Texto: Juan Carlos
Rivera Quintana
Era la típica cubana, morocha, con una sonrisa hermosa de
oreja a oreja y uno dientes blanquísimos parejos. En la vida real - no en el
cine o el teatro o la televisión, cuando estaba interpretando algún personaje -
se reía con desparpajo, como si quisiera alegrarte la vida. Alina Rodríguez
tuvo una vida de muchos sacrificios para poder estudiar actuación. Fue una
madre joven que se vio compelida a mantener económicamente a su hijito y todo el esfuerzo para estudiar
lo hizo gracias a su madre, que la ayudaba con la atención del pequeño.
Alina es (era) directa, hablaba sin tapujos, con una voz
casi gutural y cierta aspereza de timbre, era gritona y jodedora - como toda
cubana que se precie - y no admitía las injusticias ni la deshonestidad ni los
chanchullos, quizás por eso muchos decían que era difícil, porque no entraba en
tranzas ni en componendas de "quítate tu para ponerme yo".
Pensaba que a todo se llegaba con esfuerzo y sacrificio, no
era para nada ventajera. Sus papeles en cine, televisión y teatro los consiguió
en buena lid, en casting y luchando duro porque confiaran en ella, a pesar de
su versatilidad, de su talento nato para la actuación. Raquel Revuelta fue una
de las primeras que vio esa madera y potencial en ella y le ofreció un papel en
el teatro y a partir de ahí comenzó su carrera actoral en serio y se le comenzó
a tener en cuenta todo el tiempo, porque era la típica mujer cubana, la morocha
hermosa y casi común, la ciudadana de a pie. En ella no había pose alguna,
cuando no le gustaba algo que decías o algún comportamiento te miraba como si
quisiera fulminarte y eso bastaba para que te lo dijera todo…. así era todo el
tiempo
Entre sus roles más recordados en cine, porque era nuestra
cara, la cubanidad del cine nacional… el emblema del cine cubano - con tan sólo
nueve películas, pues irrumpió en la gran pantalla con “Otra Mujer” (1986), de
Daniel Díaz Torres - estuvo la maestra, la Carmela, su última aparición en la
gran pantalla, con el filme: “Conducta”,
en el año 2013, del director Ernesto Daranas. Allí fue la favorita del
público cubano de adentro y afuera, por el tono de su personaje, por su
confianza, porque nos seguía diciendo que todo no estaba perdido, que aún
habían cosas rescatables, que había que pelear, que seguir confiando en los
adolescentes y que era preciso dar la batalla, luchar contra las trabas
burocráticas y los dogmas educativos de la isla, que tanto daño le han hecho a
la formación y el aprendizaje. Con ese personaje recibió el premio de Mejor
Actriz en el Havana Filme Festival New York, del año 2014. En 1991, había
merecido igual galardón, en el Festival Latino, de New York.
Una vez le escuché decir, en una entrevista, que sus roles
de Justa, en la telenovela “Tierra Brava” y su papel de Maria Antonia, en la
cinta del mismo nombre, del año 1990, fueron los que más satisfacciones le
dieron en su vida. Incluso muchos cubanos, a pesar del paso del tiempo, le seguían
llamando Justa, en la calle, y ese era el nombre que ella le hubiera gustado
tener: Justa, porque recordaba aquello de la Justicia, su don más apreciado.
El 28 de julio, en la madrugada, después de una lucha a
brazo partido contra el cáncer se nos fue Alina, nuestra Alina, la de todos los
cubanos… pero se quedó por siempre en nuestra memoria colectiva, en nuestra
retina fílmica, en las oscuridades y la magia de una sala de cine en la isla o
en el visionado desde nuestra computadora, de una película pirateada y subida a
YouTube, para quienes no seguimos
viviendo allí y nos mantenemos al tanto de lo que acontece culturalmente.
Ayer, 28 de julio, sus cenizas fueron esparcidas, por
familiares, amigos y admiradores, en la costa cercana al Restaurante 1830, en
el Vedado, en La Habana, en un sitio al que ella acudía, frente al mar, para
clarificar su pensamientos y limpiar su mente de obstáculos y oxigenar su alma.
Ayer sus restos se mezclaron con el salitre de la isla que tanto amó y por la
que tanto hizo desde la cultura. Ayer, todos rezamos por ella, por Alina… por
la Alina nuestra que ya está en los cielos.
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