jueves, 3 de enero de 2008

Ya nadie quiere...







Obra del pintor argentino, Carlos Tessarolo.








Juguemos a llamarnos Caín y Abel y a esparcir manzanas
y serpientes por las puertas del paraíso, que ya sufre
el efecto invernadero, pues también hipotecó en la
subaste del infierno su capa de ozono. Juguemos a rezar
un Padrenuestro con un Yesterday de fondo, que
a fuerza de no ser himno se convierta en oración para
desesperados e incrédulos. Juguemos a la transmutaciones
de espacios pues me gustaría vivir en otro barrio con un
nombre menos simple que La Lisa y grandes avenidas sin
aguas estancadas. Juguemos a las escapatorias de las
puertas cerradas y el insomnio, aunque ya nadie quiera
llamarse Caín y los Abeles tengan cara de aburrimiento y
complejo de piratas y castigadores.

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