viernes, 19 de septiembre de 2014

La expiación

Obra plástica de la artista cubana Zaida del Río.




 “Hablo de todas las horas y de todos los días
y de todas las estaciones y de todos los años”.

Héctor Viel Temperley, en: “Bajo las estrellas del invierno”.


Escruto las apariciones espectrales que el tiempo ha tachado
Sobre el espejo oxidado y enfermo
Que descansa como culo del mundo sobre la pared de mi cuarto de baño/
Espejo traidor- espejo canalla- espejo campo minado- luna cómplice.
Sobre el cristal brillan en ráfagas los ojos que todo lo han visto
Y que hoy quieren ser degollados sobre la hoja de afeitar,
Los miles de candiles turbios que todo lo han verificado,
hasta las poses más profanas e incómodas,
los cientos de pelos minúsculos que han caído bajo tantos pies anónimos,
las decenas de píldoras embutidas para intentar dormir…
los cientos de profilácticos expulsados por el sanitario,
acaso como todas las lágrimas vertidas en este cosmos organizado    
con sabor a perdón y náuseas/
Lágrimas procaces- lágrimas de cocodrilo- lágrimas mariconas.
Qué vigilia esta de tantos años, qué agudeza y tolerancia
La de mi madre cuando me llevaba con tres años
a ver pasar el tren para que tomara – entonces –
sólo dos sorbos de leche y no muriera de inanición,
Quizás hubiese sido preferible no tragar entonces… zurcirme la boca
me habría ahorrado tanto hastío y despedida vana,
tantas excusas y extravíos/tanto espanto delante del azogue,
donde siempre poso como un alma en pena,
sangrando nuevamente por la nariz
y con la presión que se desata (muda y tramposa) para matarme.
No deseo seguir escuchando los latidos sobresaltados
de mi corazón contra la pared húmeda.
Ansío gritar una oración que arranque todos los desconsuelos de este mundo, pero nunca aprendí a rezar en vano, ni por puta me lo enseñó nadie.
Llevo emponzoñada sobre la espalda un par de alas que ya pesan,
que disimulo rebanándolas de cuajo a diario para no ser diferente
Pero que vuelven a salir  -como por acto de magia - antes del alba,
Entre sudores congelados y fobia a las alturas.
Beso la paz del cristal del baño e intento no más engaños,
Pero otro espantajo se asoma y tomará mi mano pálida que
yace desnuda y vuelca toda su ebriedad en la tormenta de una bañera
Por donde volverá a brotar un agua traslúcida
Que borrará las culpas y mojará mis alas grises
En señal de expiación y flacura de espíritu.

                            Buenos Aires, 31 octubre 2013
                    (Aburrido en una oficina gris donde quiebran las epopeyas).

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