miércoles, 7 de mayo de 2008

Una enfermedad terrible, pero evitable












Obra del ceramista cubano, Alfredo Sosabravo.

El càncer de pulmòn, mata sobre todo, a personas entre los 55 y los 65 años. Es más frecuente en hombres que en mujeres (4 por cada una). Representa el 97 por ciento de los tumores pulmonares. Más personas mueren, anualmente, por este mal que por cáncer de colon, de mama y de próstata juntos, en el mundo. El responsable máximo: el consumo de tabaco.

Por: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana
Para la Revista Ahora, la Salud


Todo comenzó cuando Marcelo R. empezó a sentir una tos persistente por las mañanas, con un constante dolor en el pecho, falta de aliento, vértigo, pérdida de peso, palidez, cansancio y en algunos momentos hasta descubrió sangre en su esputo y presentó signos de disfonía. La carraspera y los repetidos ataques de bronquitis o neumonía lo habían tenido “jaqueado” en el último año y decidió hacerse ver por un especialista en Neumonología para que le diera alguna solución a sus problemas respiratorios. Pero en ningún momento resolvió dejar de fumar y mucho menos olvidó comprar los dos atados de cigarrillos que humeaba a diario y que su médico de cabecera le había recomendado dejara pues ponía en riesgo su vida. Para entonces, ya era algo tarde… los especialistas, después de varios exámenes de rigor, de alta tecnología, entre los que indicaron una tomografía axial computarizada y una biopsia, diagnosticaron un cáncer de pulmón, en estadío III, y recomendaron cirugía inmediata y quimioterapia para darle al enfermo una mayor sobrevida.

Esta es una de las decenas de historias que acontecen con frecuencia en muchos hospitales de nuestro país pues el cáncer de pulmón persiste como un desafío a la medicina, porque a pesar de los avances en las técnicas de diagnóstico y en los recursos terapéuticos, continúan siendo magros los resultados de su tratamiento reflejado en las pocas curaciones en relación con la cantidad de enfermos asistidos. Ello se explica, en buena medida, a que en la última década no existieron sensibles respuestas a los intentos de reducir la exposición a carcinógenos, y también a que no mejoró la detección del tumor en una etapa temprana, lo cual hubiera podido aumentar la curabilidad, pero sobre todo a que todavía no se cuenta con la solución para dicha patología.

Sobre el tema, el Dr. Alfredo Monteverde, especialista en Neumonología y jefe de ese servicio en el Hospital ”Profesor Alejandro Posadas”, ubicado en la provincia de Buenos Aires, expresa que “actualmente, la gran mayoría de los centros de salud no están proyectados ni tienen estrategias para salir a buscar a las posibles personas afectadas con cáncer de pulmón. Los pacientes que se reciben en las consultas de Neumonología o remitidos a Oncología son, en su inmensa mayoría, referidos con diagnósticos presuntivos o casi confirmados y por lo general en un momento relativamente avanzado de la evolución de dicho mal”, dice el experto.

El cáncer pulmonar, broncopulmonar o carcinoma broncogénico es todo aquel tumor maligno, de estirpe epitelial, originado en el revestimiento o las glándulas del árbol bronquial, quedando excluidos los tumores benignos, los pleurales, los metastáticos y otros que aunque comprometen el tejido del tórax se propagan desde territorios vecinos.

Tabaco y pulmones: una alianza difícil

Según los expertos en oncología, de nuestro país, las tasas de incidencia del cáncer de pulmón son muy altas en los países industrializados y latinoamericanos, mientras que son menores en naciones como Sudáfrica y regiones como el sudeste asiático y Asia occidental, aunque ya comienzan a manifestarse un ascenso en las estadísticas también allí. Las variaciones internacionales se explican, principalmente, por la diferencia de prevalencia, en el pasado, del hábito tabáquico. El riesgo tiende a ser más alto en las áreas urbanas que en las rurales. Los estudios epidemiológicos han encontrado asociaciones del riesgo en el tabaco, que constituye el factor más importante habiéndosele atribuido entre el 70 y el 80 por ciento de los tumores de pulmón. El peligro asciende con el número de cigarrillos fumados y la duración de la perniciosa adicción.

“Por lo general, quien ha fumado toda su vida, sea varón o mujer, por igual, tiene entre un 20 y un 40 por ciento más de riesgo de desarrollar cáncer de pulmón que un no fumador. También se observa, en los últimos tiempos, un incremento del peligro en las personas expuestas en forma pasiva al humo del tabaco. En el humo ambiental se concentran más sustancias carcinógenas que en la inhalación directa. Por ejemplo, mientras en el caso del fumador la concentración de esas sustancias dañinas (más de 4.000) llega al 0.6 de una unidad, en la casa de personas no fumadoras se reduce a la mitad (0.3), pero en una discoteca tiene concentraciones de hasta 8 unidades”, confirma el neumonólogo Monteverde, quien se desempeña desde hace 30 años como especialista. También involucra, entre otros factores, a la contaminación ambiental de los núcleos urbanos (estufas, automóviles, industrias), las exposiciones ocupacionales de trabajadores que reciben emanaciones de níquel, cromo, radón, asbesto, alquitrán, arsénico, productos radioactivos, cobre, cobalto y tintas de imprenta y cloruro de vinilo, los factores hormonales de la propia persona que la hacen más susceptible a dicha patología, entre otros. Por otra parte, insiste el experto, existen evidencias epidemiológicas sobre el papel protector de la ingesta de frutas y verduras frescas.

Según cifras del Ministerio de Salud, de Argentina, los tumores de pulmón, son considerados la primera causa de muerte, entre hombres y mujeres. Dicha patología se cobra, al menos, 9.000 vidas por año (una tasa anual promedio, en varones argentinos de 35.0/100.000 habitantes de todas las provincias y en las mujeres es menor, un 9.2 por ciento) y cerca de un millón de vidas en el mundo.

Las frías estadísticas, que muchas veces nos dejan indiferentes, en esta oportunidad, deberían hacernos reflexionar porque representan una verdadera tragedia: la OMS ha dicho que mientras el tabaquismo provoca una muerte cada ocho segundos, a nivel mundial, en Argentina 40 mil personas mueren por año por causas directas o indirectas, relacionadas con este nocivo hábito. Y este “placer que mata” es la causa principal – además y por si fuera poco - de las enfermedades cardiovasculares, las afecciones pulmonares y coronarias, las obstrucciones crónicas (enfisemas) y sobre todo, del cáncer de pulmón, azote número uno en esa lista negra de muertes.

Sobre el tema, el doctor Eduardo Richardet, jefe de Oncología del Hospital Italiano y presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) ha manifestado, en algunas ocasiones a los medios nacionales, que “hay nuevas combinaciones de drogas que han mejorado la sobrevida y hasta permiten la curación de los pacientes con cáncer de pulmón. Existen estudios, por ejemplo, que demuestran las ventajas de quimioterapia adyuvante (post-operatoria para detener el avance de las células tumorales) luego de la cirugía en pacientes en estadíos 1 y 2. Entre las nuevas asociaciones de quimioterápicas destaca la introducción de gemcitabina, en combinación con cisplatino o carboplatino o el erlotinib, que mejora la calidad de vida de los pacientes con cáncer avanzado”, dijo el oncólogo argentino.

Sin embargo, uno de los problemas que enfrentan nuestros oncólogos es incluir las nuevas drogas dentro de los protocolos nacionales. "En teoría, están reconocidas por el Programa Médico Obligatorio, pero en la práctica no es tan simple -dijo Richardet. Las gerenciadoras de salud no siempre lo entienden así. Por eso buscamos un consenso, no sólo como un intento de tratar mejor a los pacientes, sino también para saber qué es lo que podemos hacer concretamente en nuestro país."

El cáncer de pulmón es la patología más conocida y relacionada directamente con el tabaco. Dicha enfermedad es uno de los cánceres más difíciles de tratar porque es muy dificultoso detectarlo cuando se encuentra en su etapa temprana (estadíos 1 y 2) y tratable porque es silencioso, no presenta síntomas. Afortunadamente, el cáncer de pulmón es, en gran medida, una patología evitable.

Basta tan sólo reparar en los ingredientes del tabaco para darnos cuenta de su nocividad. De sus 4.000 compuestos individuales, incluyendo los añadidos para dar sabor, y de su humo se han identificado 43 como carcinógenos. Entre ellos, la nicotina, por los efectos adictivos físicos y psicológicos que provoca, es uno de los venenos más letales al organismo, pero también podrían enumerarse el alquitrán, el monóxido de carbono, el amoníaco, el cromo, el asbesto, el radón, el arsénico, el cromo, el benceno, etc. Y los especialistas afirman que sólo entre el 20 y el 25 por ciento de los fumadores pueden liberarse del tabaco y el nocivo hábito, incluso con ayuda médica. De ahí que se advierta que 20 cigarrillos cotidianos conducen al cáncer de pulmón entre los 10 y los 20 años posteriores.

“Todo el mundo sabe que el tabaco es nocivo, sin embargo son pocos aquellos que, cuando han adquirido el hábito, renuncian a él. ¿Por qué? La habituación al tabaco y el atractivo que ejerce son tan fuertes que sólo un 20 a 25 por ciento de los fumadores pueden liberarse de esa perniciosa adicción, inclusive con ayuda médica, y ello guarda relación con lo que se sabe sobre las otras drogas, tales como el alcohol, la cocaína, etc. Aún los animales, cuando se los ha habituado a la nicotina y tienen la posibilidad de obtenerla, se la administran con regularidad.

El tabaquismo presenta todas las características de las otras enfermedades provocadas por el abuso de drogas. El fumador es entonces un ADICTO. La nicotina no es el único veneno que introduce el fumador en su organismo, también con cada pitada incorpora un poco de otro veneno no menos nocivo, el alquitrán. Este produce irritación; la mucosa normal reacciona a él con inflamación, hipersecreción y tos, reacciones tendientes a eliminar el tóxico, pero el fumador aprende muy pronto a tolerar y luego a hacer caso omiso a estos signos de alarma. Sin embargo, la impregnación con alquitrán por veinte cigarrillos cotidianos conduce al cáncer entre los diez a veinte años”, ha manifestado el médico argentino, Juan José Braun.

Estadificación y esperanzas terapéuticas.

Al indagar acerca del promedio de curación o el de sobrevida de un paciente con cáncer de pulmón, los oncólogos suelen afirmar que una vez detectado dicho mal es preciso estadificarlo (darle clasificación, de acuerdo con la evolución) para saber el protocolo de recursos terapéuticos a utilizar, el plan de acción para contrarrestar el avance tumoral. La estadificación clínica es resultante del examen semiológico, las radiografías, las endoscopias, las biopsias percutáneas o del mediastino, etc. La estadificación quirúrgica comprende otras técnicas más complejas que pueden ir desde la exploración en el quirófano hasta las biopsias por congelación. Todo ello contribuye, además, a indicar tratamientos complementarios, tales como la quimioterapia (mata o detiene el crecimiento de las células cancerosas por medio de la intervención de puntos específicos del ciclo del crecimiento celular) y la radioterapia (tratamiento de primera línea que actúa sobre la célula tumoral impidiendo su crecimiento, reproducción y provocando, finalmente, su muerte).

Hay curación en el 60 por ciento de los diagnosticados en estadío inicial; entre un 40 y 50 por ciento en la segunda etapa; 25 y 40 en la tercera y ya en la enfermedad localmente avanzada o metastásica, el cuarto estadío, sólo el 20 por ciento tiene una esperanza de vida de entre dos y tres años. Pero lo cierto es que, como recalcan muchos especialistas, uno de los problemas más graves de este tipo de tumor es que va desarrollándose, durante años, sin dar síntomas y que sólo cuando se presentan los signos o síntomas de alarma, en el 75 por ciento de los casos, está ya avanzado.

Mucho se ha progresado en los últimos tiempos en todo lo relativo a las técnicas quirúrgicas, en la evolución del riesgo preoperatorio y en la anestesia torácica, en la salida de una nueva serie de medicamentos para células cancerígenas no pequeñas, localmente avanzadas o metastásica. Ello ha llevado a modestas mejoras en pacientes con estadíos I y II, los estadíos III, que representan en Argentina alrededor de 6 mil casos anuales, también han presentado una sobrevida más tranquila.

Cuando se discute sobre cómo identificar signos precoces de la patología, algo que constituye la clave de la prevención, teniendo en cuenta que la enfermedad presenta síntomas sólo cuando está avanzada, se alega de que en los últimos tiempos los rayos X y el estudio de esputo no mostraron su eficacia para reducir la mortalidad, en tanto otra técnica: la broncoscopía fluorescente tiene utilidad en alrededor del 30 por ciento de los cánceres.

Sobre el tema muchos especialistas concuerdan en señalar que “hace años el cáncer de pulmón tenía una variedad histológica llamada epidermoide o escamoso. Pero como la industria tabacalera percibió que los carcinógenos iban en el alquitrán se empezaron a usar unos filtros para poder absorber y atrapar el alquitrán. Sin embargo, esto también absorbe nicotina, entonces el fumador aspira más profundo y debido a ello el cáncer ha cambiado: ahora es más usual el adenocarcinoma, que es más periférico, y es el que detecta precozmente un tipo de tomografía llamada helicoidal. La fluorescencia revela más los tumores centrales o escamosos. Pero todavía no existe ningún método de búsqueda del cáncer de pulmón en población aparentemente sana que haya mostrado reducir la mortalidad”, explican los oncólogos.

Aunque, recientemente, especialistas de la División Torácica del Hospital de Clínicas “José de San Martín”, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, dirigidos por el Dr. Hugo Esteva, desarrollaron una nueva técnica, denominada la broncoscopía autofluorescente, que descubre las lesiones precancerosas y cancerosas tempranas del pulmón. Ella es emplea en grandes fumadores y en quienes padecen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquitis crónica y enfisema, además de los enfermos previamente operados por cáncer del pulmón y con cánceres de las vías aéreas y digestiva alta.

Los expertos, entre ellos el Dr. Esteva, han dicho a los medios de comunicación que ese método aumenta en un 50 por ciento la capacidad de detección temprana de lesiones pulmonares, lo que es crucial en Argentina, donde el 70 por ciento de los enfermos se encuentra en estadíos avanzados, al momento del diagnóstico o sea la detección se realiza cuando el mal presentan los síntomas de forma tardía.
La broncoscopía aprovecha la capacidad de las células malignas de acumular sustancias fotosensibles en proporción mayor que las células normales, hecho que se pone de manifiesto mediante la luz proveniente de un láser o una lámpara especial. Bajo esa luz rara y sin efectos colaterales adversos, se manifiesta la menor capacidad de fluorecer de los tejidos malignos y precancerosos. Dicha técnica demuestra que el tejido enfermo o las lesiones premalignas o bronquiales tienen menos fluorescencia que el normal y con ella se detectan los cambios en la “luminosidad” de los tejidos y se pueden indicar biopsias y otros exámenes confirmatorios. Dicha técnica mejora también las perspectivas de tratamiento de los pacientes, en tanto no necesiten recurrir a la cirugía a partir de la detección temprana de la lesión.

El cáncer de pulmón afecta, sobre todo, a personas entre los 55 y los 65 años. El 80% de los casos acontecen en pacientes con más de 50 años de edad. Esta patología es muy poco común en personas menores de 40 años y es más frecuente entre los hombres; la relación de sexos actualmente es de 4 varones por cada mujer. En las mujeres sigue teniendo una menor incidencia, pero ya en algunos países se ha situado en segundo lugar, después del cáncer de mama. La edad promedio de las personas a las que se les detecta cáncer del pulmón es 60 años, aunque cada vez se diagnostican más casos en sujetos jóvenes.

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