miércoles, 1 de julio de 2015

Otra orilla


 
 
(Obra plástica del artista cubano Humberto Castro).

 

       “Nada es una palabra/ inventada por Dios

        para escupir su desprecio.

        Yo soy la palabra de Dios”.

 

                “Nada”, de Francisco Ruiz Udiel.

 

 
Este puerto no será más una nada inconfesable, una isla blanquecina, si acaso un pequeño hedor a lluvia y frío, una exhalación amarga sin cabos donde atar las olas, ni barcazas donde esconder

                           (toda la soledad crispada de este mundo).

Aquella playa no será más la huella donde quedar tendido, la semilla improbable cuando todo parezca trascender la herrumbre que mutila y                    carcome aquel encuentro.  Mis palabras no serán más la anunciación de otras constelaciones, de ciertos desentonos donde borrar la tristeza de aquella canción que hablaba de fantasmas expulsados,

                                           (frutas renegridas y abandonos),

Que ahora irrumpen mustios desde el fonógrafo de la sala.

Cierta ventana que daba al mar no será más un hueco para recostar

La Mirada cuando todo acabe y sólo quede esa tiniebla para agrandar las sombras que acompañan al peregrino dispuesto a cruzar a la otra orilla.

Porque las existencias  ya no pueden transcurrir serenamente entre

un retazo de refugio con olor a guayaba verde y una playa sin ventanas.

Cierto atardecer con fiebre y  modorra no me recordará más a la abuela, ni su sillón quedará esperando para mecer a la madre cuando se vuelvan a animar los chismes entre las vecinas en medio del patio familiar,

Del que aún siento el olor del aljibe y el soterrado silencio de las mañanas

 Cuando parecía que el mundo se paralizaba y sólo se escuchaba la campana de la iglesia a punto de reventar la torre blanca.

Intento olvidar. Intento edulcorar la espera con un vino granate. Tanteo el escurridizo aire insular que ahora me llega atávico contra el rostro, casi pétreo, con la misma dureza de antaño, simulando otra nueva frontera.

Así… como desenterrando un rostro que ya no alcanzo a recordar.

 

                   Buenos Aires, 10 enero 2011.

                       (Un final de capítulo con menos espontaneidad).  

3 comentarios:

Conchy dijo...

Pura belleza...

Jose Varela dijo...

La Nostaligia, puro veneno, inevitable vino amargo, maquina del tiempo, cuadro enmarcado y clavado en la pared. Este escrito/poema es hermoso, que tal si lo dejas archivado en la biblioteca de tu hipocampus y le escribes a las nuevas piedras del camino que haz construido al andar. Saludos Mr. Cojonudo

Construye tu bienestar dijo...

..cuánto ese olor a guayabas verdes.... lindo poema .... Juanca...