domingo, 7 de octubre de 2007

Gritos en desbandada (Poema)



Obra de Remedios Varó.
















Guarda en tu cuerpo todas las memorias
para cuando se nos escapen los ángeles
que ya no duermen
y sólo escuchemos el aullido de un perro
en celo.
Guarda todas tus canciones tristes
que se pegan como cerbatanas a mis oídos
en este concierto de madrugada
que sólo terminará cuando estemos vencidos.
Nuevamente esta asfixia de hereje sin refugio
sabiendo que ya existe lo que busco
miniatura de armario payaso de una sonrisa
horquilla barata de tiangue
muebles comprados al usurero.
Amor, los códigos son tan viejos
como viejas las piedras del camino/ como viejas
las mentiras y el terror a las heridas de antaño.
Si yo pudiera ser arena inocente,
cristal de roca estatua de sal
gritos en desbandada estocada final,
hierba silvestre
lecho temeroso de luz desnuda
pero únicamente alcanzo a ser cristal,
arena, estatua, gritos y lecho,
demasiada fragilidad para jugar a ser sobrio.
He pagado mucho precio por este silencio,
y los ángeles que ya no duermen poco dicen,
pero siguen volando con su lámpara de muerte
y el traidor intenta asesinarnos.
Amor mío, nadie esta noche es tan libre como tú,
sólo que, como dijo un demonio,
el mundo siempre finaliza en altos muros.

Viejo poema de Juan Carlos Rivera Quintana,
sacado del horcón de los cálidos recuerdos.

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