jueves, 20 de septiembre de 2007

Obesidad: "En el año 2020 viviremos en un mundo de gordos"



Obra "La alacena", del artista colombiano, Fernando Botero.


Por: Lic. Juan Carlos Rivera Quintana
Para la Revista Ahora, la Salud

--En el año 2020 viviremos en un mundo de gordos y gordas, aunque el futuro ya llegó porque en muchos países ya se está viviendo ese momento, dice con angustia Jorge Braguinsky, Doctor en Medicina y especialista en Nutrición, y calla por unos instantes como si hubiera dicho una herejía o cometido una infidencia. Nuestro interlocutor es una de las voces más acreditadas en América latina para hablar sobre nutrición y obesidad. Por sus méritos y experiencia es director del postgrado de Nutrición de la Universidad Favaloro; director de la carrera de especialistas en Nutrición y Obesidad de esa misma institución científica y codirector de la carrera de especialistas en Nutrición de la Universidad Nacional de Tucumán. Tras la persiana semiabierta de su consultorio privado, ubicado en Recoleta, en la Ciudad de Buenos Aires, donde dialogamos, se filtra la bruma húmeda y espesa del comienzo invernal.


Adiposidades a la vista!
Nuestro interlocutor dice que la obesidad, según definición de la OMS, apunta al exceso de grasa corporal, cuya magnitud y distribución comprometen, en mayor o menor grado la salud del paciente, o sea no es simplemente el exceso de grasa corporal, sino cuánto exceso hay y cómo está distribuida y explica que no es lo mismo una distribución central abdominal que una periférica en muslos y glúteos. Apunta que la primera es de apreciable riesgo y la segunda no.

“La distribución del tejido graso - acota el experto - parece hoy bastante más importante que el simple exceso, o sea no basta estar más gordo para tener más riesgo. Una mujer puede tener mayor tejido graso en la cola y en los muslos, y no tiene mayores problemas de salud, salvo psicológico porque está molesta con su figura. En cambio, una distribución preponderante en el abdomen implica riesgos metabólicos muy probables. Sabemos que hoy en día es más riesgosa la ubicación grasa en tejidos no adiposos, como el exceso en músculos, hígado, en el corazón o en las células betas del páncreas”, explica pacientemente como si estuviera en su cátedra.

A renglón seguido, recalca que la obesidad como trastorno frecuente en la infancia implica la presencia de dicha enfermedad en la adultez y complicaciones serias de salud, como las patologías cardiovasculares, cerebrovasculares, la hipertensión y la diabetes:

“En este momento el problema de la pandemia de obesidad instalada ya es una situación terrible que está delante de nuestros ojos, pero la población, el cuerpo médico y las autoridades sanitarias no la ven, a pesar de tenerla a la vista. En ese tema el futuro ya llegó porque tenemos proyecciones de cómo y cuánto habrá de obesidad y sobrepeso en el año 2020, pero ya en la actualidad hay más de 10 países que tienen un sobrepeso superior al 90 por ciento de la población, como ocurre en muchas naciones del sudeste asiático.

“El sobrepeso no es igual a obesidad, es menor; se define el sobrepeso en la jerga técnica cuando el Índice de Masa Corporal es superior a 25 o sea IMC > 25 kg/m2. En Estados Unidos es de alrededor de 74 % el sobrepeso, en Argentina de 69 %. Norteamérica es el primer país occidental en sobrepeso y el nuestro ocupa la segunda posición, según la Revista Forbes en su lista de los cien países más gordos del mundo”, confiesa.

De tardanzas y aceptaciones

-Muchos expertos plantean que el tratamiento de la obesidad no es fácil y en la mayoría de los casos conduce a resultados desalentadores. ¿Qué reflexión hace?
“El problema es enorme, pues la epidemia tiene cuatro características: es global, abarca prácticamente a todo el mundo; es progresiva; crece de manera acelerada y es imparable, pero además al hacer una estimación de la cantidad de adultos con obesidad médica (IMC superior a 30), que es estar bien gordo y enfermo, en Argentina, en estos momentos, hay 8 millones y medio de personas con esa patología. Entonces no sólo el tratamiento es difícil, sino que aunque juntáramos a todos los sistemas de salud, cosa imposible, a menos que hubiera un seguro nacional de salud, se destrozaría ese mecanismo si tuviéramos que atender a esa gran cantidad de pacientes.

“Todo ello nos lleva a valorar la importancia de la prevención. Hay como 16 proyectos de ley acerca del tema en nuestra nación, todos bienintencionados pero retóricos. Yo sería el primero en estar de acuerdo con una ley que diga que hay que atender médicamente a todos los obesos. En nuestro país con sobrepeso habría, actualmente, 16 millones de habitantes y 8 millones y medio con obesidad médica, lo que apunta a la imposibilidad de atención por más ley que hagamos.

“Además no hay especialistas, no hay gente entrenada; tenemos en la Universidad Favaloro, bajo mi dirección, la primera carrera de especialistas en Nutrición, con orientación en Obesidad, donde estamos formando 60 expertos, pero recién empezamos. Hay muy pocos profesionales, que podríamos llamar ahora que son verdaderos expertos, aunque no tengan títulos. Los bien entrenados somos muy pocos en este país. A nosotros y a todo el mundo nos agarró tarde, porque la carrera de especialista de nuestro país es la única que hay en el mundo. En la comunidad europea hay una formación de expertos en obesidad, equivalente a lo que estamos haciendo acá, por supuesto con muchos más fondos (este año tiene un millón de euros designado), pero no tiene el nivel de rigurosidad que tenemos en Argentina, aunque tenemos cero peso asignado, salvo las cuotas de los que entran. Tampoco hay servicios hospitalarios y en las obras sociales y mutuales no aceptan la obesidad como enfermedad, ni tienen expertos trabajando en el tema. Entonces cómo vamos a enfrentar la pandemia, si empezamos por no aceptarla.

“Hay que considerar, también, que la obesidad y la diabetes son patologías concomitantes; la diabetes sigue a la obesidad como la sombra al cuerpo. Debido a la epidemia de obesidad hay también una epidemia de diabetes, pero especialmente lo que más nos preocupa en este momento, que alimentará a la pandemia dentro de 10 años, son la obesidad y la diabetes infanto-juvenil. Ahora donde el problema va a ser gravísimo en diabetes es en los países del sudeste asiático, donde llegará a cifras poblacionales de 40 ó 50 por ciento; esos son niveles impensados hace 5 años. En la Argentina tendremos como 10 ó 15 por ciento de diabéticos; algunos expertos ya califican esta patología como una enfermedad asiática, por el tipo de prevalencia que va a tener allí”.

-¿Dónde ve la solución, la salida, se habla mucho de cambiar los hábitos y estilos de vida?
“Todo eso es verso, es una formulación, un síndrome de deseo, porque cambiar el estilo de vida es transformar todo, somos nuestro estilo de vida, nacemos dentro de un estilo de vida y nos formamos dentro de él. Esa es una expresión un poco retórica, lo cual no quiere decir que no sea la solución, pero es infinitamente más compleja que la simple formulación. Tengo muchos pacientes que han bajado 30, 40 kilos porque, a nivel individual, han desplazado la comida como centro de su vida, pero estamos hablando a nivel poblacional y entonces es muy difícil cambiar hábitos y estilos de vida en ese horizonte . Además los más gordos tienen, también, las posibilidades de las cirugías (bypass o banda gástrica) que son muy buenas; a mí me gusta más la banda gástrica para obesos mórbidos, que no es gratuita, le cambia la vida al individuo, pero lo salva.

“Lo que podemos hacer con la pandemia de obesidad, a nivel mundial, no es frenarla, sino tratar de detener un poco su ritmo. Pero si fuera asesor de áreas de Gobierno, en este tema, plantearía no una ley con fines inmediatos, sino un programa multifocal a desarrollar en varios años, en los que participen las multinacionales productoras de alimentos, porque la excesiva disponibilidad de alimentos probablemente sea la fundamental causa de la epidemia de obesidad en el mundo. Ese programa debería intentar generar una cultura del movimiento y de la actividad física y difundiría permanentemente la necesidad de prestar atención a la composición de los alimentos que uno consume, hay que crear mecanismos que frenen la epidemia, que ahora es imparable. Entonces si vamos a hablar en la ley de que la obesidad es una enfermedad y todos los obesos deben ser atendidos esto se convierte en verso puro y la pandemia sigue creciendo y se descalabran todos los sistemas sanitarios. Por ello hay que hacer una política de fondo, no exitista, no inmediatista, sino que vaya al combate directo de los factores, sobre todo contra aquellos que no son genéticos y si podemos luchar”.

¿Cuánta responsabilidad tiene en el crecimiento de la obesidad, la disminución de la actividad física, debido a las comodidades de la vida contemporánea y el bombardeo publicitario de las productoras alimentarias?
“En el año 2005, la disponibilidad calórica per càpita, en los Estados Unidos, fue de 3.800 calorías diarias; algunos habrán tenido 1.500 porque eran muy pobres y otros hasta 5 mil. Estas cifras implican cierto engaño, pero el requerimiento o necesidad calórica per càpita diaria no debe superar las 2.500 calorías o sea que en abstracto cada norteamericano disponía, cada día, de más de mil calorías por encima de las necesitadas. Entonces, cómo no va a existir una epidemia de obesidad con esa disponibilidad calórica.

“El gran departamento de una multinacional no es el de producción, sino el de marketing porque éste hace comprar todo lo que se produce, lo bueno y lo malo. En el año 2004 se introdujeron en los Estados Unidos 13 mil nuevos productos alimentarios, cuando la necesidad quizás era de diez o veinte. Obviamente los departamentos de marketing de todas esas empresas trabajaron para hacernos saber la importancia que tenía consumir esos productos”, concluye.

En recuadro:

Orlistat o Xenical: un fármaco ideal

Al preguntar a nuestro experto qué opina acerca del tratamiento con el Orlistat o Xenical para pacientes obesos nos dice que “es un medicamento que por lo menos en teoría es el fármaco ideal, después la práctica en medicina es siempre más compleja. Se acerca a lo ideal porque disminuye significativamente la grasa que se absorbe de la dieta, de lo ingerido. Si sabemos que la principal causa de obesidad es la ingestión excesiva de grasa en la dieta, tener un medicamento que la disminuya es muy importante. Además está comprobado que ofrece una descenso muy importante de peso y de problemas metabólicos. Yo personalmente lo recomendaría y lo uso bastante con mis pacientes porque les permite hacer dietas no muy restrictivas de grasas a largo plazo con muy buenos resultados”, plantea.

Recuadro 2

¿Cuestión de peso?

Ramón R. (quiere conservar el anonimato) llegó a Buenos Aires, proveniente del interior del país, hace once años, con 72 kilos de peso y muchos menos años, por supuesto. El decursar de su vida sedentaria en una oficina, una alimentación desbalanceada y poco ejercicio físico en su tiempo libre detuvo su balanza, un mal día, en los 91 kilos. Para entonces ya la hipertensión comenzaba a hacerse sentir y precisó orientación especializada y prescripción médica.

En la actualidad, después de una larga dieta de casi año y medio, con sus idas y vueltas, ha conseguido bajar alrededor de once kilos de peso. Pero el gran logro fue haber podido desplazar a la comida del centro de su vida, aprender cómo alimentarse sanamente e incorporar las caminatas a su rutina habitual. “Ahora incorporé a mi dieta muchos más vegetales, camino dos veces por semana y voy al gimnasio cuando puedo. No es lo ideal pero algo es algo, aunque lo más difícil es mantener el nuevo peso”, dice satisfecho de haber bajado una talla de pantalón y camisa, de sentirse más liviano y codiciado por las chicas de su edad.

Merlina estudia Psicología en la UBA. Me mira y sus ojos negros dejan traslucir el color de la tristeza. Pesa más de treinta kilos por encima de su peso y se queja de que en las tiendas no hay ni ropas que le queden cómodas y sólo puede usar zapatillas y nunca se puede poner unos tacos altos. “Cuando se tiene mi altura (1.70) y se está obesa una no se reconcilia con los espejos y las fotografías y les escapa como a una peste”, dice. “Voy al nutricionista con regularidad, estoy medicada pero presento problemas metabólicos serios. Hasta el agua me engorda”, asegura justificándose. “Mi novio me dice, cuando me quiere levantar el ánimo, que no sabe que le han hecho mis ojos, que lo tienen ‘engualichado’. Pero yo temo de que algún día no quiera seguir mostrándose en público conmigo y ni al gimnasio quiera acompañarme, pues aunque tengo una linda cara cuando me miro para abajo y veo tanta grasa en mis muslos, caderas y cola me da mucho pesar, pero ya no sé qué hacer y hasta he pensado en la cirugía como solución más inmediata, sólo espero porque mi médico me la autorice”, apunta resignada.

Esto son sólo dos testimonios, recogidos al azar, en plena vía pública. Ambos, como suele pasar con muchos en esta condición, piden conservar su anonimato y sólo dan su nombre. Alegan que no son ejemplo de nada y que prefieran el bajo perfil. Nada, que al parecer, el programa televisivo “Cuestión de peso” y otros medios de comunicación han conseguido instalar el tema en la discusión social, pero no quitar los prejuicios y la discriminación, que alrededor de la gordura existen en nuestro país. Sin dudas, quien esté libre de culpas que tire la primera piedra.

Recuadro 3

Los veinte más gordos

Actualmente en el mundo existen 1.6 billones de personas con sobrepeso, según la OMS. La lista refleja el porcentaje de sobrepeso, en adultos mayores de 15 años, basándose en el IMC > 25 kg/m2)

Lugar / País %

1- Nauru.................................................94.5
2- Federación Estados de Micronesia....91.1
3- Islas Cook............................................90.9
4- Tonga.................................................90.8
5- Niue....................................................81.7
6- Samoa................................................80.4
7- Palau.................................................. 78.4
8- Kuwait................................................. 74.2
9- Estados Unidos....................................74.1
10- Kiribati..................................................73.6
11- Dominicana...........................................71.0
12- Barbados...............................................69.7
13- Argentina................................................69.4
14- Egipto.....................................................69.4
15- Malta.......................................................68.7
16- Greece....................................................68.5
17- Nueva Zelanda.......................................68.4
18- Unión de Emiratos Árabes.......................68.3
19- México.....................................................68.1
20- Trinidad y Tobago..................................67.9

Fuente: Revista Forbes, 02-08-2007.

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