando la Ley de la Gravitación Universal, que descubriera el alquimista y matemático inglés Isaac Newton.

Y es la costa amalfitana - ubicada en el Golfo de Salerno, en la provincia de Campania - uno de los sitios privilegiados por la mano de Dios, un verdadero paraíso terrenal por su belleza natural y sus accidentes orogràficos. Con un gran interés turístico, geográfico y cultural es un tramo de costa italiana de unos 40 kilómetros, que comienza en Vietri Sul Mare y concluye en Positano, ciudades todas bañadas por las aguas super salobres y verdeazules del Mar Tirreno. No sin razón todos los municipios que integran la costa fueron declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1997, porque en sus ciudades se conservan obras arquitectónicas y artísticas de interés mundial.

No hay nada más que salir desde la ciudad de Salerno, en el bus de la Costera Amalfitana zigzagueando curvas de vértigo, precipicios, luminosas bahías, rocas cortadas en terrazas donde florecen limoneros, pomelos y mandarinas y se desatan los viñedos para avistar las altas tierras de pastoreo y los pobladillos de casitas blancas y ventanales asomados al Mediterráneo y llegar a Amalfi para descubrir un entorno casi cinematográfico por la telegenia de sus paisajes. Quizás ello explique que sus decorados se conviertan en set de filmaciones con frecuencia y que películas tan fotográficas como “El talento de mister Ripley” y “Bajo el sol de Toscana” hayan utilizado estas hermosas ciudades como sus telones de fondo.

Sin dudas los habitantes de Salerno, Atrani, Cetara, Vietri Sul Mare, Furore, Maiori, Minori, Amalfi, Positano, Ravello, Praiano y Scala, que integran dicha costa, enclavada en la península de Sorrento, están muy acostumbrados a los trasiegos de turistas del mundo entero y de la jet set europea y norteamericana que eligen sus costas como destinos vacacionales de primer orden, tanto en el verano playero como en el invierno brumoso y a veces soleado de descanso y caminatas por sus calles y sus playas. En sus hoteles y mansiones se dieron cita artistas de la talla de Giovanni Boccaccio, que habla de esa porción de tierra y costas en su célebre libro “Decamerón”, o un John Steinbeck que utilizó la localidad de Positano para su novela homónima o el dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen que escribió en el Hotel La Luna, de Amalfi, su reconocida pieza: “Casa de Muñecas”. Tambièn fueron notables las largas estadías de actrices como Greta Garbo, en Ravello; de Isabella Rosellini en Maiori y de Ingrid Bergman, en varias de sus ciudades, junto a importantes directores cinematográficos, representantes del neorrealismo italiano.

Amalfi: el camino del Paraíso entre limoncellos.


La costa amalfitana abarca el territorio de la histórica República amalfitana, una de las repúblicas marineras italianas, que dominaron el Mediterráneo cerca del siglo XII, junto a las ciudades de Pisa, Génova y Venecia, que entre el X y el XIII gozaron de una prosperidad económica inusitada, debido a su actividad comercial en un amplio marco de autonomía política. Ella toma su nombre del municipio más importante: Amalfi, capital de la República, que llegó a tener una población de 70 mil habitantes y hoy es un codiciado paraje turístico. No por gusto, el poeta italiano Renato Fucini escribió de Amalfi: “El día del Juicio Universal para los amalfitanos que subirán al Paraíso será un día como todos los otros”. Y creo que no exageró porque la ciudad tiene todos los ingredientes para hacer una estadía plácida e inolvidable.

Posee Amalfi, conocida popularmente como: “la Cittá Bianca”, un clima de playa y montaña que convierten su invierno en una estancia disfrutable con algún que otro chubasco pasajero que pugna por tapar el Sol, alguna que otra penetración de mar y una temperatura que puede variar entre los dos y los diez grados. De ahí que muchos jubilados italianos decidan pernoctar allí esos meses buscando la tranquilidad y el calor de las estufas de sus confortables hoteles, como el hotel “La Bussola” (La Brújula), frente a la Capitaneria di Porto, donde nos hospedamos, durante tres días.

Las callejuelas blancas de Amalfi - con sus casitas de colores discretos pero variopintos, sus ropas colgadas en los balcones y los patios escondidos a las miradas indiscretas - parecen irradiar vida y alegría convirtiendo a la ciudad, repleta de tiendas, bares y terrazas donde se puede degustar un exquisito limoncello, un gelato frutal o un chocolate caldo (caliente) en un lugar memorable, a pesar del frío invernal. Eso sí a las seis y media, a más tardar, la ciudad se retira completamente a descansar, sus comercios cierran, oscurece temprano y no se escucha más que el rugido del mar contra las escolleras. Entonces sólo queda abierto algún que otro restaurante, donde se ofrecen excelentes pizzas, pastas rellenas, algún plato de pescado o lasaña con carne.

En la villa su trazado urbanístico parece diseñado para que todo confluya en la Catedral o Duomo di Sant'Andrea, en el centro histórico, que puede ser recorrido a pie. Dicho templo, de gran influencia morisca mudéjar, que por momentos recuerda a La Alhambra, en España, está construido sobre la cima empinada de una escalinata en una posición que domina toda la plaza principal de la ciudad y desde donde se divisa una fuente de mármol blanco. Sus puertas de bronce fueron traídas desde Constantinopla y en su interior se mezclan los estilos morisco y románico, con algo de influencia árabe en su claustro principal. Dentro del Duomo, se puede descender a la cripta donde se conservan los restos del predicador y misionero San Andrés, uno de los doce Apóstoles, patrono también de Rusia y Escocia.

Entre los viajes más inolvidables que ofrece la ciudad se encuentra la visita a la extraordinaria Grotta Azurra (esmeralda o azul), ubicada en la cercana isla de Capri, un espectáculo natural como pocos por la fosforescencia de colores y los tonos azules de sus aguas y la riqueza de estalactitas y estalagmitas, narran los visitantes. A ella se puede llegar en barcos o aliscafos desde Amalfi. Aunque en invierno los viajes se suspenden por seguridad marítima. Tampoco puede dejarse de visitar el Grand Hotel Convento di Amalfi, (cinco estrellas), situado en un monasterio del siglo XIII, que era un antiguo claustro normando-árabe y sigue teniendo las mejores vistas de la urbe. El convento parece estar suspendido en el aire entre el cielo azul y el mar opalino de la bahía amalfitana y fue refaccionado completamente en el 2009, al que se puede acceder por las escaleras empinadas que serpentean la alta colina, donde está enclavado, o a través de un elevador acristalado, con una emocionante vista panorámica. Recomendable tambièn es llegarse a las otras ciudades cercanas, con solo tomar el bus costero por tres euros, que tiene una puntualidad pasmosa. Positano es una excursión imperdible para experimentar el auténtico sur italiano. Su encanto pueblerino y sus pintorescas casas, pequeñas tiendas, callejuelas, placitas a las que se accede por numerosos escalones y restaurantes hacen del sitio un destino romántico.

Positano está ubicado sobre una ladera de una montaña empinada, que parece que se vendrá abajo de un momento a otro, pero es sólo un efecto óptico de una vista fóbica a las alturas. Dicha colina divide al a localidad en dos, una parte occidental donde está la playa, mientras en el oriente se encuentra el centro histórico de la ciudad que se puede recorrer en unos cuarenta minutos.

Antes de marcharme de esa hermosa e inolvidable costa amalfitana compré una caracola para atesorar por siempre el rugido del Mar Tirreno, que sale de sus entrañas y arremete contra los farallones y escolleras de la costas, bendito sonido calmo - cual canto de sirena - que escuchaba por las noches, desde mi cama y me producía un sopor cansino y agradable que no experimenté en ningún otro sitio del planeta.

lunes, 15 de febrero de 2010

Venecia y esa mudez enmascarada




Texto y foto: Juan Carlos Rivera Quintana






Il vaporetto vomita turistas y lugareños a diestra y siniestra por el Gran Canal veneciano, en medio de un frío de casi menos dos grados y el verde del agua tiene un tinte opalino y gélido, casi fantasmal, que hace parecer a Venecia - la ciudad de los canales, ubicada en el noroeste de Italia - como una dama muda, brumosa, decadente y frígida.

Pero este viajero no se llama a engaño, Venecia es una rancia dama que exhibe siempre sus talismanes y joyas y tiene en todo momento una carta bajo la manga para seducir, ya sea con el encanto de sus callejuelas adoquinadas y sus conventillos; la tranquilidad y belleza arquitectónica de las iglesias; sus tiendas de grandes marcas, donde se dan cita los grandes diseñadores europeos, desde Louis Vuitton hasta Moschino; las plazuelas barriales con sus fuentes o pozos comunales; sus elegantes puentes y campanarios; las tratorias con sus pastas exquisitas; sus cafés escondidos y de refinados placeres gastronómicos, donde se puede tomar la mejor chocolateada del mundo, como el “Restaurante Café El Quadri”, abierto en 1638, frente a la famosa Piazza San Marco, en cuyas mesas se sentaban grandes escritores, como Honorè de Balzac, Alexandre Dumas, Lord Byron, Stendhal, Marcel Prouts y sus caserones detenidos en el tiempo y carcomidos por la humedad que todo lo corroe, hasta el espíritu. Y todo ello intuyo no es más que una pose desdeñosa de Venecia para embelesar al viajero, al recién llegado, que como yo está encantado - literalmente alucinado - por ese entorno casi mágico, con una patina secular, de color casi siena, rayana en la decadencia de sus siglos y la cultura que siempre trashuma.

Venecia, fundada en el 421, después de Cristo, está formada por 118 islas y 354 puentes, que hacen de ella una alucinación mística, memorable… desde que el avión comienza a descender entre sus islotes, sus canales y sus brumas en pleno mediodía invernal. Y mucho más atractiva resulta si el carnaval, considerado el más elegante del mundo, está por suceder y ya se puede palpar la intranquilidad de los venecianos en la búsqueda de sus disfraces y máscaras para lucir en la festividad; la agitación de los pintores, creadores de antifaces, por vender sus producciones de paper maché, cerámica o cartapesta, muchas creadas hasta con polvo de oro, con una función practica y simbólica para cubrir la identidad dentro de los festejos y conseguir mejor diversión dentro de ese espectáculo visual y extravagante en las tardes de la Piazza San Marco. Venecia tiene un carnaval con identidad propia, con un donaire casi patricio, que se desenvuelve en un entorno que es en sí mismo un decorado, donde se vive en permanente jolgorio y música esos días.

Vientos, agua y frío

Estar en Venecia, durante tres días, parece un tiempo más que suficiente para las primeras lecciones y aprendizajes de una ciudad que convive con el agua y que le teme al fenómeno del “acqua alta”, la marea alta, cuando ese líquido vital cubre el suelo de Venecia a causa de las corrientes y del viento y más que nunca se tiene la sensación de que la pobre Venecia tiene sus días contados y terminará hundiéndose en la laguna pantanosa ante la mirada atónita de los mortales. No por gusto los malos augurios hablan de que se hunde dos milímetros cada año. Por suerte durante mi estadía ello no sucedió y encontré una ciudad misteriosa y lozana, con cerca de 400 puentes y 150 canales de agua, o quizás fueron mi ánimo y mi espíritu por esos días los que así quisieron verla, en un pacto casi mudo que hice con esa centenaria villa, que me despidió con una fuerte nevada que convertía los techos de tejas rojas de sus mansiones en palomas blancas y enmascaraba las góndolas entre el temporal y la bruma gélida de sus canales.

Lo que si no resulta un espejismo es el encanto y la fascinación que ejerce esa ciudad, en pleno invierno, donde las 90 basílicas con sus campanadas agoreras, que antaño anunciaban la hora, los nacimientos, las muertes, la llegada de los buques, asambleas y hasta incendios, constituyen una marca visual y auditiva del paso del tiempo. Mayoritariamente eran los grandes artistas del Véneto de cada época, los que recibían la encomienda de decorar las iglesias y ello explica la magnificencia de sus cielos rasos y sus frisos.

Particularmente agradable resulta el viaje a la Iglesia Santa María Della Salute, ubicada a la entrada del Gran Canal y erigida en el siglo XVII, más exactamente terminada de construir en el año 1630, donde se pueden apreciar obras de artistas de la talla de Tiziano y Tintoretto, probablemente los últimos grandes pintores del Renacimiento italiano. El templo barroco, que destaca por la belleza de sus cúpulas, volutas, contrafuertes y estatuas, fue una promesa que hizo el Senado de la ciudad a sus ciudadanos, si la virgen finalizaba la plaga de la peste que estaba diezmando a la población. Y como la enfermedad desapareció se erigió dicho parroquia.

La isla, una de las capitales del turismo mundial, se divide en sestieri, un conjunto de seis islas: Cannaregio, Castello, San Marco, Dorsoduro, San Polo y Santa Croce y tiene una historia ligada al mundo artístico, comercial y político. Los libros apuntan que tras la caída del Imperio Romano, la tribu de los Vénetos fue confinada a morar – como castigo- en esa zona costera y húmeda y allí establecieron su organización política, cuya cabeza de poder era un doux (dogo). La mítica pueblerina, íntimamente ligada a personajes como Gentile Bellini, Giorgione y el famoso Casanovas, cuenta que, a principios del siglo XI, a Venecia fue trasladado el cadáver de San Marcos el Evangelista, considerado por la tradición cristiana el autor del evangelio que lleva su nombre y cuyo símbolo el león alado se ha erigido en estandarte de la ciudad; a partir de ese momento dio inicio la expansión de Venecia a través del Mar Adriático, pero la colonización de América y todo lo que ese suceso representó mercantilmente, trajo consigo el declive de la gloria de Venecia, que actualmente tiene 320 mil habitantes.

La ciudad, en sí misma un museo de historia de la civilización, posee una interesante cantidad de museos, con valiosas obras pictóricas y escultóricas, la mayoría fruto de donaciones privadas, y una profesional curaduría, entre los que se pueden mencionar el Museo del Palacio Venier dei Leoni, Fundación de la filántropo y millonaria Peggy Guggenheim, que exhibe una colección de unos 200 lienzos y esculturas que abarcan casi todos los movimientos artísticos modernos, donde se pueden apreciar obras de Picasso, Miró. Magritte; Mondrian, Malevich, Jackson Pollock y piezas escultóricas de Mario Marini y Brancusi.

No puede dejarse de visitar el Palacio Ducal, situado en la Piazza San Marco y construido entre los siglos X y XI, una de las obras maestras de la arquitectura del gótico veneciano, que fue además fortaleza y sus pozos húmedos fueron convertidos en prisiones para los condenados a muerte. Ya dentro de su patio queda uno encandilado con la Escalinata de los Gigantes y sus hermosas esculturas, lugar que actualmente sirve de escenario a la entrega de los premios de la Bienal de Venecia. Se destacan, también, sus salas decoradas con obras de arte de gran valor cultural, como la del Consejo, adornada con el conjunto de frescos “El Paraíso”, del artista Tintoretto.

Por sus valores arquitectónicos y perfecta conservación del estilo de toda una época tampoco puede obviarse la visita al palacete (Ca’ Moncenigo), enclavado en Salizzadda San Stae, Santa Croce, hoy Museo del Tessuto e del Costume, que posee tejidos de la época, trajes, disfraces y atestigua en su interior la importancia de la familia para la sociedad veneciana del siglo XVII y la impronta cultural que deja la llamada “Escuela Veneciana”, integrada por artistas como Gentile Bellini, Sebastiano del Biombo, Veronés, entre otros, muchos nacidos en otras localidades, pero radicados en Venecia por la pujanza de su vida artística.
El inmenso acervo cultural de Venecia - síntesis de su historia y cultura milenarias - fue reconocido por la UNESCO con la distinción de Patrimonio de la Humanidad, en el año 1987, para el casco histórico de la ciudad y la laguna. Ello ha propiciado que lleguen algunos donativos importantes de entidades internacionales para la conservación de ese acervo y el gobierno italiano prepare un proyecto, denominado Moisés, para levantar unos diques móviles que cerrarían el paso del preciado líquido en caso de aumentos incontrolables del nivel del agua del mar con el fin de evitar la desaparición definitiva de la villa primada. Mientras ello no ocurra trágicamente, Venecia nos seguirá mirando con esa mudez cómplice, por momento desdeñosa y altiva.

sábado, 13 de febrero de 2010

Viaje por la costa amalfitana, Italia







Positano, es uno de los pueblitos
de pescadores que integran la costa amalfitana; se encuentra bañado por el Mar Tirreno y a muchos metros por encima del nivel del mar.

viernes, 12 de febrero de 2010

Viaje por Florencia




Las puertas florentinas de las casas y las iglesias tienen ese encanto medieval, que tanto seduce a los turistas.

Viaje a Roma




En Roma, detrás el Río Tevere, considerado el alma de esa ciudad italiana.