lunes, 8 de octubre de 2007

Día Mundial de lucha contra el VIH-Sida: “La única solución es salir a buscar a los pacientes y hacerle llegar la terapia a quienes lo necesitan”.



Oleo de Remedios Varó, la pintora surrealista española.





El 75 por ciento de las personas infectadas, en el planeta, no recibe tratamiento. Por ello la urgente necesidad de universalizar el acceso a las drogas antirretrovirales, lo que significa que las mismas sean gratuitas y que los pacientes puedan llegar a ellas. “La apatía e inacción gubernamental de los líderes políticos mundiales para combatir ese flagelo es un crimen contra la humanidad”, coinciden en apuntar los especialistas.

Por: Juan Carlos Rivera Quintana
Para la Revista Ahora, la Salud.


La Asamblea General de las Naciones Unidas manifestó su profunda preocupación, en 1998, por el hecho de que el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) se había convertido en una pandemia de proporciones alarmantes. Para entonces, la OMS declara todos los 1 de diciembre como Día Mundial del SIDA. A fines de 2005, habían más de 41 millones de personas viviendo con el VIH/SIDA en el mundo; por ello su combate se ha transformado en uno de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, en el quehacer prioritario de los 191 Estados Miembros de dicha organización internacional. Es decir, que de acuerdo con las estadísticas aproximadamente hay 14. 000 nuevas infecciones diarias de VIH. De los adultos nuevos infectados, en el año 2005, el 50 por ciento son mujeres, por lo tanto la probabilidad de riesgo de infección por la enfermedad es semejante entre hombres y mujeres. La mayoría de los nuevos casos de la infección se detectaron en adultos jóvenes. Aproximadamente el 50 por ciento tienen entre 15 y 24 años de edad y más del 95 por ciento de esos casos fueron en países en desarrollo.

La campaña mundial contra dicho flagelo, (en el 2005 hubo unas 3 millones de muertes en todo el planeta convirtiéndose en la principal causa de fallecimiento en África y la cuarta a nivel mundial) , desde el 2005 hasta el 2010, ha escogido como lema central: “Detener el SIDA. Mantener la promesa”.

Se sabe que los buenos resultados en el control de la epidemia surgen en las naciones con una sólida voluntad política y donde participan amplios sectores ciudadanos. Por ello es responsabilidad de los Gobiernos nacionales diseñar, planificar, ejecutar y evaluar los programas para el desarrollo de sus propias respuestas integrales para el combate del VIH/SIDA. De ahí sus compromisos de aplicar estrategias, a nivel nacional, para hacerle frente al estigma, proporcionando la financiación posible para los tratamientos antirretrovirales, la protección de los derechos humanos y el fortalecimiento de las estructuras de atención, apoyo y tratamiento a las personas que viven con el VIH/SIDA.

Sobre el tema se pronunciaron algunos expertos en el 8vo Simposio Internacional Sida 2006, organizado por la Fundación Huésped, durante cuatro días (del 6 al 9 de septiembre pasado), en la Ciudad de Buenos Aires. En la reunión se analizaron los avances en la lucha contra dicha enfermedad, las nuevas estrategias de prevención, los desafíos actuales no resueltos en los tratamientos, las infecciones oportunistas en la era del HAART (Terapia Antirretroviral Altamente Activa), la prevención primaria y secundaria en grupos de riesgo, los trabajos de consejería, los escenarios prospectivos de la terapia, el laboratorio y la clínica, los microbicidas, la transmisión vertical madre-hijo, el testeo voluntario, las nuevas estrategias para pacientes en fallo, la nueva generación de médicos tratantes, las recientes farmacoterapia, entre otros temas.

Durante las sesiones plenarias, mesas redondas y simposio satélites, de actualización intensiva, donde se ofreció un panorama de la situación epidemiológica mundial, a 25 años del inicio de la epidemia, se discutieron, también, las novedades surgidas en la reciente XVI Conferencia Internacional de SIDA 2006, realizada, recientemente, en Toronto, Canadá y se presentaron nuevas drogas para combatir dicho mal. Entre los disertantes estuvieron el Dr. Pedro Cahn, presidente de la Fundación Huésped y de la Sociedad Internacional de Sida (IAS); el director del Centro for Excellence in HIV/AIDS, de la Columbia Británica, en Canadá, Profesor Julio Montaner, elegido presidente de la AIS para el próximo período 2006-2008; el Director del Centro del Programa para la Investigación en Sida, en Sudáfrica, Dr. Salim Abdool Karim; la Dra. Marta León Monzón, del National Institutes of Health (NIH, USA); Diego Miralles (Argentina/ Bélgica); Gastón Picchio (Argentina/ Bélgica); Rafael Campo (USA); Patricia Insúa (Argentina) y Pedro Chequer (director del programa ONUSIDA- Brasil), entre otros directivos y autoridades en el tema.

Hacer llegar la terapia a quien la precisa

Entre las conferencias más esperadas y concurridas del Simposio, durante la primera jornada, se encontraron las ofrecidas por el Dr. Julio Montaner, relacionada con los 10 años de la terapia HAART y la disertación del Dr. Pedro Cahn, donde se ofreció una valoración de la enfermedad en lo que va del año 2006. El Dr. Montaner, experto e investigador argentino-canadiense, radicado en Vancouver, enfatizó la necesidad de acercar los tratamientos antirretrovirales a la gente que los necesita, ya que no basta con que la terapia esté disponible. Al hablar de la experiencia que se realiza en Canadá, el médico manifestó que llevan adelante otro tipo de praxis para acercar aún más los tratamientos a los pacientes con VIH/SIDA. "Tenemos programas de ‘tratamiento diario observado’ en los que enfermeras y personal sanitario llevan la medicación a la casa del enfermo. Los resultados son excelentes, pero muy caros. Pero hay casos en los que si no, el paciente (drogadictos, personas sin dinero para comer o sin techo, con enfermedades mentales) no puede recibir la terapia. De ahí que ya no existen argumentos para que las políticas gubernamentales en la lucha contra el flagelo se agoten en ofrecer los medicamentos de forma gratuita, sino que también los haga llegar a quienes lo necesitan", advirtió.
Por su parte, el Dr. Cahn resaltó que en la Argentina “hay entre 30 y 35.000 personas en tratamiento antirretroviral de las 90.000 personas con VIH que deberían estar recibiendo tratamiento". A renglón seguido indagó ¿por qué sólo ese porcentaje accede al tratamiento cuando el Estado provee la medicación antirretroviral en forma gratuita? "Nuestro sistema de salud es de puertas abiertas. Es gratuito. Nadie te impide la entrada. Pero si no llegas, mala suerte. Hay un problema de ineficiencia del sistema que hace que sólo puedan acceder los que tienen dinero para pagarse el viaje al hospital, un trabajo flexible como para no perder el presentismo o que tengan con quién dejar a los hijos mientras van a la mañana al hospital”, acotó con pesar.
En la Argentina, las barreras de acceso no sólo se vuelven visibles en el reducido porcentaje de personas con VIH en tratamiento. Según estadísticas hospitalarias, hoy el 30% de los que reciben un diagnóstico positivo para el VIH se entera de que está infectado sólo al ser internado tras haber desarrollado el Sida. "La única solución es salir a buscar a los pacientes y hacerle llegar la terapia a quienes lo necesitan", subrayó el experto, quien detalló que actualmente la Fundación Huésped, que preside, lleva adelante experiencias comunitarias para la descentralización del diagnóstico del VIH/SIDA y contribuye a la creación de grupos de conserjería y proyectos de intervención focalizada, en comunidades vulnerables, que trabajan en la detección de los enfermos y realizan la contención necesaria pre y post-diagnóstico .
"Estamos trabajando en comunidades muy pobres de los municipios de La Matanza, Lanús, San Fernando, Florencio Varela, Moreno, Pte. Perón y Alte. Brown, en la Ciudad de Buenos Aires, y en las provincias de Mendoza, Salta, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, entre otras, donde capacitamos a miembros del equipo de salud del sector público y a voluntarios para promover el testeo de personas para VIH/SIDA y estamos logrando que aumente el número de personas con test realizados. Pero estas son sólo experiencias testigos. No se pueden sostener indefinidamente a través de las ONGs. Se estima que en la Argentina son realmente 150.000 los portadores del virus”, manifestó.
Años atrás, habían organismos, como el Banco Mundial, que sostenía la necesidad de invertir dinero en prevención y no en tratamiento –explicó el Dr. Cahn- pues posibilita “que se contagien menos personas y no hay que gastar tanto en tratamiento, decían entonces”. Sin embargo, un estudio realizado por el Dr. Montaner, publicado, recientemente, en la revista The Lancet, establece que no se puede pensar la prevención del VIH/SIDA aisladamente del tratamiento. A través de un modelo matemático, el investigador demostró que la misma terapia antirretroviral que evita que el paciente infectado desarrolle Sida y fallezca también es beneficiosa para la sociedad, ya que disminuye drásticamente el contagio del virus.
"Si [como define la investigación mencionada] por cada dólar que se invierte en tratamiento se ahorran dos dólares en infecciones, se desbaratan las excusas. No es que no hay dinero. Al ser beneficioso para el paciente, pero también altamente útil para la sociedad, crea una responsabilidad de parte del sistema de salud de que cada enfermo reciba su tratamiento. No tratar a los que lo necesitan es un crimen. La inacción del poder político a nivel global sobre la epidemia de VIH/SIDA configura un genocidio”, remató Montaner, quien además subrayó que a los médicos les resulta muy doloroso enfrentarse a la apatía de los gobiernos, a su inacción política en el tema. “Sabemos lo que hay que hacer, cómo hacerlo y hasta se tomó la decisión de hacerlo, pero esa disposición no se implementa. Si se logra la universalización del acceso a los tratamientos antirretrovirales, que es el objetivo de las Naciones Unidas para 2010, podríamos tener una caída del 50 por ciento en la cantidad de nuevas infecciones”, apuntó el Dr. Montaner. Hay que tener en cuenta que cada día hay 11 mil nuevos infectados y ocho mil muertes como consecuencia del VIH/SIDA.

¿Por qué se necesita una vacuna?

Durante el tercer día de sesiones se desarrolló una sesión plenaria, con la disertación de la Dra. Marta León Monzón, experta argentina, egresada de la UBA, que trabaja, desde algunos años, en el National Institutes of Health (NIH), de Estados Unidos, en la Oficina de Investigaciones para el VIH-Sida, institución que decide, dentro de los centros de salud norteamericanos, a dónde va el dinero para la investigación. La experta que se desempeña en el área de vacunas se refirió a la necesidad de encontrar una vacuna, preventiva o terapéutica, que posibilite un freno a la infección de dicho mal.

“Hace 23 años que estamos tratando de conseguir – dijo la experta argentina.- una vacuna para combatir el Sida, la enfermedad tiene 25 años. Entonces hemos aprendido muchísimo en todos los aspectos; no creo que haya una enfermedad en la cual se haya conocido tanto en tan poco tiempo”. Al indagar en los problemas que existen para conseguir una vacuna explicó que “el virus persiste en la persona; una vez que entró no se elimina. Hasta ahora no se ha podido entender cuáles de todos los mecanismos de inmunidad humana son los que protegería una vacuna, se han probado los más comunes, pero dan un resguardo muy pobre. No hay ningún caso de que una persona, por su propia inmunidad, sea capaz de eliminar el virus o crear los anticuerpos neutralizantes por si mismo”, explicó.

Al abordar los problemas, a nivel experimental, para la obtención de una vacuna eficaz enumeró la variabilidad del virus (su envoltura no produce anticuerpos neutralizantes) y, además, su poder de mutación. “Por ello se busca una nueva vacuna que propicie la aparición de anticuerpos neutralizantes. Hubo una que ya se hizo, fue probada y no sirvió. Tampoco se tiene un modelo animal apropiado, tenemos uno que es semejante, que usa el virus del mono. De ahí es que la vacuna se prueba en el virus del mono, pero hasta ahora los resultados son ilustrativos, pero nunca han garantizado que pueda ser efectiva en los seres humanos”.
Antes de concluir su comparecencia reveló que las vacunas se prueban en tres fases: la inicial con muy pocos voluntarios (seronegativos), en la que se prueba que sea segura, siempre se comienza con una dosis menor y se sube progresivamente, hasta la que se espera dé resultados; la segunda fase (que tiene dos pequeñas fases: la A y la B), en la que se busca alguna respuesta inmunológica de los vacunados y alguna protección y la tercera (una fase extremadamente costosa que precisa de muchos vacunados, entre 18 y 40 años, para poder validar el producto). La experta auguró que de acuerdo con las tres vacunas que se están experimentando (en diferentes fases), en la actualidad, se tendrán los primeros resultados, de factibilidad o no, en el 2009.

El foro hizo un llamado a cumplir con el acceso universal a las estrategias comprobadas de prevención, (como el uso de profilácticos o preservativos, que en algunas naciones falta o escasea, y el testeo voluntario), al tratamiento y atención al VIH- SIDA en la región latinoamericana y el mundo y corroboró que la falta de acción política de muchos estados frente al mortal virus es un genocidio que afecta a toda la humanidad y colocará a dicha pandemia en un lugar más ventajoso de propagación.

Sin dudas, la prevención (uso del condón o profilácticos, reducir las tasas de infección entre los grupos de alto riesgo; la promoción de comportamientos responsables; ejecutar programas de sensibilización en los lugares de trabajo, entre los migrantes y las poblaciones móviles y divulgar la información necesaria entre los jóvenes de ambos sexos para que se mantengan a salvo) sigue siendo el puntal de cualquier respuesta eficaz a la epidemia mundial. Las campañas de educación, asesoramiento y las pruebas voluntarias, los servicios de atención de salud para las personas en riesgo o que viven con el VIH y las campañas para contrarrestar el estigma mortal seguirán siendo las únicas salidas.

Dr. Pedro Cahn.

“El tiempo de cumplir es ahora”

Recién llegado de la XVI Conferencia Internacional de Sida 2006, efectuada en Toronto, Canadá, que contó con la participación de más de 21 mil delegados internacionales (la reunión más concurrida de la historia), y de cerrar su participación en el 8vo. Simposio Internacional de Sida 2006, celebrado en Buenos Aires, el Dr. Pedro Cahn, director de la Fundación Huésped (Organización no Gubernamental argentina, que desde 1989, trabaja intensamente en la lucha contra ese flagelo, no sólo como enfermedad biológica de transmisión entre las personas, sino como una importante problemática social que requiere de la existencia de un entorno comunitario adecuado), Jefe de Infectología del Hospital capitalino De. Juan Antonio Fernández y presidente de la Sociedad Internacional de Sida (IAS), responde el cuestionario (vía correo electrónico) de la Revista “Ahora, la Salud”, a pesar de su escaso tiempo libre y la extensa y ceñida agenda biomédica y científica que desarrolla.


¿Qué valoración hace sobre el XVI Conferencia Internacional de Sida, celebrada en Toronto? ¿A su juicio cuáles fueron los temas discutido allí que tendrán mayor repercusión en el mediano plazo a nivel mundial?

La calidad científica de la XVI Conferencia Internacional de Sida no tuvo precedentes en conferencias anteriores. Entre los temas más importantes se encuentra la promesa que representan las nuevas tecnologías de prevención. La investigación de microbicidas, por ejemplo, podría cambiar el curso de la epidemia al ser un método que puede ser controlado por la mujer. Por otro lado, se presentaron avances que involucran el uso de la terapia HAART como la profilaxis pre–exposición o el modelo presentado por el Dr. Julio Montaner, un modelo teórico que todavía no tiene implicancias prácticas, que podría reducir el número de personas infectadas de 40 millones a menos de un millón. Por último, se discutió la necesidad de contar con programas de reducción de daños así como también la investigación conjunta para elaborar una vacuna preventiva eficaz.

Por otra parte, este Congreso confirmó que la prevención y el tratamiento son dos caras de la misma moneda. Más que nunca los científicos del área biomédica y de las ciencias sociales tienen el desafío y la oportunidad de trabajar mano a mano con personas que viven con HIV/SIDA y las organizaciones comunitarias para alcanzar objetivos comunes.

Por último, la Conferencia dejó también en claro que todo el conocimiento, las investigaciones y las nuevas herramientas no serán eficaces sin el liderazgo político esencial para detener esta enfermedad.

-Usted planteó en las palabras de clausura en el congreso internacional: "No respaldaremos ningún tipo de lista de Schindler al aceptar que mientras aquellos que están incluidos salvan sus vidas, los demás quedan rezagados al sufrimiento y la muerte. Nuestros fracasos tienen consecuencias dramáticas. No podemos seguir aportando leña a la tragedia". Puede hacer una reflexión sobre el tema teniendo en cuenta el liderazgo político, que considera esencial para detener la enfermedad, junto al conocimiento y la prevención, las investigaciones y las nuevas herramientas.

Salvo el VIH, en la epidemia del SIDA todo es preexistente: el estigma y la discriminación, las diferentes formas de ejercer la sexualidad, el uso de drogas, el trabajo sexual, las diferencias de género, la pobreza…. A pesar de los esfuerzos de los científicos, los trabajadores de la salud, las personas que viven con VIH, los líderes de la sociedad civil, aun contando con vacuna y terapia antirretroviral, si no cambiamos las condiciones, la pregunta que debemos hacernos es ¿cuál será la próxima pandemia?

Como dijimos en ocasión del 8º Simposio Científico Internacional SIDA 2006, se acabaron las épocas de los bueno modales. Es necesario mantener la presión sobre los líderes del G8 para que cumplan su compromiso de lograr el acceso universal a la prevención, cuidado y tratamiento para el 2010. Para ponerlo en perspectiva, los U$S 22.000 millones anuales que se requieren para lograr ese objetivo, no es más que la suma que se fugó de la Argentina antes del famoso “corralito” y mucho menos de lo que se “invirtió” en armamentos en la guerra contra Irak.

-Usted manifestaba en la reunión de Toronto que tan importante como la respuesta al VIH-Sida es el compromiso con los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables a la enfermedad y se quejaba de que aún no se puede ni nombrar a las comunidades más afectadas. Por otra parte, llamaba la atención acerca de la escasez de trabajadores de salud en los países en vías de desarrollo para hacerle frente a la pandemia, de los bajos salarios y las pésimas condiciones de bioseguridad con que trabajan. ¿Qué nos puede decir sobre ambos temas y cuáles son sus repercusiones y raíces a nivel sanitario?

¿Es posible hablar de derechos humanos cuando dos tercios de la población mundial viven con menos de 2 dólares diarios? Tan importante como la respuesta al HIV debería ser nuestro compromiso con los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables al VIH/SIDA. La única manera de montar una respuesta efectiva a la problemática es comenzar por bregar por los derechos de los trabajadores sexuales, de los usuarios de drogas, de los hombres que tienen sexo con hombres y de otros grupos vulnerables que deben ser protegidos mediante las reformas legales y políticas apropiadas en cada país del mundo.

Por otro lado, muchos trabajadores de la salud se ven obligados a trabajar en condiciones difíciles: mal remunerados o en condiciones poco seguras. Por otro lado, a pesar del paso del tiempo y de los esfuerzos realizados en ese plano, el estigma y la discriminación siguen estando alrededor del VIH. Nuestra respuesta a la problemática deberá contemplar también el esfuerzo por asegurar entornos seguros de trabajo, el acceso al tratamiento y cuidado y una paga apropiada para las personas de las que dependemos para salvar vidas, prevenir infecciones y mejorar las vidas de las personas que viven con HIV.

-Mucho se habló en la conferencia de Toronto y el Simposio Internacional de Sida, celebrado en Buenos Aires, de la necesidad de que todas las personas, hoy día, conozcan su condición serològica pues existen muchos seres humanos que están enfermos con VIH-Sida y aún no lo saben porque hay un rechazo a la prueba, por todos los estigmas y discriminación que las personas con la enfermedad deben enfrentar, a nivel social. También se disertaba acerca de la necesidad de proteger la intimidad como única forma de instar a las personas a que se realicen el testeo voluntario (Consentimiento informado, Confidencialidad y asesoramiento o Consejería pre y postdiagnóstico, las 3C de la prueba del VIH). ¿Qué nos puede decir sobre el tema?

Conocer la condición serológica es fundamental porque, en el caso de ser positivo, uno puede acceder al tratamiento de manera temprana y mejorar su calidad de vida y al mismo tiempo detener la expansión de la epidemia. Y, en caso de ser negativo, tomar las medidas de prevención adecuadas. Sin embargo, es importante que el testeo se realice en el marco de consejerías que permitan no sólo informar, sino también contener el impacto del resultado.

- A su juicio en qué aspectos medulares se ha avanzado y en qué terrenos nos hemos quedado rezagados en todo lo relacionado con la búsqueda de una vacuna preventiva que brinde una protección duradera o de una terapéutica para tratar eficazmente a los enfermos de VIH-Sida. ¿Cómo anda el tema?

Los esfuerzos por encontrar una vacuna siguen vigentes y es necesario apoyarlos. Sin embargo, no hay en el corto plazo prevista ninguna vacuna que pueda pasar las fases de investigación y salir al mercado. Es por esto que algunas de las nuevas tecnologías de prevención, como las que mencionaba antes, se tornan fundamentales. Más aún, a las herramientas de prevención con las que contamos actualmente solo accede 1 de cada 5 que las necesitan. Esto demuestra que es importante avanzar en la investigación científica pero, fundamentalmente, convertir las estrategias en acción.

No hay comentarios: